martes, 27 de abril de 2010

PASTOR ADICTO AL SEXO


Alguien que usted conoce tiene un problema escondido. Puede que trabaje en su iglesia, o quizás sea un pastor en la misma ciudad, la esposa de un amigo, un líder de distrito, un evangelista, o un misionero regresando del campo. Quizás sea su cónyuge o un familiar. Los conoce por nombre, y sabe de sus dones espirituales. Lo que no sabe es su vida secreta de pecado sexual. Lo que usted no ve detrás de las predicaciones ungidas, los dones del Espíritu, y el ministerio exitoso es la profundidad escondida del corazón de esta persona. Allí encontrará la falsedad de "los malos pensamientos,...los adulterios, las fornicaciones" (Mateo 15:19), una maldad tan impura que va en contra de la lógica y razón cuando surge y afecta una iglesia creciente y un matrimonio que parece ser bueno. La penetración de este problema es uno de los desafíos espirituales más grandes que enfrenta la iglesia cristiana en esta era postmoderna.Enfrentar la verdadLos pastores tienen muchos problemas y cualquier persona que duda de eso está espiritualmente dormida (1 Tesalonicenses 5:6). No son solamente los números que indican la seriedad del problema, sino que son parte de la naturaleza del problema. Para entender la anchura y la profundidad de esta crisis los pastores tienen que tener el coraje de abrir las puertas cerradas de su propia vida ministerial y pedir que el Espíritu examine su corazón.


El problema no es la pornografía en el internet ni las muchas oportunidades de pecar sexualmente en la cultura americana saturada con el sexo. Es el potencial de la maldad en nuestro propio corazón junto con la naturaleza secreta de la vida personal de un pastor. Las preguntas críticas que se debe hacer son:* ¿Sigue moldeada mi vida por mis creencias, ideales, y tradiciones como antes?* ¿Mi fe está moldeando efectivamente mi integridad como líder cristiano?* ¿Hacen una diferencia mis creencias en mi vida privada?Yo crecí como hijo de un pastor de Las Asambleas de Dios. Me gradué de Central Bible College en el año 1969. Yo he pasado mi vida adulta en el mundo cristiano, y mucho de este tiempo en el ministerio a los pastores.Existe un silencio fuerte que se tiene que romper antes de poder entender y tratar con el problema verdadero del pecado sexual. Podemos empezar en la superficie con los ejemplos muy familiares, pero también tenemos que ir hasta las profundidades no vistas del corazón humano. En humildad, pida que el Espíritu de Dios examine su mente, busque detrás de las puertas cerradas, y examine lo más recóndito de su corazón.La historia de la dedicación y engaño de JuanJuan (no es su nombre verdadero) había sido misionero por 25 años. El llamado de servir a Dios vino temprano en sus años en el instituto bíblico. Cuando tenía alrededor de 25 años de edad, él y su esposa Judy estaban viviendo su pasión, su llamado, y su sueño de servir a Dios en Nicaragua. Plantaron iglesias y discipularon a los recién convertidos. La obra requería mucho, pero era muy gratificante.Temprano en su quinto plazo en el campo misionero, Juan desarrolló una relación de discipulado con Gloria, una nicaragüense de 19 años. Ella era inteligente, madura por su edad, y tenían una pasión para aprender más acerca de Jesús. Cada vez más, Juan invertía más tiempo en la vida espiritual de este discípulo joven. Ella pasaba horas en la casa de esta pareja y llegó a ser muy buena amiga de Judy. Judy, sin embargo, estaba cada vez más preocupada que su esposo estaba pasando una cantidad de tiempo desproporcionada llamando, mandando correos electrónicos, y hablando con una muchacha tan joven y atractiva. Rápidamente su esposo desairaba sus sospechas, y finalmente acusaciones, con fuertes reproches de su inmadurez, su envidia insignificante, y su falta de compromiso al ministerio. Cuando Judy encontró mensajes de texto en el teléfono celular de Juan que indicaron la medida de su relación física con Gloria, ella tenía la evidencia de enfrentar su pecado sexual y buscar la ayuda de su supervisor.Cuando lo enfrentaron, Juan confesó que había cometido el adulterio durante 5 años. Con su reputación destruida, su carrera como misionero terminada, su esposa destrozada, y el supervisor dejado para resolver el problema, la pareja regresó a los Estados Unidos para buscar asesoramiento y restauración espiritual. Increíblemente, en medio de todo este caos, Juan continuó su relación con la