domingo, 21 de noviembre de 2010

LA IMAGEN DE ORO DE DANIEL 3: UN SIMIL MINÚSCULO DE LA IMAGEN DE LA BESTIA DE APOCALIPSIS 13

El tema de la adoración es parte notable en el desarrollo de las Sagradas Escrituras desde el Génesis mosaico hasta el Apocalipsis juanino. La primera batalla en este mundo giró en torno de la cuestión de la adoración (Gn. 4:4-8 cf. 1Jn. 3:12); la última también lo será (Ap. 14:9-12). El libro de Daniel, no es ajeno a esta peculiaridad bíblica.

Los primeros versos del libro de Daniel muestran este conflicto con claridad, “vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió […] y parte de los utensilios de la casa de Dios. Los llevó a la tierra de Sinar, a la casa de su dios y los guardó en la casa del tesoro de su dios” (Dn.1:1,2), constituyéndose así como un símil del Gran Conflicto a través de toda la historia, en donde Babilonia (Bábel) “confusión”, ataca al pueblo de Dios, Jerusalén (Yerûshâlayim) “fundada en paz”.[1] El hecho de que los jóvenes hebreos se vean en la necesidad de discriminar los alimentos (Dn. 1:8) muestra también un asunto de adoración (cf. 1 Co. 6:19). Según José Luís Santa Cruz, el libro de Daniel es un libro marcado sobre la adoración en el marco del Gran Conflicto,[2] pues es uno de sus principales tópicos.[3]

No obstante, Daniel 3 de manera especial, presenta un cuadro interesante que no debe ser pasado por alto, pues registra el tema de la adoración en la actitud de los tres jóvenes hebreos: Sadrac, Mesac y Abegnego, ante el pregón amenazador para que adoren a la “imagen” de oro.[4] Este incidente hace real el conflicto entre la verdadera adoración desafiada por Babilonia al confrontarlo con la “imagen de la bestia” de Apocalipsis 13, esto a nivel escatológico.

Sin duda, este capítulo está cargado de lecciones claras de la valentía de fieles adoradores en contraposición a la necedad de un hombre ególatra y la idolatría de sus “seguidores”.



La imagen de oro

Una fecha posible para este evento sería el 594 a.C., cuando Sedecías, como rey de Judá, fue llamado a presentarse en Babilonia (Jer. 51:59), muy probablemente a la dedicación de la estatua de oro.[5]

Nabucodonosor había comprendido que su reino tendría fin, ese fue el sueño que Dios le concedió y le explicó a través del brillante príncipe de Israel (Dn. 2), no obstante, por el orgullo natural humano, a causa de la prosperidad de su reino, decidió cambiar la historia, es por ello que Daniel 3 registra la “imagen de oro” ocasionado por sus propios deseos.[6]

La palabra tselem “imagen” en Daniel 3 es la misma utilizada en el capítulo 2, por lo que se hace evidente la actitud rebelde en contra de los designios de Dios, pues si en el sueño del capítulo 2 su reino (oro) se limitaba a la cabeza de la tselem “imagen, ahora en sus planes y deseos, en la historia que pretendía emprender, su reino (oro) era completo, eterno y duradero, el oro abarca la cabeza, y todo el cuerpo, desde la cabeza a los pies. De principio a fin.

Jacques B. Doukhan menciona que la estatura de oro con medidas de 60 codos por 6, simplemente era la imagen misma de Nabucodonosor. La altura extrema encuentra eco en la arrogancia de un rey que busca impresionar al que recién llega, no obstante, el número 60 en el simbolismo numérico babilónico representa la noción de unidad, Nabucodonosor procura hacer cumplir su voluntad uniendo su reino y la religión.[7]

Claramente podemos inferir que Nabucodonosor estaba ansioso, sino empecinado en que su reino se convierta en un reino eterno. Ello sería posible si se logra la unidad política y religiosa en babilonia. De manera interesante logra juntar estos polos a través de la imagen de oro.

La Biblia señala en expreso que el rey “llamó a los sátrapas, magistrados capitanes oidores, tesoreros, consejeros, presidentes y a todos los oficiales de las provincias para que viniesen a la dedicación de la estatua que había levantado” (Dn. 3:2), en esa reunión y ceremonia de dedicación de la imagen de oro, el pregonero anunció: “Se manda a vosotros, pueblos, naciones y lenguas, que al oir el son de la bocina, la flauta, el tamboril, el arpa, el salterio, la zampoña y todo instrumento músico, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor levantó. El que no se postre y lo adore, en el acto será echado dentro de un horno ardiendo” (Dn. 3:4-6).

Observamos dos asuntos, por un lado está la convocatoria del estado a los líderes políticos y militares a formar parte activa en asuntos religiosos, por otro lado una amenaza terrible a todo aquél que hace caso omiso al edicto. No obstante, es aquí, en el meollo del asunto donde la fe de los verdaderos adoradores de Dios, se ve probada en fuego extremo.


La adoración a sí mismo: Nabucodonosor, el ególatra

La egolatría es la adoración de sí mismo. El primer ególatra fue Lucifer, a causa de su belleza, de su perfección y privilegios en el cielo, se envaneció y deseó ser igual a Dios, quiso ser adorado como Dios, quiso sentarse en el trono de Dios (Ez. 28:17 cf. Is. 14:13,14). Nabucodonosor, había reconocido al Dios de Daniel como “Dios de dioses, Señor de los reyes” (Dn. 2:47). Pero fue más la necedad del hombre que haciendo caso omiso a la revelación que le había sido dada: “Después de ti se levantará otro reino” (2:39).[8]

Del mismo modo, fue el orgullo lo que llevó al querubín protector a desatar un Gran Conflicto. El único que se merece la adoración es Dios, nadie más. La egolatría es contraria a la enseñanza bíblica.

En la actualidad, con el apogeo del postmodernismo, con el afán de forjar una autoestima saludable, se ha caído en terreno fangoso al sobrevalorar el poder humano, con la enseñanza, “tú puedes, tú tienes el poder, etc.” La superación personal resulta buena e interesante, pero lejos de Dios es simplemente una doctrina diabólica.


La adoración a imágenes: Los siervos idólatras de Nabucodonosor

A lo largo de la Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis, existen numerosos pasajes en las que hombres adoran a ídolos e imágenes hechos de diversos materiales, sin embargo en su gran mayoría no pertenecían al pueblo escogido por Dios. La idolatría se practicó desde muy temprano en la historia. Los antepasados inmediatos de Abrahán “servían a dioses extraños” (Jos. 24:2). Los patriarcas se dedicaron a la adoración monoteísta de Jehová, pero miembros de sus familias fueron influidos a veces por la idolatría (Gn. 31:30, 32-35; 35:1-4). El paganismo cananeo era popular por causa de sus bajas normas éticas en contraste con las elevadas de la religión hebrea, y la religión más exigente a menudo era abandonada por la adoración más fácil de Baal.

El problema de la idolatría era tan grave en la antigüedad que los primeros 2 mandamientos del Decálogo se ocupan en forma muy definida de esta fase de la vida religiosa (Ex. 20:3-6). El segundo mandamiento expresa con claridad: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni debajo del agua. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás. Porque el Señor tu Dios soy Yo, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación, a los que me aborrecen” (Ex. 20:4-6).

Satanás siempre buscó desviar a hombres y mujeres de la verdadera adoración, que es “en espíritu y en verdad” (Jn. 4:24). Todo lo que no es del agrado de Dios es del agrado de Satanás. Y si se adora y venera a estatuas e imágenes de preferencias propias, se está desobedeciendo a lo que Dios en su Palabra ha hablado (Ex. 20:4-6) y por ende se está obedeciendo a Satanás.

