viernes, 27 de diciembre de 2013

Jesús, el CENTRO de las Escrituras


No se trata de un libro que habla sobre Jesús, sino más bien es Jesús hablándonos a través de un libro.
Él es el tema de todo el libro y el personaje central de todas las historias, fue por su palabra que existieron todas las cosas. Aquellos símbolos y ritos que encontramos en la Biblia están allí sólo para llevarnos a Jesús, y el espíritu de todas las profecías, es decir su inspiración, también es Jesús.
En muchas ocasiones se enseñan las creencias de la iglesia por un lado y la fe y Jesús por otra, como si fuera posible comprender la una separada de la otra. Es importantísimo que entendamos que es imposible continuar si primero no aceptamos esta maravillosa verdad, nada en la Biblia puede entenderse sin Jesús, Él es el centro del mensaje y solo a través de Él es posible entender el propósito y la razón de todo, mejor aún Él lo es todo.
Como lo señalara Morris Venden: 

“Al estudiar las doctrinas a la luz de la vida y el carácter de Jesús, y lo que ellas nos enseñan acerca de él y de nuestra relación con él, le encontramos significado a las enseñanzas distintivas de nuestra iglesia, y nos preparamos para compartir esas verdades con el mundo que espera a nuestro alrededor.”[i]

Solo en la persona de Jesús podemos encontrar sentido a las enseñanzas bíblicas, incluso aquellas prácticas del Antiguo Testamento que hoy parecen tan ajenas a nuestra fe
La palabra de Dios
Un padre que tenía que realizar un largo, pero muy largo viaje, no tendría la oportunidad de ver crecer a su hijo por lo que le escribió una gran cantidad de cartas, una para cada etapa de su vida. Tratando de imaginar cada una de las cosas que su hijo tendría que vivir durante su ausencia, el padre le escribió una carta para su primer día de clases y otra para su primer examen. También había algunas cartas para cuando estuviera enfermo o triste y por supuesto le escribió cartas para cada uno de los cumpleaños en los que él no podría estar.
En cada una de las cartas, el padre, incluía la cantidad de tiempo que aun restaba para su llegada, de esta manera el hijo, cada vez que leía una carta sentía que su padre estaba más cerca.
Esta simple historia nos ayuda a entender lo que Jesús quiere decirnos a través de la Biblia.
Jesús se comunica con nosotros por medio de su palabra y es mediante ella que conocemos su voluntad para nuestra vida, en ella encontramos un mensaje para cada circunstancia de la vida y es la Luz que ilumina nuestro camino en medio de la oscuridad.
Jesús dijo: “las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.”[ii]
Esto nos muestra que las palabras de Jesús son diferentes a cualquier otra. Cuando Jesús habla, las cosas cambian. Todo lo que está a tu alrededor existe únicamente por su palabra. El habló e hizo que todo existiera, incluyéndote a ti. Sin su palabra tú y yo simplemente no existiríamos.
Tres conceptos
Al estudiar la Biblia existen tres conceptos que es necesario podamos conocer con relación a ella:
a.       Inspiración: Es un proceso por medio del cual Dios capacita a un hombre o una mujer de su especial elección para recibir y comunicar en forma precisa, competente y fidedignos mensajes de Dios para su pueblo.[iii]
b.      Revelación: es la manera como Dios se muestra al hombre, la forma como se da a conocer. Existen 2 tipos de revelación, la general y la especifica:
·         Revelación general, es el conocimiento del carácter de Dios que se obtiene a través de la historia, la conducta humana, la conciencia y la naturaleza.[iv] Se le conoce como revelación general porque está disponible para todas las personas.
·         Revelación especial, es el contenido del mensaje que Dios transmite a trabes de un profeta por medio del proceso de Inspiración. Este es un mensaje verdadero, digno de confianza y que tiene autoridad sobre nuestras vidas.
Cuando Adán y Eva aun no habían caído aún en el pecado, la relación que mantenían con su creador les permitían verle cara a cara y la naturaleza perfecta trasmitía en todo su esplendor el amor de su creador. Hoy, más de 6000 años después de la entrada del pecado en este mundo no es posible que podamos llegar a conocer a Dios plenamente a través de la naturaleza puesto que contaminada por causa de pecado. Por esta razón Dios en su infinita misericordia nos a dado una revelación especial para poder llegar a conocerle, tanto la Biblia como Jesús, quien es la mayor de todas las revelaciones.
c.       Iluminación: es la obra del espíritu Santo que capacita hoy al oyente, observador o lector para comprender las verdades espirituales guardadas en su palabra y para poder obtener lecciones para su vida en la naturaleza.
Querido amigo, espero de todo corazón que al avanzar en la lectura de este libro descubras que la Biblia es mucho más que un conjunto de reglas o doctrinas. La Biblia: 