muchacha por medio del correo electrónico. Él racionalizó su conducta diciendo que necesitaba continuar su ministerio con esta muchacha.El enemigo verdadero¿Cómo es posible que un misionero veterano como Juan, llamado por Dios y ungido por el Espíritu, pudiera llegar a ser tan desconectado de la realidad de Dios y de su Palabra? ¿Por qué era un prisionero de sus propios malos deseos? Para Juan y otros, el síntoma del problema es una relación que encuentran difícil de terminar. Para muchos, es la fantasía sexual escondida y la lujuria que pueden resultar en un acto de fornicación o adulterio.A pesar de la conducta, su frecuencia, o duración, ¿por qué es el pecado sexual un problema dominante en el ministerio? Es necesario responder a esta pregunta. Pero frecuentemente se hace durante una crisis involucrando el pecado sexual. Las personas simplemente responden con incredulidad. Sin una explicación adecuada, la gente frecuentemente lo pasa por alto o culpa al diablo por atacar a los líderes cristianos.Tenemos que entender el enemigo verdadero. La ignorancia ya no es una opción. Las mentes y los ojos cerrados por la comodidad de nuestra alabanza y adoración pública son imperdonables. La exhortación de Pablo a la iglesia de Roma se puede aplicar hoy: "es ya hora de levantarnos del sueño." Este es el día y la hora cuando los pastores tienen que "[desechar], pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias" (Romanos 13:11-13).La historia verdaderaDurante los 24 años que yo he ministrado a cientos de pastores y misioneros, he tenido la oportunidad de ayudar a muchos a escaparse del pecado sexual y restaurar su intimidad con Dios y con sus seres queridos. Aunque ahora los nombres y caras se vuelen borrosos, la historia verdadera no ha cambiado. El pecado sexual sigue destruyendo vidas, debilitando matrimonios, lastimando seriamente los matrimonios, y deshonrando el nombre del Señor.Las historias que yo he escuchado son gráficas, inquietantes, y difíciles de imaginar. A veces cuando siento que he escuchado demasiado, me enojo con la destrucción que ha afectado a tantas personas y ministerios. Pero el horror verdadero es invisible, debajo de la superficie, y está en el corazón humano.Los cuentos de lujuria, inmoralidad sexual, prostitución, homosexualidad, mala conducta sexual, adicción a la pornografía, y adulterio no se deben repetir. Pero ignorar los detalles causa aun más negación y corroe espiritualmente a la iglesia. Con demasiada frecuencia, las personas en autoridad tienen la culpa de deshacerse del problema y seguir adelante, pero fallen en enfrentar los asuntos difíciles que existen en el ministerio. Este no es el tiempo ni el lugar para acobardarse ante el horror externo de nuestro hermano caído, ni fallar en examinar el contenido de nuestro propio corazón.Algunas historias no son comunes, y tenemos que estar de acuerdo con Pablo, "De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles" (1 Corintios 5:1).Las historias no comunes* Motivado por la lujuria y fantasía sexual, un pastor y su esposa participan juntos, como grupo de tres, en el sexo con la niñera de 20 años. El pastor racionaliza su conducta al citar las esposas múltiples de los personajes bíblicos.* Por años un pastor de jóvenes corrompe su mente con fantasías sexuales. Finalmente tiene relaciones sexuales con tres muchachas y tiene que ir a la cárcel.* Un pastor llega a tener relaciones sexuales con una mujer casada que él está asesorando. Ella se quedó embarazada, y él pagó el aborto para cubrir su pecado. Al mismo tiempo, su esposa dio a luz a su hijo.* Una pastora del ministerio a las mujeres desarrolla una aventura amorosa emocional con una líder laica. Las dos mujeres finalmente se involucran sexualmente y niegan terminar su relación citando la importancia de sus necesidades espirituales y relacionales.* Un pastor de jóvenes participa en la homosexualidad con varios muchachos jóvenes y se suicida antes de tener que ir a la cárcel.* Un pastor asociado que tiene 19 años de casado ha cometido el adulterio durante 17 años con su secretaria, que también es la mejor amiga de su esposa. Por años ellos prometían a Dios y a sí mismos que terminarían su relación antes de que destruyera a todas las personas en su vida.