Daniel 3 presenta a los adoradores de la imagen de oro en cumplimiento del mandato humano. Se evidencia un contraste marcado entre los siervos de Dios, y los siervos de un hombre que se creía dios. Los primeros, son encontrados como fieles a prueba de fuego y los segundos como adoradores de una imagen por temor al “fuego” o por puro gusto probablemente.

Los adoradores idólatras, están pendientes del proceder de los fieles adoradores de Dios. Pero no para seguir sus caminos sino para acusarlos, haciendo la labor de Satanás, el acusador (Zac. 3:1,2), y anhelando que sean juzgados con la pena más dura (Dn.3:8-12), ignorando que serán ellos los que finalmente experimentarán “el fuego voraz” (cf. Dn. 3:22).

Un cuadro marcado de la idolatría en extremo. Por temor a una amenaza ardiente “todos”, ricos y pobres, políticos y militares, extranjeros y oriundos, absolutamente todos son llamados a adorar a la imagen de oro. No obstante, los adoradores falsos, los idólatras tendrán su paga.

En últimas, Dios condena en su Palabra ese tipo de adoración y culto, tanto así que les promete el fuego eterno en el día final “los idólatras […] tendrán su parte en el lago que arde conde fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apo. 21:8). No hay duda la adoración a imágenes es un asunto abominable a los ojos de Dios.


Los adoradores de YHWH: Verdaderos adoradores

En consecuencia en Daniel 3, la “adoración al verdadero Dios es contrastada agudamente contra la idolatría”.[9] Se ve un conflicto marcado entre la verdadera y falsa adoración, la adoración de Sadrac, Mesac y Abegnego en contraposición a la adoración idólatra de todos los que se postraron y adoraron a la imagen de oro.

Los adoradores verdaderos de Dios, no la tienen fácil. Corren el riesgo de morir por su resistencia al mandato de un hombre. Pero no lo hacen por locos o dementes, lo hace por fe, pues creen que Dios los librará, y si no lo hace, igual ellos están dispuestos a no claudicar.

A lo largo de la historia, los verdaderos adoradores se veían amenazados por adorar como Dios quería, esto es evidente en el caso de Caín y Abel. No obstante, el adorador al agrado de Dios estás dispuesto si es posible a sufrir y ser vituperado con tal de hacer la voluntad su Dios.


La imagen de Daniel 3: un símil minúsculo de la imagen de la bestia de Apocalipsis 13

Así en este contexto, la imagen de oro para muchos intérpretes se relaciona con Apocalipsis 13, pues existe una correspondencia esencial con la historia de los tres jóvenes en Babilonia. Así como el levantamiento de la imagen de oro fue precedida de un decreto legislativo para adorar a la imagen bajo una amenaza a todo aquél que se rehúsa, así también se repetirá según Apocalipsis 13 en una escala universal en el tiempo del fin: “Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la primera bestia, para que la imagen pudiera hablar y dar muerte a todo el que no adore a la imagen de la bestia” (Ap. 13:15). ¡Es importante reconocer la tipología esencial entre Daniel 3 y Apocalipsis 13![10]

De esta manera la imagen de oro, representa un símil en relación a la imagen de la bestia, y por sus medidas conjugadas con el número “seis” hacen vislumbrar sencillamente que se trata del “anticristo babilónico”, que obliga al mundo a adorar a la bestia y a su imagen (Ap.13:11-18).[11]

Se observa un marcado paralelismo en todo el capítulo 3 de Daniel con Apocalipsis 14: 9-12, no obstante el siguiente verso es más que suficiente:

Se manda a vosotros, pueblos, naciones y lenguas, que al oir el son de la bocina, la flauta, el tamboril, el arpa, el salterio, la zampoña y todo instrumento músico, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor levantó. El que no se postre y lo adore, en el acto será echado dentro de un horno ardiendo” (Dn. 3:4-6).

Apocalipsis menciona “. Y ordenaba que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente. Y que ninguno pueda comprar ni vender sino el que tenga la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre” (Ap. 13:15-17). Juan continúa diciendo “Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente o en su mano, éste también beberá del vino de la ira de Dios, vaciado puro en la copa de su ira. Y será atormentado con fuego y azufre ante los santos ángeles y ante el Cordero” (Ap. 14:9,10).

La profecía bíblica señala con claridad que en los tiempos finales de la historia, se levantará una imagen para lograr como Nabucodonosor la unidad religiosa, una sola religión. Para ello el poder religioso y político-milita, será más que necesario (Iglesia Católica Apostólica y Romana y Los Estados Unidos de Norteamérica). La ley dominical será la señal visible de su unión, el decreto de muerte contra todos los que rehúsen adorar a la bestia y a su imagen.

Para que la imagen de la bestia se forme, el papado y EE.UU. deben ser referentes en sus ámbitos, el primero como “la autoridad moral excluyente”[12]o en lo religioso y el segundo constituirse como la única súper potencia mundial prominente[13] en lo político y militar. Elena G. de White destaca, “Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose en puntos de comunes de doctrina, influyan sobre el Estado para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América protestante habrá formado una imagen de la Jerarquía Romana, y la inflicción de penas civiles contra los disidentes vendrá de por sí sola”.[14]

Por lo tanto, revisar y analizar la “imagen de oro” en Daniel 3 es de suma importancia pues nos muestra el proceso de cómo será la institución de la “imagen de la bestia” en el tiempo del fin.

Conclusiones

Primero, la fidelidad de los tres amigos de Daniel puesta a prueba, debe ser ejemplo para todo cristiano en todo tiempo, demostrando así que es menester a Dios antes que a los hombres (Hch.5:29). Segundo, la promesa de Dios de estar con nosotros siempre (Jos.1:9 cf. Mt. 28:20) se hace evidente en el desarrollo del relato. Pero no solo está con nosotros, sino que interviene de manera extraordinaria, en el relato, la liberación en cruda situación. Tercero, el fuego es para los que han adorado, adoran y adorarán a la imagen o la imagen de la bestia (Ap.14:10,11). Este es realmente un símil claro de lo que acontecerá el final del tiempo. Finalmente, este capítulo proclama a un Dios que se merece la adoración, porque salva a sus hijos fieles.

En últimas, toda adoración es recompensada, la adoración de los jóvenes hebreos fue recompensada. Fueron librados del fuego consumidor, rescatados por Cristo (Dn. 3:25) y engrandecidos (Dn.3:30).

Por

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví



Referencias bibliográficas:

[1] Merling Alomía, Daniel: “el varón muy amado de Dios” (Lima: Theologika, 2004), 1:190.

[2] José Luís Santa Cruz, “El conflicto entre la falsa y verdadera adoración en el libro de Daniel y su relevancia escatológica” (Tesis Doctoral en Teología, Universidad Peruana Unión, Ñaña, Lima, 2003), 42.

[3] Desmod Ford, Daniel (Nashville, TN.: Southern Publishing House, 1978), 76.

[4] Daniel Oscar Plenc, El culto que agrada a Dios (Buenos Aires: ACES, 2007), 131.

[5] Gerhard Pfandl, “Daniel”, Lecciones para la Escuela Sabática (Buenos Aires: ACES, 2004), 30.

[6] Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel. Sabiduría y sueños de un príncipe hebreo en el exilio (Buenos Aires: ACES, 2007), 44.

[7] Ibid., 46.

[8] Ángel Manuel Rodríguez, Fulgores de Gloria (Buenos Aires: ACES, 2001), 124.

[9] Merling Alomía, Daniel el profeta mesiánico (Lima: Theologika, 2007), 2:83.

[10] Hans LaRondelle, Las profecías del fin (Buenos Aires: 2000), 313.