“...genera vida, crea fe, produce cambios, asusta al diablo, realiza milagros, sana heridas, edifica el carácter, transforma las circunstancias, imparte alegría, supera la adversidad, derrota la tentación, infunde esperanza, libera poder, limpia nuestras mentes, hace que las cosas existan y garantiza nuestro futuro para siempre.”[v]   

¡Qué maravilloso! no podemos vivir sin su palabra, no podemos estar sin su voz.
Conociéndolo en su Palabra
Si Jesús nos habla por medio de su palabra entonces todos deberíamos tener una Biblia. En realidad nunca hubo tantas biblias como hoy. Pero una Biblia en el estante o abierta sobre la mesa no sirve de nada, carece de valor. Millones de cristiano mueren por falta de palabras de vida. No es posible pretender conocer a Jesús y ser su amigo, si primero no dedicamos tiempo para estar con Él.
Si tú realmente deseas conocer a Jesús estar con Él debe ser tu prioridad, a esto Jesús le llamó “permanecer”. Él dijo: “si ustedes permanecen en mis palabras serán verdaderamente mis discípulos.” (Juan 8:31)
Permanecer en la palabra de Dios día a día, implica por lo menos tres acciones:[vi]
1.      Debo aceptar su autoridad. La Biblia debe llegar a ser máxima autoridad de tu vida: la brújula en la que confíes y que te guíe, el concejero al que escuches para tomas decisiones sabias, y la referencia para evaluar todo. La Biblia debe ser la primera y la última palabra de tu vida. La decisión más importante que puedes tomar hoy aceptar a la Biblia como la máxima autoridad de tu vida, por encima de las costumbres, cultura o tradición. Cuando tengas que tomar una decisión primero pregunta: ¿Qué dice la Biblia? Resuelve que cuando Jesús te diga algo por medio de su palabra, confiaras en ella y lo harás, tenga sentido o no, aunque no tengas ganas de hacerlo.
2.      Debo asimilar su verdad. No basta solo creer en la Biblia sino que debo llenar mi mente de ella para poder ser transformado por su verdad. Para esto hay cinco maneras: 1) Recibirla, recibes las palabras de Jesús cuando la escuchas y aceptas con una mentalidad y actitud receptiva. 2) Leerla. Durante cientos de años solo un grupo muy selecto tenía acceso a la lectura de la Biblia. En aquellos tiempos había algunos que estaban dispuestos a arriesgar su vida con tal de poder leer tan solo un párrafo de la escritura. Hoy todos tenemos libre acceso a ella pero preferimos leer el periódico o mirar televisión. No puedes llegar a ser amigo de Jesús si no le dedicas tiempo. Si tan solo dejas de mirar televisión 15 minutos al día y los dedicas a la lectura de la Biblia, la habrás leído toda al cabo de un año. 3) Investigarla, la diferencia entre leer e investigar esta en formularse preguntas y anotar tus ideas. En realidad no has estudiado la Biblia si no has tomado nota de tus ideas y pensamientos en un papel o cuaderno. 4) recordarla, tu memoria es como un músculo, mientras más lo ejercites más fuerte se pondrá. Los beneficios de memorizar versículos de la Biblia son enormes y solo los descubrirás cuando te atrevas a hacerlo. Al final de cada capítulo he puesto algunos versículos qué harías bien en memorizar. 5) Reflexionar. La idea aquí es que dedique tiempo a la meditación. Muchos creen que meditar es concentrarse en nada o dejar la mente en blanco, pero la meditación bíblica es todo lo contrario, consiste en concentrar el pensamiento. Eliges un texto bíblico y reflexionas en el una y otra vez.
3.      Debo aplicar sus principios. Es completamente inútil recibir, leer, investigar, recordar y reflexionar en la palabra si no la ponemos en práctica. Este es el paso más difícil de todos puesto que a Satanás no le molesta tanto que leamos, investiguemos y meditemos, lo que realmente el no quiere es que lleguemos a practicar aquello que hemos aprendido.