* La esposa de un pastor de jóvenes deja a su esposo y a sus dos hijos para trabajar en un club de striptease.Las historias comunesLos detalles frecuentemente se repiten, pero el dolor, la culpa, la vergüenza, y las lágrimas dejan cicatrices que no desaparecerán hasta cumplir Apocalipsis 21:4: "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron."Las historias comunes incluyen:* Se descubre que un pastor tiene pornografía del internet en la computadora de su oficina.* Un pastor que comete el adulterio, y nadie se da cuenta por meses, aun años.* Un misionero que se involucra con varios tipos de pecado sexual - clubes de sexo, prostitución legal, y el sexo con jóvenes menores de edad - porque está fácilmente disponible en el campo misionero.* La esposa del pastor que se siente sola y abandonada encuentra consuelo en los brazos de otro hombre.El problema espiritualEn la iglesia, y también en el ministerio, hay adultos con la madurez espiritual de bebés. También hay casos del abuso sexual de niños, la mala conducta sexual, el voyeurismo, la exposición, y la prostitución. Otra vez, es imperativo que los pastores entiendan lo que constituye lo común y no común de los pecados sexuales que pueden existir en su iglesia.La iglesia ya está en peligro de minimizar, racionalizar, o aun peor —cubrir la verdadera tragedia con estereotipos terapéuticos normales. Los pastores no pueden idolatrar la psicología y aceptar sin duda cada nuevo método de cambio y técnica. El pecado sexual es un problema espiritual, no un problema psicológico. Es un problema de la iglesia, y un problema que la iglesia necesita enfrentar, de la misma manera que hizo en el primer siglo.El verdadero horror no se encuentra en el pecado específico que la persona cometió ni en la capacidad inevitable de destrucción que causa el pecado. Sea común o no tan común, el verdadero problema es la condición del corazón del pastor mucho antes de ser sorprendido en el pecado sexual o aun cometer los actos sexuales. La inmoralidad sexual nos debe preocupar debido a la condición del corazón y de la vida que se revela en el acto. Entonces en este momento, y solamente en este momento, el horror puede convertirse en luto (1 Corintios 5:2; 2 Corintios 12:21).Los pastores tienen que hacer caso de las palabras de Pablo: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado" (Gálatas 6:1). No habrá pena ni mansedumbre hasta que los pastores se den cuenta del engaño del corazón humano, del engaño de su propio corazón, y hasta que saquen la viga de su propio ojo. Solamente así la iglesia puede empezar a enfrentar adecuadamente la plaga dominante del pecado sexual.Las imaginaciones del corazónLos pastores, maestros, y líderes de la iglesia no pueden pasar por alto el entendimiento bíblico del corazón y las imaginaciones perversas de su propio corazón. Los deseos malos y la conducta mala son la amenaza primordial. Surgen de las motivaciones profundas de un corazón que se opone al arrepentimiento y a la voluntad de Dios.Estas motivaciones profundas crean una falsa realidad que niega la realidad de Dios. Es importante entender que las imaginaciones del corazón afectan lo que una persona piensa que sabe teológica y espiritualmente en su mente. La mentira de la impureza reemplaza la verdad de la justicia; lo que no es Dios se convierte en un dios. Lo impensable se vuelve lo posible, y aun se pone en práctica. ¿Qué otra explicación hay para un pastor que enseña vehementemente sobre la maldad de la inmoralidad sexual y el mandato bíblico de ser fiel en el matrimonio y después se involucra en el adulterio o pornografía (Hebreos 13:4)?Una vida impulsada por el pecado sexual refleja pensamientos que por mucho tiempo han sido infectados por imágenes sensuales y el placer. Quizás estos pensamientos hayan llegado a ser tan comunes que el pastor apenas se da cuenta que existen. Por lo tanto, lo que él sabe o piensa que sabe teológica o bíblicamente es menos importante que las imaginaciones de su corazón que finalmente le causarán a llevar a cabo lo que piensa.Puede que un pastor justifique las imaginaciones de su corazón por su dolor pasado y actual. Entonces, él encuentra alivio en la intimidad falsa en el internet o puede que lleve a cabo sus imaginaciones por medio de encuentros sexuales con mujeres necesitadas que buscan a alguien que les escuche. Al final, los pastores se engañan a creer que satisfarán sus necesidades relacionales y que conseguirán importancia por medio de estas actividades. Solamente un paradigma bíblico en su corazón le advertirá efectivamente de estos peligros mortales de