[11] Merling Alomía, Daniel el profeta mesiánico, 2:85.

[12] Marcos Blanco, “La imagen de la bestia”, Revista Adventista (abril 2005): 17.

[13] Ibid.

[14] Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: ACES, 1975), 498.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL MENSAJE DEL REMANENTE EN EL TIEMPO DEL FIN: EL MENSAJE DE LOS TRES ÁNGELES DE APOCALIPSIS 14: 6-12 - Parte III


2do Mensaje Angélico (14: 8)

Creemos que en este mensaje sólo hay una verdad bíblica que debe de ser
proclamada: La caída de Babilonia. Esta caída implica el juicio condenatorio de este sistema político religioso, y la advertencia a salir de ella (cf. 18: 4).

5. La caída de Babilonia

Este juicio contra la “Gran Babilonia”
[39] es tomado de Isaías 21: 9 y Jeremías 51: 7. En ambas citas se la juzga por su idolatría y por ser perversa con otras naciones.
Babilonia siempre ha sido enemiga de Dios y de su pueblo/iglesia. Fue ella la que lo llevó cautivo a Israel y profanó el santo templo de Dios tomando los vasos de oro (Daniel 1: 2). Por causa de ella, muchos reinos de su época fueron influenciados y contaminados con su idolatría. Por estas razones, es que Dios emite un juicio contra ella.
En Apocalipsis 14: 8 aparece nuevamente Babilonia. Siendo que es un contexto escatológico y a la vez lleno de figuras, y hoy al no existe dicho imperio, obviamente “Babilonia la grande” es un sistema simbólico. No obstante, a pesar de su simbolismo, hay una semejanza entre Babilonia Antigua y Babilonia la grande.
[40]
En el juicio tanto a Babilonia Antigua y la apocalíptica, ambas reciben un juicio emitido: “Ha caído, ha caído Babilonia”. ¿Por qué su caída? ¿En qué consitió/te dicho juicio? En primer lugar, este juicio tiene como objetivo determinar que Babilonia está condenada. A pesar que ella aun siga existiendo, puesto que reaparece en Apoc. 18: 4, ella ya obtuvo la condena eterna. Y en segundo lugar, su caída va de la mano con su idolatría y blasfemia. En el aspecto religioso y moral. Por lo registrado, Babilonia llegó al colmo con su inmoralidad. A tal punto de ser representada a través de una prostituta (Ap 17: 1-5).[41]
Esta mujer impura, por estar en un contexto de adoración y persecución, representa todo el sistema apóstata mundial que va en contra del remanente. Dicho sistema está mezclado entre el poder religioso y político (cf, con Ap 13: 9-18; 17: 1-5).[42] Como declara LaRondelle “La Babilonia apocalíptica, entendida como la cristiandad apóstata, culmina en una alianza de poderes eclesiásticos y políticos civiles para consolidar el dominio religioso sobre la tierra”.[43]
Dicha unión fomentará una idolatría y una inmoralidad mundial. Estas acciones tienen relación con las verdades bíblicas expresadas en el MTA, en especial con “los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo” (cf. 12; 17 y 14: 12). Es por este motivo que el remanente entra a tallar. Mientras Babilonia embriaga a las naciones (14: 8), el Remanente proclama las verdades expresadas en Apocalipsis 14: 6-12. Ambos, tanto el Remanente como Babilonia, tienen su respectiva Misión. Por un lado, Babilonia embriaga a las naciones para no reconocer y no aceptar el poder salvífico de Dios y las verdades expresadas en la Biblia, y por otro, el Remanente testifica para reconocer el poder salvífico de Cristo y las verdades que se encuentran en su Palabra.
Además, el remanente, a través del segundo mensaje, proclama la caída de Babilonia y advierte al pueblo de Dios que está en ella (Ap 18: 4), a salir con el fin de que no se sigan contaminando. El remanente debe de recordar que ellos también han sido llamados a rescatar al pueblo de Dios invisible de las manos de esta ramera.
[44]

3er Mensaje Angélico (14: 9-12)

En este mensaje se puede extraer cuatro verdades que deben ser proclamadas: (6) La marca de la bestia, (7) Los mandamientos de Dios, (8) Fe en el Espíritu de profecía, y (9) El Santuario. Por más que el cumplimiento de las acciones desarrolladas en este mensaje es para el futuro, el remanente debe desde ahora enseñarlas con un fin preventivo, y no condenatorio.

6. La marca de la bestia

Marca viene del término gr. jaragma y es usado una sóla vez en Hechos (17: 29) y tiene relación con la idolatría. El resto de veces aparece en Apocalipsis y se refieren a la marca de la bestia (13: 16, 17; 14: 9, 11; 19: 20).
La marca de la bestia en Apocalipsis, siempre va acompañada de “la adoración a la imagen”; y su contexto, está en un contexto escatológico de adoración mundial. Esto hace concluir que la marca tiene relación con la adoración.
[45]
Se ha analizado anteriormente que adoración guarda relación con el cumplimiento de la ley. Que cuando uno desea adorar a Dios con su vida, lo hace guardando sus mandamientos. Siendo de esta manera, si adoración tiene que ver con obediencia a los diez mandamientos, y la marca de la bestia está en un contexto de adoración, es probable que la marca de la bestia tiene mucho que ver con los mandamientos de Dios.[46] Especialmente con los cuatro primeros.
Al relacionar la marca de la bestia con los mandamientos, se puede notar el empeño de Satanás y sus representantes de abolir totalmente la ley de Dios. Y esto es registrado en Apocalipsis 12: 17, donde el Dragón no sólo hace guerrea contra el remanente sino también contra los mandamientos de Dios. Esta batalla, es ampliada en el capítulo 13, especialmente en el contexto de la adoración mundial (13: 14-18).
Anthony MacPherson hace un estudio sobre la marca de la bestia en relación a los mandamientos de Dios. Él concluye que existe relación entre los mandamientos de Dios y “las señales” en el AT. Al parecer, los mandamientos son considerados como “señales”. Por ejemplo, la circuncisión (Gn 17:11), la marca en la frente o en el brazo (Ex 13:9, 16) y el sábado (Ex 31:13, 17; Ez 20:12, 20). Dichos mandamientos, en base a Génesis y Éxodo, se caracterizaban por: (1) ser recordados: los mandamientos y el evento de la liberación del Éxodo, (2) identificaba señales de una especial relación entre Dios y su pueblo.
[47]
Esta marca es colocada en la frente o en la mano derecha (13: 16). Enrique Treyer, al estudiar los términos sobre la mano y sobre la frente en el AT, concluye:

“Sobre la frente… sobre la mano” designan una experiencia íntima y profunda entre el hombre y Dios, o un amor particular de Dios por su pueblo […] No se trata de una relación profunda entre el hombre y s Creador, sino de una relación espiritual muy íntima entre el hombre y los poderes del mal que operan milagros engañadores”.
[48]

Esto hace suponer que aquellos que tienen la marca de la bestia en la frente o en la mano, son personas que voluntariamente se han dejado marcar. Al dejarse, ellos libremente se someten a la autoridad de las bestias y deciden ser fieles a ellas. Esta fidelidad implicará rechazar la ley de Dios, y por ende, la autoridad divina.
El tercer ángel también advierte que aquellos que deciden tener la marca de la bestia serán castigados con el “furor de Dios” (14: 10) con el fin que no tengan descando (vv. 11) y así obtengan la muerte eterna. De esta manera, este mensaje proclama las consecuencias de no aceptar el sello de Dios, y sí la marca de la bestia.
El remanente, sabiendo que este mensaje es más para el futuro que para el presente, debe de proclamar este mensaje como algo preventivo, y no condenatorio. Aun no es el tiempo de la marca de la bestia tal cual lo describe Apocalipsis 13. El énfasis de esta verdad es darle el debido lugar a la ley de Dios, y no condenar a aquellos que la rechazan.