Por
Miguel Ángel Victoriano




[i] Morris Venden. Fe en acción (Buenos Aires: ACES. 1980), 302.
[ii] Juan 6:63 (versión La Biblia de las Américas).
[iii] Ellen G. White, El conflicto de los siglos, viii.
[iv] Gluder Quispe, Grandes temas de la Biblia, 19.
[v] Rick Warren. Una vida con propósito (Miami: Editorial Vida. 2002), 201.
[vi] Warren, 202-207.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Navidad: El milagro de la encarnación


Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer (Gálatas 4:4).
El siglo pasado se inauguró con una mala noticia: Dios ha muerto. La dramática declaración del filósofo alemán Federico Nietzsche no hacía más que expresar el fin del pensamiento respecto de Dios. Como si toda la historia de la filosofía, y con ella toda la civilización, confluyera en esa patética verdad.
Pasaron tan solo cuatro décadas del siglo XX para que otro filósofo, ahora francés, publicara una obra que impactara en el corazón de Occidente: El Ser y la Nada. Jean Paul Sartre ponía al hombre frente al abismo. E inauguraba un pesimismo cósmico que sería sellado con la tragedia de la Segunda Guerra Mundial.
Nada podemos esperar. Venimos de la nada y a la nada vamos. Esta es la condición del hombre según los más agudos exponentes del pensamiento occidental.
Con estas noticias, bien podrían las parteras recibir a cada nuevo habitante de este mundo con las palabras que leyó el Dante en las puertas del infierno: “¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”1 O bien podrían ser ciertas las palabras del poeta Nezahualcóyotl: “Meditadlo, señores.../aunque fuerais de jade,/aunque fuerais de oro,/también allá iréis,/al lugar de los descarnados./Tendremos que desaparecer,/nadie habrá de quedar”.2
Tal es la suerte del hombre.
Pero tengo buenas noticias para darle en esta Navidad. Es verdad que “no hay justo, ni aun uno”, (Romanos 3:10), y que, como la paga del pecado es muerte, todos moriremos (Romanos 6:23). Pero el versículo 23 no termina así, sino de este modo: “Mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. El Creador se apiadó de la criatura: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (S. Juan 1:14). Jesús se hizo hombre para darle redención a la humanidad. Estas son las nuevas buenas que debemos recordar en estos días navideños.

La misión

Todas las facultades y energías de Jesús se concentraron en “la obra”, como él mismo llamó a su misión. A sus discípulos, que le ofrecían alimento cuando atendía a los samaritanos, les dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (S. Juan 4:34). Esta declaración sintetiza el espíritu de su servicio: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura” (S. Juan 9:4). Y cuando en postrera agonía exclamó: “Consumado es” (S. Juan 19:30), proveyó el sacrificio que otorga redención al hombre.
Tal como los corderos eran sacrificados sobre el altar hebreo, el “Cordero de Dios” murió en el altar de la cruz. Entonces alcanzó el triple objetivo de su encarnación:
  • En la cruz se reveló ante toda la creación la justicia del Padre que castiga el pecado; y la misericordia de Dios brilló con fulgor infinito cuando el pecado del hombre fue llevado por el propio Hijo.
  • En la cruz la sangre del Salvador proveyó el medio de reconciliación entre el hombre y Dios.
  • En la cruz comenzó a erradicarse el mal de este mundo.3 Porque fue vencido el diablo. Este proceso de erradicación del mal culminará con la redención final en ocasión de la segunda venida de Cristo.
Todos estos sacrificios tuvieron su preludio en la encarnación. Gracias a su inefable amor por sus hijos en desgracia, el Ser infinito se encerró en un cuerpo de tan solo 100 trillones de células,4 y redujo su omnipresencia al alcance de los brazos de un bebé. A causa de ese amor, la mente que contiene los archivos del universo y los secretos del futuro, vino con la memoria en ceros. Por usted y por mí, el Omnipotente se subordinó a ser un carpintero galileo. Por nuestro eterno bien, el que sostiene toda forma de vida, y sustenta 40 mil millones de sistemas solares,5 llegó a depender de un corazón programado tan solo para un millón de latidos.6
Dios se sacrificó. Nos regaló a su Hijo envuelto en piel humana. Es un regalo de sangre, porque es precisamente sangre impoluta y expiatoria lo que necesitamos para ser salvos, ya que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22).
El Hijo de Dios irrumpió en nuestra historia, se internó en la guarida de los demonios como aliado del hombre. Vino para ser ejecutado como lo serán los perdidos en el juicio final, a fin de que eso no le ocurra a usted. ¡Insondable misterio!
En esta Navidad, “si queremos estudiar un problema profundo, fijemos nuestra mente en la cosa más maravillosa que jamás sucedió en la tierra o en el cielo: la encarnación del Hijo de Dios”.7

por
Ricardo Bentancur
1Dante Alighieri, La divina comedia, Infierno, Canto III, Sentencia 9 en: es.wikiquote.org/wiki/Dante_Alighieri.
2http://www.los_poetas.com/netz1.htm
3Frommel y Gretillat, L´experience chrétienne, citado por Alfred Vaucher en La historia de la salvación (Madrid: Editorial Safeliz, 1988), p. 219.
4Información obtenida de Discovery Channel en español, 2 de septiembre de 2003.
5Ibíd.
6Ibíd.
7Elena G. de White, A fin de conocerle, p. 27.
Fuente: el Centinela
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