su alma.La pasión de Samuel era plantar una iglesia en el lado norte de una ciudad que se estaba desarrollándose rápidamente. Samuel y Laura se mudaron al área, encontraron trabajos seculares, y empezaron a evangelizar. Las horas largas y el sacrificio personal, junto con la oración y el ayuno, produjeron resultados continua pero lentamente. Finalmente la congregación pequeña podía pagar a Samuel un salario pequeño. Pero frecuentemente recibió pagos incompletos, y la pareja seguía sin ropa nueva, sin muebles adecuados, y sin un segundo coche que tanto necesitaban.En medio de todo, Samuel y Laura disfrutaban de servir juntos y encontraban satisfacción en el fruto de su ministerio. Diez años después la iglesia había crecido de unas cuantas personas hasta 1.500. La vida y el ministerio eran diferentes ahora. Samuel y Laura tenían una casa nueva, dos coches usados, una cuenta de ahorros, y un templo moderno con un equipo pastoral dedicado.Una noche después de una reunión de ancianos, uno de los líderes de los ancianos apartó a Samuel y le reprendió por ser tan materialista. Mientras manejaba a su casa, su enojo creció y dijo a sí mismo, "Yo he sacrificado durante tantos años, y esa es la gratitud que recibo. Desde ahora en adelante, yo voy a obtener algo para mí mismo.La teología de Samuel era la misma, y él todavía quería predicar la Palabra. Sus pensamientos conscientes, sin embargo, ahora daban forma a las imaginaciones en la profundidad de su corazón, imaginaciones que tenían tanto tiempo allí que él ni se daba cuenta de ellas. Aunque aparentemente estaba dedicado a su pacto de matrimonio con Laura, su compromiso de obtener algo para sí mismo junto con años de lujuria sin arrepentimiento llegaron a ser un peligro grande. La secretaria de Samuel quería su atención y pronto se la daba toda. Su adulterio empezó, pero el pecado de Samuel no terminó hasta que él había seducido a tres otras mujeres que estaba asesorando a tener relaciones íntimas con él.Interés personal peligrosoEl interés personal es un peligro serio. El pecado predispone a las personas, aun los pastores, a pensar que están encima de la ley y que pueden hacer lo que quieren sin importar las consecuencias. En lugar de someterse a Dios como la autoridad primordial en su vida privada, los pastores frecuentemente viven su vida con un enfoque en sí mismos. Empiezan a adorar la creación de Dios (ellos mismos o su ministerio) en lugar del Creador.Esta actitud de su corazón parece liberarlos a controlar su vida y obtener sus deseos. Los pastores, entonces, ya no son esclavos de la justicia sino esclavos del pecado y esclavos de sí mismos. Sencillamente, los pastores llegan a tener un compromiso en lo que ellos creen ser lo mejor para ellos. Esto disminuye su compromiso con Dios y aumenta su compromiso con ellos mismos.En el momento en que su lealtad a Dios cambia, los pastores están en peligro de ser más leales a sí mismos. Antes de darse cuenta, la tentación sexual está tocando su puerta. Reglas en la iglesia que limitan o prohíben tiempo a solas con alguien del sexo opuesto no protegerán a los pastores, ni tampoco paredes de vidrio en la oficina de la iglesia, protección para el internet en las computadoras, tiempos específicos para rendir cuentas, ni una compaña pública para la pureza. Santiago escribió, "sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido" (Santiago 1:14).La seducción del pecado sexual siempre involucra el egoísmo y el engaño de uno mismo debido a los propios deseos. La raíz del pecado se desarrolla principalmente del interés personal de uno, no simplemente de experiencias vergonzosas de la niñez.Timoteo creció en el campo misionero. Como hijo típico de misioneros, él nunca sintió que los demás lo aceptaban. No era japonés, pero hablaba y pensaba como japonés. Tenía un pasaporte de los Estados Unidos, pero cuando estaba allí, no era aceptado entre los otros niños. Timoteo empezó a consolarse con la masturbación en el internado donde estudiaba. Después de un tiempo descubrió la pornografía. Años después, cuando estudiaba a entrar el ministerio, todavía se sentía solo. Con el deseo de ser aceptado, cedió a la oferta del sexo oral cuando visitó a un salón de masaje. Justificó sus acciones al creer que todavía sería un virgen al casarse con Janet porque no había tenido relaciones sexuales.El egoísmoEntre más alto sea el pedestal, más grande la caída. El ministerio, o aun el