7. Los Mandamientos de Dios

Mandamientos (gr. entolé), aparece en Apocalipsis 12:17 y 14:12 dando a entender que se refieren a los mismos. ¿Cuáles? Los diez de Éxodo 20. Por las siguientes razones:
(1) Para los sinópticos y para Pablo, entolé son los diez mandamientos de la ley y la máxima expresión del amor (Ro 13: 9,10); y, es probable, por el tiempo de escritura, que Juan haya tomado la palabra entolé de los sinópticos.
(2) El contexto de Ap. 12:17 y 14:12 tiene como marco referencial el Santuario Celestial (Ap 11: 19; 15: 5-8), por lo tanto, “los mandamientos” son los 10 de Éxodo 20, puesto que las tablas de la ley eran guardadas en ese lugar.

Estos mandamientos cumplen cinco funciones en el contexto escatológico: (1) Son el centro del ataque de Satanás y sus instrumentos, especialmente en los cuatro primeros; (2) Es la máxima expresión del amor tanto a Dios como al prójimo; (3) Al ser obedecidos reflejan los frutos de la fe; (4) Es una de las características que idenfitifican al Remanente (el Remanente del tiempo del fin tendrá los diez mandamientos como estandarte); y (5) Guarda relación con el sello de Dios. En otras palabras, sólo aquellos que observen la ley divina, serán los que recibirán el sello de Dios.
Al cumplir estas funciones, el remanente predica y testifica, a través de sus actos, el verdadero significado de la ley: El amor (Ro 13: 8-10). Al guardarlos, ellos están reflejando el carácter de Dios y glorificando su Nombre a todas las naciones. Están dando una correcta adoración a Dios y no a las bestias. Y son ellos los únicos que poseen el sello de Dios, el cual les garantiza la vida eterna.

8. Fe en el Espíritu de Profecía

Para poder comprender esta verdad, hay que relacionar Apocalipsis 14: 12 con 12: 17 y 19: 10. Al hacer esta relación, nos podemos dar cuenta que los tres guardan semejanza.
(1) Por un lado, en el 12: 17 el remanente tiene el testimonio de
[49] Jesús, por otro, en el 14: 12, los santos guardan la fe de Jesús.
(2) Al hacer el paralelismo entre ambos textos, se puede notar que testimonio va en paralelo con fe. Esta relación, más que enfatizar características distintas del remanente, indican la fe del remanente en el testimonio.
[50]
(3) Este Testimonio es paralelo con los profetas del cap. 19: 10. Lo cual indica que el testimonio de Jesucristo es el Espíritu de profecía.

El “Espíritu de profecía” o “el don de profecía” (1 Co 12: 8, 10), es uno de los dones espirituales que reciben los profetas (ver Ap 22: 8, 9). Dichas personas son aquellas que hablan de “parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (2 P 1: 21). En otras palabras, el “Espíritu de profecía” es el mismo Espíritu Santo dando “testimonio de Jesucristo” a través de sus siervos.
El “testimonio de Jesucristo” también incluye los mensajes dados por Jesús al estar en la tierra. Es tomar como “regla de fe, de inspiración y de autoridad” cada dicho, incluyendo lo tomado del AT.
No obstante, no sólo el NT habla acerca de Jesucristo, el Espíritu de Profecía también profetizó de él en el AT. En Apocalipsis no se usa los términos “AT” para referirse a las profecías mesiánicas dadas por los profetas, más bien, se utiliza la expresión “Palabra de Dios” para referirse a lo mismo. Simplificando, hablar de la “Palabra de Dios” en Apocalipsis, es hablar del testimonio del Antiguo Testamento. Como lo aclara LaRondelle, “‘la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo’ es el mensaje profético del Antiguo Testamento y el testimonio apostólico del Nuevo Testamento”.
[51] Mario Veloso sintetiza “Guardan también el testimonio de Jesús. El testimonio del Apocalipsis, el testimonio de la revelación histórica, toda la Escritura y el testimonio escatológico, que es la revelación de
Dios dada en el tiempo del fin. El Espíritu de profecía completo”.
[52]

El mensaje del tercer ángel registra que los santos tienen confianza en el Espíritu de profecía. Mientras los pobladores de la tierra confían en el “falso profeta” (Ap 16: 13), el remanente tiene fe en los verdaderos profetas de Dios.
Aquella fe del remanente tiene que ser proclamada. El mundo debe de saber que la verdad fue relevada a los profetas. Que e sus escritos fueron inpirados y están en la Palabra de Dios. Que cualquier palabra o imposición de las bestias y de Babilonia no son autoritativas sino sólo lo registrado en la Biblia.
En el tiempo escatológico, en una época donde se desconfía en la Biblia, donde sus verdades están siendo pisoteadas, e inclusive re-interpretadas, el mensaje del tercer ángel es claro: “Confíen en la Palabra de Dios. Hagan caso a los profetas. No duden. Obedezcan. Lean, recuerden y crean las palabras de Cristo y permanezcan fieles hasta su venida”.
Para un buen cumplimiento de la Misión, el remanente debe de guiar al mundo a la Biblia. Y sólo a ella.

9. El Santuario

Aunque esta verdad no está explícitamente en el MTA, creemos que, en base al contexto de Apocalipsis 12 al 14, el Santuario Celestial (o Tabernáculo/Templo [Cf. Ap 15: 8]) es el marco de referencia de estos capítulos. Por lo tanto, todas las verdades proclamadas por los tres ángeles giran en torno a este lugar celestial.
Esta relación ha venido desde los días de Moisés. Desde aquella época guardaba correlación el santuario y las verdades que Dios deseaba que su pueblo y el mundo conozca. Damos cuatro ejemplos:
(1) El santuario y el evangelio: por medio de la sangre de los animales, Dios expiaba a su pueblo (Lv 16: 16). Aquella expiación tenía como objetivo el perdón y la purificación de los pecados con el fin de salvar al ser humano, quien por fe, se acercaba para poder recibir oportuno socorro. A través de este acto, el judío era partícipe de la verdad del evangelio. Como declara Goldstein “El evangelio fue predicado al pueblo de Israel mediante el servicio del santuario: una representación gráfica de todo el plan de salvación”.
[53]
(2) El santuario y el juicio: era desde el santuario terrenal donde Dios realizaba y emitía sus juicios (Nm 13:32; 14:2, 10, 23; 12:1, 4, 5; Sl 9:7, 8).
(3) El santuario y la ley: las tablas de la ley fueron guardadas en el lugar santísimo, específicamente en el arca del pacto (Ex 25:10-21).
(4) El santuario y el Creador: era en este lugar donde Dios se presentaba a través de una teofanía, y recibía adoración por los hebreos tanto por ser su Creador como su Redentor (Ex 5: 15).

A través de estos ejemplos se puede notar que muchas verdades bíblicas fueron enseñadas por Dios a través del Santuario Terrenal. De esta manera, siendo que el Santuario terrenal (tipo) es sombra del Celestial (anti-tipo), es lógico pensar que las verdades bíblicas proclamadas por los tres ángeles también tienen que giran en torno al Santuario Celestial.
En el tiempo del fin no sólo se debe de proclamar las ocho verdades estudiadas a lo largo de esta investigación. Se tiene que enseñar acerca del Santuario. Que a través de ese lugar, Dios está salvando al seres humanos. Que en aquel lugar tenemos a un Sumo Sacerdote intercediendo (1 Ti 2: 5) por nosotros. Que si hemos pecado, y si nos acercamos confiadamente ante el trono de la gracia, Él está presto a intercer ante el Padre con el fin de poder recibir la expiación de nuestros pecados (1 Jn 2: 1; Heb 2: 18; 4: 16).
Los moradores de la tierra tienen que saber que hay un lugar de eterna redención en el cielo, y ese es el Santuario Celestial.

Conclusiones

(1) Apocalipsis 14: 6-12 registra nueve verdades básicas, no únicas, que se deben de proclamar en el tiempo del fin: (a) La justificación por la fe; (b) La santificación; (c) El juicio pre-advenimiento; (d) El creacionismo; (e) La caída de Babilonia; (f) La marca de la bestia; (g) Los mandamientos de Dios; (h) La fe en el Espíritu de profecía; (i) El Santuario.
(2) Todas estas verdades bíblicas giran en torno al evangelio eterno. Si se va a predicar sobre la ley de Dios, se debe de hacer teniendo como base el evangelio. Si se quiere proclamar sobre la marca de la bestia o la caída de Babilonia, hay que hacerlo a la luz del evangelio. Si se va a proclamar sobre el sábado o el juicio, de igual modo. Toda verdad, sea cual fuere, tiene que tener como eje: Dios salvando al ser humano.
(3) En el mensaje de los tres ángeles no se encuentra un mensaje subjetivo. Se habla sobre la justificación por la fe (el evangelio eterno), pero también acerca de sus frutos. Aquellos que son reflejados a través de la obediencia a los mandamientos de Dios y a la fidelidad de su Palabra. No hay un mensaje de “una vez salvo, y salvo para siempre”.
(4) A través de estas verdades bíblicas se puede notar el empeño de Dios por salvar a la humanidad. No sólo “el amor de Dios” tiene relación con salvación. También están los mandamientos, la fe en en el Espíritu de profecía, la creación, el santuario, la advertencia a no tener la marca de la bestia y salir de Babilonia, el juicio pre-advenimiento, etc. Todas estas verdades encajan y se direccionan para la redención final del hombre.
(5) Toda persona, al querer cumplir la misión en el tiempo del fin, debe de conocer primeramente las verdades bíblicas proclamadas en Apocalipsis 14: 6-12. Conocer únicamente el amor de Dios y su gracia, dejando de lado estas verdades, demuestra falta de interés y preparación en el cumplimiento de la Misión.
(6) Cumplir la misión con un mensaje vano o superficial es no tener identidad en la Misiología. El remanente ha de proclamar todas las verdades expresadas en Apocalipsis 14: 6-12. No hacerlo, sería perder el rumbo para lo que ha sido llamado.(7) Dios invita a sus hijos a predicar el MTA. A cumplir la misión de forma completa y de manera imparcial.

Por
Oscar Mendoza Orbegozo

Referencias Bibliográficas

[39]La expresión “Gran Babilonia”, probablemente tiene como base al nombre de la ciudad expresado en Daniel 4: 30. En este capítulo se observa a Nabucodonosor glorificándose a sí mismo puesto que, según este rey, fue él el responsable de aquella grandeza. Como resultado de aquella auto glorificación, el reino se le fue quitado (v. 31), ver G.K. Beale and Sean M. McDonough, Commentary on the New Testament Use of the Old Testament, G. K. Beale and D.A. Carson eds. (Grand Rapids, MI: Baker Academia, 2007), 1132.

[40]Por un lado, Babilonia antigua persiguió al pueblo de Dios, fue idólatra y blasefemó contra Dios, por otro, Babilonia escatológica “bebe la sangre de los santos” (Ap 17: 4), embriaga a las naciones (14: 8), y tiene “nombres blasfemos” (17: 3).

[41]Han LaRondelle, en base a un estudio del AT, cree que Babilonia la Grande es una iglesia que cayó en apostasía producto de su inmoralidad y en el rompimiento de su pacto con Dios. Al caer en apostasía, esta iglesia en varias oportunidades es comparada con una prostituta (algo similar ocurrió con Israel en el AT cuando, al caer en apostasía, fue comparada con una ramera, ver Eze 16 y 21). Ver Hans LaRondelle, “Babilón: Anti-Christian Empire”, SR, 7: 157-63.

[42]George Eldon Ladd, A Commentary on the Revelation of John (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans, 1972), 194.

[43]Hans LaRondelle, “El remanente y el mensaje de los tres ángeles”, Teología: Fundamentos bíblicos de nuestra fe, Raoul Dederen, ed., trad. David Gullón (Doral, Fl: Asociación Publicadora Interamericana, 2008), 8: 214.

[44]Joel Musvosvi puntualiza lo siguiente: “Al considerar la naturaleza de la Babilonia mística o espiritual, debemos recordar que simboliza el sistema de creencias de las entidades que la caracterizan, no a sus miembros individuales. Los miembros de estos sistemas están invitados a elegir entre los sistemas falsos de creencias de Babilonia y el verdadero sistema descrito en la Biblia. No es correcto decir que los miembros de las organizaciones a las que pertenecen incluyen Babilonia”, Joel Musvosvi, “El mensaje del primer ángel”, en Lecciones de Escuela Sabática (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, Julio-Septiembre del 2001), 77.

[45]Para un estudio más detallado, ver Carlos Olivares, “Elementos para descifrar el 666: Una propuesta”, DavarLogos 8.1 (2009): 31-58.

[46]Una relación similar es analizada por Mervyn Maxwell en “The Mark of the Beast”, SR, 7: 55.

[47]Anthony MacPherson, 277.

[48]Enrique Treyer, “Fuego del cielo y marca de la bestia: Un estudio exegético de Apocalipsis 13: 11-18” Theo 12, no. 2 (1999): 96.

[49]La preposición de, gramaticalmente, es un subjetivo genitivo indicando que el testimonio de Jesucristo es la revelación misma de él dada a los profetas cristianos (19: 10). Dicho “testimonio” es obtenido, y no predicado, por la iglesia. Juan nunca usa el sustantivo “testimonio” con una construcción objetivo genitivo. Para un mayor estudio y discusión sobre el uso del sustantivo “testimonio” en los escritos del NT, ver Gerald Pfandl, “The Remnant Church and the Spirit of Prophecy”, SR, 7:304-6.

[50]Para un mayor estudio, Hans K. LaRondelle, “La palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo”, Ministerio Adventista 322 no. 06 (2006): 24-7.

[51]Ibíd., 26.

[52]Mario Veloso, El Apocalipsis y el fin del mundo (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999), 177.

[53]Clifford Goldstein, Desequilibrio fatal: la verdad acerca del juicio, el santuario, y la salvación, trad. Mario A. Collins (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 72.

martes, 2 de noviembre de 2010

Alusiones al sábado en Apocalipsis 12 al 14


La Iglesia Adventista del Séptimo Día ha estado siendo criticada por su creencia que la persecución final del anticristo será por causa del “sábado” o por “los diez mandamientos”.[1] Asimismo, que nuestra interpretación de Apocalipsis 13 y 14 con respecto al “sábado” y la marca de la bestia, no tienen sustento bíblico, y que por lo general, sólo nos basamos en los escritos de Elena de White.



Frente a esta situación, este artículo tiene como objetivo buscar y estudiar las alusiones al sábado halladas en Apocalipsis 12 al 14 (capítulos que tratan acerca de la crisis venidera) y su relevancia en el tiempo del fin. Creemos y fundamentamos que la interpretación de Daniel y Apocalipsis tiene como principio la Sola Scriptura; es decir, la Biblia como su propio intérprete, el mismo que nuestra iglesia siempre ha mantenido.