llamado de Dios, pueden llegar a ser pecaminosos cuando la motivación se convierte en la satisfacción personal. Cuando un pastor está tan preocupado con su ministerio que él mismo llega a ser la persona más importante en su vida personal, el ministerio ha llegado a ser un pecado para él. Los miembros de la congregación, sus familiares, su esposa, y aun Dios mismo empiezan a tener menos importancia para él que su propia opinión de sí mismo y su ministerio. Buscar la aprobación de Dios se intercambia con el buscar la aprobación del hombre cuando el deseo legítimo de ser aceptado llega a una falta de voluntad de arriesgar cualquier desaprobación.Muchas parejeas pastorales que necesitan asesoramiento para tratar con el pecado sexual encajan dentro del perfil siguiente. El pastor es extravertido, entusiasta, y agradable según todos los que escuchan sus predicaciones carismáticas. Pero él empieza a creer que está casado con una esposa de pastor aburrida. Ella no tiene mucha vida, ni sentimientos, ni cariño. Ella ha dado todo y ha cumplido su tarea de hacer que su esposo sea un gran hombre. Él está en un pedestal y es orgulloso, mientras vive una vida doble de pecado sexual. Su lengua de plata es una falsificación del ungimiento de Dios. Su posición en la iglesia le provee una apariencia de autoridad, posición, y poder. Este hombre es dueño de la iglesia local. El solamente toma, no da ni es mayordomo de los dones de Dios.El ministerio puede ser inseguro y frustrante, y algunos hombres obtienen seguridad al controlar y manipular a las personas en su congregación y comunidad. Controlar a otros por medio de hechos simbólicos del ministerio reduce los temores e inquietudes. Al final, ellos solamente están comprometidos a lo que ellos quieren, y reciben lo que quieren —incluyendo el placer sexual. El placer sexual solamente es la decoración, pero su función provee un sentido poderoso de importancia.El engañoSi el pecado sexual es una intimidad falsa —vacía y vana— y una falsificación de la intimidad verdadera, ¿cómo es posible que caigan los líderes llenos del Espíritu? El pecado sexual es un gran engaño. El pastor no solamente tiene que mentir para mantener la doble vida y romper su pacto de matrimonio, pero también está engañado y "extraviado de la sincera fidelidad a Cristo" (2 Corintios 11:3).Cuando un pastor comete un pecado sexual y pierde su virginidad espiritual, está engañado acerca de la culpa moral verdadera y la necesidad del perdón y arrepentimiento. Perder la virginidad antes del matrimonio es algo muy serio, pero perder la virginidad espiritual antes del regreso de Cristo es mucho más espantoso.Los efectos del pecado sexual después de nuestra conversión (compromiso) son más difíciles de entender: "pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo" (2 Corintios 11:2). Las palabras de Pablo están llenas de significado y emoción cuando él se presenta como padre espiritual. Quizás él recordaba la Ley que decía que un esposo que encontraba que su esposa nueva no era virgen podría regresarla a su padre y apedrearla (Deuteronomio 22:20,21).Como Pablo, los pastores son responsables por la pureza espiritual de otros (Filipenses 2:4; Hebreos 3:12,13). Las fuertes emociones de Pablo vienen en la forma de celos piadosos y el temor. Como un líder espiritual, Pablo era responsable por el rebaño y se comprometió a ayudarlo a no desviarse con el pecado. De la misma manera, los pastores tienen que preservar su propia fidelidad espiritual para que puedan proteger al Cuerpo de ser engañado y alejado de una devoción sincera y pura a Cristo.El engaño puede venir desde afuera. Pero sin importar el origen, el engaño afecta la mente y influencia lo que las personas piensan de Dios y ellas mismas y fácilmente las lleva por el mal camino. Entender cómo nos engañan es una cosa, pero protegernos es otra. Frecuentemente no sabemos cuando nos engañan. Esa es la naturaleza del engaño. El engaño ataca la vida centrada en Dios por medio de los pensamientos egoístas y viene del corazón y mente de uno.El pecado sexual es engañoso y afecta la mente para que la tentación frecuentemente no esté reconocido por lo que realmente es hasta después de cometer el pecado. Los cristianos son capaces de ser "extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos" (Tito 3:3).Primero, el engaño esconde lo que debemos entender y considerar claramente —nuestra fidelidad a Dios y a nuestro