Para cumplir dicho propósito, se realizará un estudio contextual - bíblico de Apocalipsis 12 al 14. Luego, se tratarán las alusiones al Antiguo Testamento[2] en estos capítulos. Después, se analizará Apocalipsis 12:17//14:12; 13:11-18; 14:7, textos donde hay alusiones al sábado. Para ello, se analizará el término “mandamiento” tanto en el AT como en el NT. Finalmente se estudiará la alusión al AT en el capítulo 14, versículo 7.



Análisis contextual de Apocalipsis 12 al 14[3]



Uno de los libros de la Biblia más difíciles de estructurar es Apocalipsis. Por mucho tiempo se ha intentado formar un esqueleto literario con el fin de darle una mejor interpretación.[4] En el adventismo, la estructura que por largos años ha servido de base, y que ha recibido apoyo,[5] es la de Kenneth Strand.[6] Él divide Apocalipsis en dos partes: (1) la parte histórica: 1:10b-14:20 y (2) la parte profética o escatológica: 15:1-22:5.[7] Sin embargo, al analizar este libro, se nota que la parte histórica se inicia en el capítulo 1 y continúa hasta el capítulo 11;[8] la sección escatológica comienza desde el capítulo 15 y culmina en el 22. Con respecto a los capítulos 12 al 14, por la unidad que los caracteriza, es la parte intermedia del libro, donde la historia y la escatología[9] están entretejidas.[10] La parte intermedia de Apocalipsis ha sido estructurada quiásticamente por William Shea, proponiendo como centro los versículos de 14:1-5:[11]





A: 11:19: Arca del pacto: señal de los mandamientos en la escena del santuario



B: 12:1-2: La primera gran señal: la mujer pura



C: 12:3-4a: La segunda gran señal: el gran dragón



D: 12:4b-5: El nacimiento del niño: la 1era venida de Cristo



E: 12:10-12: La voz del cielo: bendición en el cielo y maldición en la tierra

F: 12:17: Guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús



G: 13:1-18: La bestia del mar y la bestia de la tierra



X: 14:1-5: El Cordero y los 144 000 en el Monte Sión



G´: 14:6-11: El mensaje de los tres ángeles



F´: 14:12: Guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús



E´: 14:13: La voz en el cielo: doble bendición sobre la tierra



D´: 14:14-20: El Hijo del hombre: la 2da venida



C´: 15:1: La tercera gran señal: las siete plagas



B´: 15:2-4: El remanente de la descendencia de la mujer en el cielo



A´: 15:5-8: El templo de la tienda del testimonio: señal de los mandamientos en la escena del santuario





En X se observa que el tema principal de estos capítulos es la victoria del Cordero y de su pueblo sobre Satanás (14:1-5). Esta victoria es ganada por el remanente, quien predica el mensaje de los tres ángeles (Ap 14:6-12),[12] al vencer a los dos agentes de Satanás en esta tierra (quienes son las dos bestias de Apocalipsis 13 [G//G´]). El centro de este conflicto en el tiempo del fin, según F//F´, son “los mandamientos de Dios” y “el testimonio de Jesucristo” (12:17). En este contexto, tanto los “mandamientos” como el “testimonio de Cristo”, cumplen un papel preponderante en el tiempo del fin, los cuales permitirán distinguir entre los verdaderos adoradores y los falsos. Por último, el marco de referencia de Apocalipsis 12 al 14, según A//A´, es el santuario celestial (11:19; 15:5-8). Lo cual permite concluir que para cualquier interpretación de estos capítulos (12-14), se debe tener en cuenta este lugar.







Alusiones al sábado en Apocalipsis 12 al 14





Antes de analizar los textos que aluden a la palabra “sábado”, se estudiará primero Apocalipsis 11:19 y 15:5-8[13] y se verán las alusiones del AT en Apocalipsis 12 al 14. Ambos aspectos ayudarán a encontrar las referencias al sábado en estos capítulos.





Apocalipsis 11:19 y 15:5-8





El capítulo 11, versículo 19, cumple una función introductoria de los capítulos 12 al 14 (e incluso de los capítulos 12 al 22) y es la conclusión de los once primeros. Este texto es la cuarta escena del santuario y, como indica Shea, es el centro del Apocalipsis.[14] En el caso de 15:5-8, estos textos son la conclusión de los capítulos 12 al 14 y son la introducción a las escenas finales de los capítulos 15 al 22, especialmente del 16 al 18.[15]



Estas dos escenas registran la presencia del santuario en el cielo y el arca del pacto. Estos dos elementos indican claramente la presencia de la ley divina (hay que recordar que las tablas de la ley eran guardadas en el santuario terrenal [Éx 25:21], tipo del celestial [Heb 8:1-5; 9:10-12]). Por lo tanto, que el arca del pacto aparezca en la introducción y la conclusión de esta visión (11:19; 15:5-8) revela que cualquier texto que registre el término “mandamientos” o “ley” dentro de Apocalipsis 12 al 14, alude implícitamente a las dos tablas de la ley de Éxodo 20.





El uso del Antiguo Testamento en Apocalipsis 12 al 14





Para interpretar el último libro de la Biblia se debe de recurrir al AT, especialmente a los libros proféticos, puesto que hay muchas alusiones[16] al AT en el Apocalipsis de Juan.[17] Un claro ejemplo son los capítulos 12 al 14. Al leer el capítulo 12, el autor, posiblemente, alude tanto a 1 Reyes 17 como a Génesis 3:15. Por un lado, en Reyes se describe la persecución de Elías y la sequía de tres años y medio y en Apocalipsis se narra la persecución de Satanás hacia la mujer por 1260 días; por otro lado, tanto en Génesis 3:15 como en Apocalipsis 12:17 existe un paralelismo en ambos textos.



Apocalipsis 13 es otro ejemplo, puesto que Juan aludió a Daniel 7.[18] Por una parte, Daniel describe a tres bestias: “el león”, “el oso” y “el leopardo”; por otra parte, Juan ve a “una bestia semejante a un leopardo; sus pies eran como de oso, y su boca como la boca de león” (13:2). Mientras que Daniel presenta al cuerno pequeño atacando a Dios, el santuario, la ley y los santos (7:25), Juan indica que la bestia del mar (el mismo cuerno pequeño)[19] blasfema contra Dios, va en contra de los mandamientos y persigue a los santos (vv. 5-7). Además, probablemente Juan tomó el ataque del cuerno pequeño hacia la ley divina (Dn 7:25) para escribir el ataque de la bestia hacia los mandamientos de Dios (Ap 13, 14). Otro elemento es el factor tiempo, nos referimos a los “tres tiempos y medio” cuando domina el cuerno pequeño (7:25), los cuales son los mismos 42 meses de Apocalipsis 13:5.



El último ejemplo es Apocalipsis 14. El autor estaba pensando en el capítulo 7 de Daniel.[20] Elementos tales como “bestias” (cf. Dn 7:1-7 y Ap 13:1, 11; 14:9-11), “juicio” (cf. Dn 7:9-10 y Ap 14:7), el “Hijo del hombre” (cf. Dn 7:13 y Ap 14:14), indica que Juan, en Apocalipsis 14, estaba pensando en Daniel 7.



Como se pudo ver, Juan usó el AT para escribir Apocalipsis 12 al 14. Por esta razón, es importante estudiar el AT para tener una mayor comprensión de estos capítulos (12 al 14). Teniendo esto en cuenta, se analizarán los textos que contienen alusiones al sábado.







Apocalipsis 12:17 y 14:12





Apocalipsis 12:17 es la síntesis de los capítulos 13 y 14 y resume la batalla final del remanente contra Satanás y sus secuaces. Apocalipsis 14:12 es parte del mensaje del tercer ángel, el cual es proclamado por el remanente.[21] Este remanente aparece en el tiempo del fin y tiene dos características principales: (1) guarda los mandamientos de Dios (12:17//14:12) y (2) tiene fe en el “testimonio de Jesucristo” (12:17//14:12). Para esta parte, sólo se analizará el término que está en la primera característica, es decir, la palabra “mandamientos”. Para ello, se estudiará su uso y significado tanto en el AT como en el NT.



“Mandamiento”, en Apocalipsis 12:17 y 14:12, corresponde al término griego entolé, el cual es traducido comoindicación”, “orden”, “decreto”, “ley”, “precepto”;[22] y al término hebreo misewah, que aparece 124 veces en el AT. Misewah es traducido en la Septuaginta (LXX) como entolé (Lv 4:13, 22, 27; 5:17; Nm 15:22, 31), y en la mayoría de veces aparece junto con ordenanza, ley, precepto (Éx 15:26; 16:28; 6:2; 1 R 2:3). En algunos casos, tanto ley como mandamiento están íntimamente familiarizados con las dos tablas de la ley de Éxodo 20 (Ex 24:12; Dt 5:29, 31). Guardar los mandamientos implica cuidar de nuestro hermano y servir de todo corazón a Dios (Jos 22:3, 5). Aquellos que no los guardan les depara un futuro frustrante (1 S 13:13); sin embargo, las personas que sí los observan, serán prolongadas sus días (1 R 3:14).



En el NT, el término griego entolé está mayormente registrado en los evangelios, en las cartas paulinas y en Apocalipsis. En los sinópticos (evangelios según Mateo, Marcos y Lucas), en la mayoría de casos hace referencia a los diez mandamientos de Éxodo 20 (Mt 5:19; 19:17; Mr 10:19; Lc 23:56) y también a las leyes escritas por Moisés (Mt 19:1; Mr 10:5). En algunos textos, entolé es contraria a la tradición humana (Mt 15:3; Mr 7:8, 9). Asimismo, guardar los mandamientos es la prueba del amor que uno profesa (Mt 22:34; Mr 12:28-34).



Para Juan, entolé tiene un significado de ordenanza (11:57) y autoridad otorgada (10:18; 12:49; 12:50), y la esencia a estas es el amor (13:34; 14:15, 21; 1 Jn 2:3, 4:21), al igual que en el AT (Dt 6:4,5; Lv 19:18). Mandamiento también implica tener fe en el mesianismo de Cristo (1 Jn 3:23).



Para Pablo, entolé son los diez mandamientos (Ro 7:7-12 y 13:9)[23] y es la máxima expresión del amor (Ef 6:2). También es considerado lo ordenado e instruido por Dios para ser reconocido y proclamado (1 Co 14:37; Col 4:10).



En conclusión, entolé, en las Escrituras, es traducido como mandamiento (s), y mayormente se refiere a los Diez Mandamientos de Éxodo 20.



Teniendo esto como base, se concluye que entolé, registrado en Apocalipsis 12:17 y 14:12 (por el paralelismo de ambos textos, estos son los mismos), se refiere al decálogo de Éxodo 20. Por lo menos hay dos razones para aceptar esta interpretación:



(1) Como se ha visto, entolé, tanto en el AT,[24] los sinópticos y las cartas paulinas, mayormente es aplicado a los diez mandamientos. Es verdad que hay casos que no indican esto; pero por lo general, entolé alude a las dos tablas de la ley.[25]



(2) El contexto de Apocalipsis 12:17 y 14:12 tiene como marco referencial el santuario celestial (Ap 11:19; 15:5-8); por lo tanto, los mandamientos son los diez de Éxodo 20, puesto que las tablas de la ley eran guardadas en el santuario terrenal (tipo del celestial).



Por consiguiente, no hay duda que los mandamientos de Apocalipsis 12:17 y 14:12 son los diez escritos en las tablas de piedra. Esto, indiscutiblemente, incluye el cuarto mandamiento que ordena la observancia del sábado.



Otro aspecto que se puede concluir de la identificación de los mandamientos de Apocalipsis 12:17 y 14:12, es que éstos, básicamente los cuatro primeros, cumplirán un papel preponderante en el tiempo del fin. Este aspecto, permite destacar tres puntos:



(1) El remanente del tiempo del fin tendrá como característica principal los diez mandamientos, ¡incluyendo el sábado! Esto implica que el remanente escatológico será sabático, guardador y protector de la ley divina.



(2) Satanás intentará eliminar o cambiar estos mandamientos. Él no sólo batalla con el remanente, sino también contra la ley. Esto implica que “la controversia en el tiempo del fin descrita en Ap 12:1-15:4 debe, por tanto, girar en torno a los diez mandamientos”.[26]



(3) Puesto que el mensaje del 3er ángel está en el contexto de la adoración y la marca de la bestia, los mandamientos tienen una íntima relación con el sello de Dios, la marca de la bestia y la adoración. Por lo registrado, sólo serán sellados por Dios los que obedezcan los mandamientos; los cuales constituyen y constituirán una señal de adoración.







Apocalipsis 13:11-18





Como se mencionó, hay una unidad literaria en los capítulos 12 al 14 de Apocalipsis. Por esta razón, ahora se tratará sobre los mandamientos de Apocalipsis 12:17 (cf. 14:12) a la luz de la batalla final presentada en 13:11-18. Creemos que en estos versículos también existe una alusión al sábado.



Apocalipsis 13 presenta la batalla final del remanente (v.10) versus la bestia que sube del mar (vv.1-10) y la bestia que sube de la tierra (vv.11-18). Por un lado se presentan las acciones realizadas por parte de la bestia del mar a lo largo de la historia (vv.1-7); y por otro lado, se detallan los actos futuros que realizará la bestia de la tierra con el propósito de que todos los humanos adoren a la bestia del mar (vv.14-18). Para concretar sus objetivos, la bestia de la tierra “engañará/seducirá”[27] a los hombres para implantar la falsa adoración. Para diferenciar a los verdaderos adoradores de los falsos, se colocará la marca en la frente o en la mano (v.16). Para comprender lo que se está diciendo, se analizará brevemente el término marca. Esto dará mayor luz para poder entender la naturaleza de la adoración en Apocalipsis 13.[28]



Marca viene del término griego jaragma, y es usado una vez en Hechos 17:29 y tiene relación con la idolatría. El resto de veces aparece en Apocalipsis,[29] y se refiere a la marca de la bestia (13:16,17; 14:9,11; 19:20).[30] Como no hay muchas referencias del significado de jaragma, estudiar brevemente sus sinónimos será de gran ayuda.



Los sinónimos[31] de jaragma son stigma,[32] jarakter,[33] e indican que jaragma era usado en el contexto de venta, especialmente la de esclavos. En el tiempo de los romanos, los soldados eran marcados sobre las manos y los esclavos sobre sus frentes.[34] Esto permite concluir que jaragma fue usado, por lo general, como una estampa o marca que señalaba propiedad, servicio e identidad. Por tanto, la marca de la bestia tiene una connotación de pertenencia y servicio a la bestia misma de manera voluntaria. Los moradores de la tierra, al ser marcados, decidirán obedecer únicamente a la bestia y no a Dios. No sólo eso, al recibirla, ellos declararán públicamente quién es ahora su amo y quiénes son ellos.



Esta marca, como indica Treiyer, sirve también como una señal,[35] la cual distinguirá entre los verdaderos y falsos adoradores. En la Palabra de Dios, algunos mandatos de parte de Dios también eran considerados como señales. Como por ejemplo la circuncisión (Gn 17:11), la marca en la frente o en el brazo (Éx 13:9, 16) y el sábado (Ex 31:13, 17; Ez 20:12, 20). Éstas normalmente tenían una connotación de identidad y pertenencia, sobre todo con relación a Dios, y se caracterizaba por: (1) ser recordados (los mandamientos y el evento de la liberación del Éxodo) y (2) identificaba señales de una especial relación entre Dios y su pueblo.[36] Estos mandamientos, además de ser señales, estaban dentro del marco de adoración.