cónyuge. Segundo, el engaño oculta las consecuencias del pecado sexual para que nuestras mentes no entiendan sus peligros. El engaño nos impide de ver la necedad del pecado sexual en el momento de la tentación. Cuando examinamos el impacto que el pecado sexual tiene en la verdad, en la vida de la iglesia, y en la pureza de nuestra fe, empezamos a entender como es que el engaño es uno de los desafíos más grandes de la iglesia hoy.La naturaleza y el poder del engaño para atacar a la fe de una persona combinado con la sutileza de su corazón egoísta es un arma mortífera contra su alma. Jesús advirtió, "Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará" (Mateo 24:10-12). La iglesia en los Estados Unidos, como la iglesia en Inglaterra, probablemente no desaparecerá. Sin embargo, la moralidad cristiana será cada vez más falsa e impura, dejando la iglesia deformada y los cristianos en peligro de perder sus almas.El descuidado pastoralEl problema no es solamente la mala condición espiritual del liderazgo, sino también la disfunción en cumplir el papel pastoral. El pastor, por descuidado, está destruyendo su propio rebaño. Un laico puede pecar sexualmente y destruir su familia, pero un pastor que comete un pecado sexual daña no solamente a su familia, pero también a la familia de Dios.Rebecca me llamó porque su matrimonio estaba en un desorden total. Estaba furiosa. "Usted asesoró al pastor que cometió adulterio con nuestra asesora mientras que ella estaba tratando de ayudarnos a resolver la infidelidad de mi esposo. Necesitamos ayuda, pero ¿en quién podemos confiar?" Ella no sabía que mientras que su pastor anterior estaba escribiendo sermones para alimentar al rebaño también estaba escribiendo pornografía y dirigiendo a otros al pecado.Ezequiel habló del descuidado pastoral: "Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado" (Ezequiel 34:2,4,5).Las acusaciones de Dios enfatizan el daño que resulta del severo descuidado pastoral. Sin importar la mutualidad de la relación y/o el consentimiento, cualquier mujer que busca ayuda pastoral tiene una necesidad, y cualquier pastor que se involucra sexualmente con ella ha tomado ventaja de su debilidad y él ha satisfecho a sí mismo. La crítica severa de Judas 12 acerca de los pastores que "se apacientan a sí mismos" refuerza la advertencia de Ezequiel que requiere que los pastores vivan según normas más altas y lleven a cabo un ministerio poco egoísta.Solamente tiene que rendir cuentas cuando quiereEn el pasado un pastor era la última persona que se esperaba que cayera en pecado sexual. Esto no es cierto hoy. La vida pastoral es desconectada y aislada, y los pastores son buenos para disimular esto. Además, muchos pastores no tienen que rendir cuentas a nadie y entonces son candidatos perfectos para la tentación.Muchos se preguntan, "¿A dónde va el cuidador cuando necesita ayuda?" También necesitamos preguntar, "¿A quién tiene que rendir cuentas el pastor?" Alguien necesita cuestionar, amonestar, y animar al pastor.Aquí está el problema: un pastor solamente tiene que rendir cuentas cuando quiere. Es por eso que cada serie de preguntas sobre la vida personal termina con, "¿Acaba de decirme alguna mentira?" y "¿Me mintió cuando le pregunté acerca de decirme alguna mentira?" Una persona puede mentir y pasar un detector de mentiras. Entonces, ¿hay una solución? Sí. Pero los pastores tienen que empezar a reflexionar profundamente y permitir que otra persona vea detrás de las puertas cerradas.En una relación mutua de rendir cuentas, los dos hacen las preguntas, y las preguntas requieren repuestas honestas, no solamente una aprobación. Por ejemplo, pregunte a su esposa, "¿Crees que estoy dando a Dios el primero lugar en mi vida?"Pregunte a un diácono de confianza, "¿Puede ver usted alguna debilidad en mi relación con mi esposa?"No busque una respuesta positiva, sino busque información que indica donde puede hacer cambios. Los ancianos necesitan estar firmes en asegurar que su pastor tenga menos trabajo y más tiempo familiar y que este tiempo forma parte de su horario. Si él pone este tiempo como parte de su horario y su vida familiar todavía no cambia, pregunte "¿por qué?"El peligro es una amenaza realAunque los cristianos pueden pensar que la gente generalmente tiene una opinión negativa en cuanto al pecado sexual, esto ya no es el caso. La Iglesia ha entrado en una era en donde los cristianos están diciendo, "La pornografía es solamente para la gratificación propia, una mujer que puede satisfacer mis necesidades emocionales y físicas descuidadas. Una esposa es para manejar el hogar y proveer la apariencia de una familia cristiana."Puede que los principios bíblicos de la sexualidad humana no sean fácilmente aceptados por los nuevos conversos ni guardados por las parejas cristianas que han crecido en la iglesia. El problema no es simplemente una actitud débil hacia el pecado sexual ni la minimización del pecado sexual, sino una falta de reconocer el enemigo verdadero.Las consecuencias del pecado sexual entre los pastores son peores que las consecuencias de la guerra, la enfermedad, el fallo económico, o el terrorismo. Lo que sucede con las personas en esta vida es mucho menos espantoso de lo que les puede suceder en la vida venidera. Jesús dijo, "No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed" (Lucas 12:4,5).Los pastores tienen que estar entrenados a luchar en esta guerra y conocer el enemigo interno. No podemos conocer el corazón de otra persona, pero el engaño impide que las personas enfrentan la verdad de quiénes son internamente. Una evaluación de la oscuridad e ignorancia del corazón de uno no se debe evitar. Una evaluación del pecado interior humilla y toma coraje y sabiduría, pero si los pastores tienen un interés en agradar al Señor, conocer su voluntad (Efesios 5:10,17), y evitar la conducta pecaminosa que entristece al Espíritu Santo (Efesios 4:30), tienen que aceptar este desafío.Arrogancia¿Fallarán los pastores en seguir los principios bíblicos y vivir según una espiritualidad que sigue evitando el problema del pecado sexual? Los pastores tienen que enfrentar cualquier cosa en su corazón y en los corazones de otros que da un consuelo falso y que los desconecta de las advertencias bíblicas (Hebreos 13:4).Cuando Pablo enfrentó el pecado sexual en Corinto, el problema era más que la existencia del pecado sexual y como el conocimiento del problema se difundía. El mayor problema era que la iglesia no tomó ninguna acción para corregir la inmoralidad. El problema de la iglesia era arrogancia (1 Corintios 5:2). La arrogancia ciega al corazón y mente e impide que uno vea su propia condición espiritual o la condición espiritual de su hermano o hermana. El estilo de espiritualidad de Corinto produce una insensibilidad hacia el pecado. Esta insensibilidad hacia el pecado disminuye las consecuencias del pecado sexual en la mente de los que tienen una vida en el Espíritu.Como los Corintos, los pastores no pueden permitir que su espiritualidad llegue a ser autosuficiente en lugar de dependiente de la obra completa de Cristo. Un pastor dijo en una sesión de consejería: "Todos mis intentos de controlar mi pecado sexual fracasaron. La oración, el ayuno, y echar fuera demonios no funcionaron. No podía liberarme. Yo tenía que examinarme a mí mismo y reconocer mi falta de intimidad con Dios. Yo estaba sustituyendo mi sed por Dios con otras cosas. Simplemente yo no conocía a Dios. Yo había sido engañado por un deseo superficial de satisfacer a mí mismo. Encontré la victoria cuando busque ser consumido con el gozo que tenemos delante de nosotros."Busque la realidadLa lucha interna con el enemigo será difícil, pero guardar los mandamientos bíblicos de pureza no será una carga si los siervos de Dios prefieren su santidad ante otras cosas (1 Juan 5:3). Al hacer esto, la meta del pastor no es simplemente evitar el pecado sexual, sino participar en la naturaleza divina. Podemos hacer esto porque "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:3,4).La satisfacción temporal totalmente desaparecerá cuando los pastores responden al llamado radical de buscar la satisfacción completa en Dios. Es un llamado de gozo, libertad, y fidelidad de sacrificio a Dios y otros. Siempre es verdad. Cuando una persona busca encontrar vida por medio de sus propias ilusiones de la satisfacción, pierde su vida. Cuando una persona busca perder su vida en la realidad de la gloria de Dios, encontrará vida.



Fuente: Assemblies of God / USAAutor: Harry W. Schaumburg, D.Min., LMFT, Larkspur, Colorado, es un terapeuta licenciado en el matrimonio y familia y es director ejecutivo de Stone Gate Resources, un ministerio comprometido a dirigir a las personas a dejar el pecado sexual y buscar la intimidad con Dios y otros. Él es autor de False Intimacy: Understanding the Struggle of Sexual Addiction.

viernes, 16 de abril de 2010

LA TENTACIÓN DEL EXCESO


Allí estaban los cuatro hijos con sus esposas y los ochos nietos de un matrimonio que ya había cumplido las bodas de oro. Una familia grande y espléndida, que esperaba con cierta expectativa que abriera el prospecto de los libros que quería enseñarles. Entonces yo era un joven que ganaba mis estudios mediante la venta de libros. Para romper el hielo, les hice una pregunta tan inocentemente desubicada que me desconcertó a mí mismo: “¿Quién es el jefe de esta familia?” Todos quedaron perplejos, se miraron entre sí con cierta incomodidad, y luego, el abuelo aportó una respuesta brillante; señalando a su esposa, dijo: “¡La cocinera!”“Algo se está cocinando” o “todavía está en el horno” son expresiones que usamos a menudo para ejemplificar que algo importante está por suceder. “La cocina” es la metáfora de ese pensamiento, idea o dato medular que se esconde en cualquier proceso o hecho que consideramos importante. Es claro para todos que el lugar donde se elaboran los alimentos es un centro de poder en la vida doméstica, pues es el eje por donde circulan los horarios y múltiples quehaceres de los miembros de una familia. Antes más que ahora. Pero aún hoy, muchas familias conservan la tradición de tener una hora para comer, un lugar donde sentarse a la mesa, un comportamiento casi ritual que indica cómo proceder, qué cosas conversar y qué no decir en ese lugar sagrado del seno familiar.Quizá solo de viejos podamos comprender el valor que ha tenido en nuestra vida la existencia de una compañera que nos preparó los platos más sanos, y que desde el laboratorio de la cocina prodigó salud a toda su familia.Por eso, saber comer es muy importante. Dicen los expertos que a través de la boca el bebé toma contacto con el mundo exterior y construye sus primeras relaciones y conductas. Por esta razón se ha denominado fase oral a la primera etapa del desarrollo, ya que lo que ocurre en torno a la zona bucal desempeña un papel fundamental en la conducta posterior del ser humano.Aunque miles de millones de personas padecen hambre en este mundo, en este país no vivimos bajo la tiranía de la escasez, sino más bien bajo la tentación del exceso. Habitamos una sociedad consumista, dominada por la promoción de la gratificación de todos los deseos. A diario somos bombardeados por la publicidad para vivir bien, comer más de lo suficiente, gratificarnos en todo, olvidarnos de los demás mientras nos amamos a nosotros mismos. La consigna es buscar la autocomplacencia, darnos banquetes, festejar, divertirnos, celebrar, obtener el mayor placer posible. No es cuestión de postergar las apetencias, por el contrario, el mensaje de los medios masivos es: Dese el gusto.Al respecto, la sabiduría de la comentadora bíblica Elena G. de White, que escribió hace más de un siglo, se expresa de este modo: “Nuestro peligro no radica en la escasez, sino en la abundancia. Estamos siempre tentados a los excesos” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 32).Pero todo ser humano es arquitecto de su propio destino. El dominio del apetito no solo construye comportamientos saludables y hábitos ordenados (al regular los horarios y la cantidad y la calidad de los alimentos), también asienta los cimientos del edificio de nuestra existencia. El control de la apetencia configura un patrón básico de la conducta.Un modelo de sobriedad es el profeta Daniel. Vaya el lector a ese libro de la Biblia y reflexione en el ejemplo de dominio propio de aquel siervo de Dios: Prisionero y esclavo de una nación invasora, Daniel adoptó una decisión fundamental que cambió su vida y la historia del imperio de Nabucodonosor. Declara el texto bíblico: “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía” (Daniel 1:8).Como dice Elena G. de White, quizá nuestro pecado hoy sea el exceso. Pero hay consejo y poder en la Palabra de Dios.

Fuente: El CentinelaAutor: Dr. Ricardo Bentancur, escritor, filosofo y teólogo uruguayo, actualmente editor asociado de EL CENTINELA. Doctor en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba; licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de Buenos Aires; licenciado en Teología por la Universidad Adventista del Plata y la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires. Ex redactor de la Asociación Casa Editora Sudamericana, Bs. As., Argentina y actual redactor de Pacific Press Publishing Association, en Idaho, Estados Unidos. Autor de dos libros y de numerosos artículos sobre teología, filosofía de la religión y fenomenología, publicados en revistas de difusión y especializadas de Europa y de las tres Américas.
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