En el tiempo del fin, la señal que tendrán los falsos adoradores será la marca de la bestia y la señal de los verdaderos será el sello de Dios.[37] Aquellos que tendrán el sello divino, por la unidad de Apocalipsis 12 al 14, serán las personas que guardan los mandamientos (12:17; 14:12), y los que tengan la marca de la bestia, serán aquellos que pisoteen y cambien estos mandamientos, mostrando fidelidad a la bestia y una actitud de rebeldía contra Dios. Por lo tanto, la ley será la base para distinguir a los verdaderos adoradores de los falsos, o como lo sintetiza Martínez: “La ley ubicada en el contexto escatológico se transforma en el elemento que distingue a los que escogen ser fieles a Dios de los otros que no hacen esta elección”.[38]



Otro aspecto que es importante tratar, es la guerra de las bestias de Apocalipsis 13 contra los mandamientos. Al leer este capítulo, se nota que ambas bestias van contra la primera tabla de la ley (1ro al 4to) de Éxodo 20[39] y no en contra de la segunda (5to al 10mo).[40] El primer mandamiento declara: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (v. 3), y la bestia que sube del mar hace que el mundo lo adore como si fuera dios (vv. 5, 8). El segundo ordena: “No te harás ídolo, ni semejanza… ni las adorarás” (vv. 4, 5), sin embargo, la bestia que sube de la tierra manda que los hombres “hagan una imagen de la bestia” (v. 14) y hace que los moradores de la tierra “adoren a la bestia” (v. 12). El tercero establece que nadie debe de “blasfemar el nombre de Dios en vano” (v. 7), no obstante, la bestia que sube del mar tiene “nombres arrogantes” (v.1) y a la vez “blasfema” (vv. 5, 6). En el caso del cuarto mandamiento, éste merece un estudio especial.



Como se mencionó, los mandamientos son una señal, y en la batalla final descrito en Apocalipsis 12 al 14 serán lo opuesto de la marca de la bestia. No obstante, de entre los diez existe uno en especial que lo hace único y diferente de los otros nueve: el cuarto. Hoy en día, nadie rechaza los seis de la segunda tabla (5to al 10mo), mucho menos están en controversia para no ser aceptados. Todos, así se desobedezca, conocen el mandamiento que declara “no matarás” y no lo contradicen, así sea teóricamente. El respeto por el cónyuge y las propiedades, también es aceptado por la sociedad, considerando tanto el 7mo, 9no y 10mo mandamiento; de igual manera la honra hacia los padres (5to). Sin embargo, el único mandamiento distinguible de entre los diez, y que a lo largo de la historia del cristianismo siempre ha estado en controversia, es el cuarto.



En Apocalipsis 13, la acción principal que distingue a los fieles hijos de Dios y los seguidores de la bestia es la adoración. O bien se adora a Dios, o bien a la bestia. Puesto que, como se mencionó, adorar implica guardar los diez mandamientos, y en el capítulo 13 especialmente los cuatro primeros, y esta acción de adoración es una respuesta a los actos divinos en favor del ser humano; entonces, se debe buscar un mandamiento, de entre los cuatro, que tenga una expresión de adoración en gratitud por los actos realizados por Dios. Precisamente éste es el cuarto.





Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es día de reposo para el SEÑOR tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el SEÑOR bendijo el día de reposo y lo santificó (Éx 20:8-11).





Y acuérdate que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que el SEÑOR tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido; por lo tanto, el SEÑOR tu Dios te ha ordenado que guardes el día de reposo (Dt 5:13-15).





A pesar de que el 2do mandamiento pide no adorar a dioses ajenos, el cuarto enfatiza la adoración exclusiva a Dios. En éste se distinguen las obras humanas con las divinas, y se reposa únicamente para el Señor. Éste es el día cuando se conmemora los actos creadores (“Porque en seis días hizo”) y salvíficos de Dios (“el SEÑOR tu Dios te sacó”), los cuales hacen recordar que al único que se debe adorar es a Él. Como producto de la adoración, el ser humano recibe la bendición y la santificación de parte del cielo, dones que sólo aparecen en el 4to mandamiento.



Por esta razón, la bestia que sale de la tierra atenta contra el día de reposo. Por un lado, Dios realizó y realiza actos que lo conmemoran como Creador y Redentor,[41] y como tal, Él recibe la adoración por parte de su creación; por otro lado, la 2da bestia hace “grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra en presencia de los hombres” (v.13), con el objetivo de que se rindan a la 1era bestia. Mientras Dios, en el día de reposo prohibió realizar obra alguna, puesto que es su día, la bestia se atribuye la potestad divina y prohíbe “comprar ni vender, sino el que tuviese la marca” (v.17). Por último, Dios manda que nadie, “ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo”, realice acto alguno (v.10), puesto que Él es el Creador del universo y Señor del sábado (Mr 2:27-28); en cambio, la bestia, otorgándose así misma autoridad divina, “hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca” (13:16). Todas estas acciones realizadas por ambas bestias permite concluir que ellas van en contra del 4to mandamiento. La razón principal de todo, es que al ir en contra del día de reposo, se va en contra del Nombre y la Autoridad divina como Creador y Redentor, lo cual generará una falsa adoración; precisamente lo que ambas bestias hacen al poner la marca a los moradores de la tierra.



Después de este estudio, se puede ver que el único mandamiento, de entre los diez, que es una señal visible de adoración, por los elementos que lo componen, es el cuarto. En él, Dios es adorado por sus obras en favor del ser humano. Como tal, el día de reposo será, en la crisis venidera, el día opuesto a la marca de la bestia y el centro del ataque de Satanás y sus secuaces.







Apocalipsis 14:7[42]





Apocalipsis 14:6-7 es el mensaje del primer ángel, y su proclamación es de suma importancia en el contexto de la crisis final, puesto que tiene como objetivo invitar al mundo a “Adorar al Creador” (v. 7) y no a la bestia ni a su imagen. En este mensaje, específicamente el versículo 7, también existe una alusión al sábado. El texto declara:





Diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.





Cuando Juan escribió “adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”, es posible que haya estado pensando en Éxodo 20:4 y 11. Varios eruditos proponen esto. Por ejemplo, los editores de la 4ta edición del griego del NT. Ellos notan en el margen que Apocalipsis 14:7b es una alusión a Éxodo 20:11.[43] De igual manera la Anchor Bible, con el comentario de J. Massyngberde, declara: “El ángel heraldo en el 14:6, 7 anuncia la reafirmación del decálogo y la adoración de un sólo Dios, en oposición a la adoración de la imagen (13:15) el cual violó los mandamientos. La referencia a Dios como Creador es entendida a la luz de la referencia al cielo, tierra, y el agua debajo de la tierra en Éxodo 20:4”.[44] Asimismo el erudito William Shea, indica lo siguiente:





El llamado del mensaje del primer ángel es un llamado a adorar. Este es un llamado a adorar a Dios como Creador. El lenguaje creador encontrado en el mensaje del primer ángel se dirige directamente al cuarto mandamiento dado en el Sinaí. El paralelo elaborado aquí suma dos líneas más que soporta esta interpretación.[45]





Esto es corroborado por los elementos, que son prácticamente los mismos, que aparecen tanto en Éxodo 20:11 como en Apocalipsis 14:7.[46] Elementos como “Señor/Dios”, “hacer/hizo”, “cielo (s) y la tierra, y el mar y las fuentes de las aguas”, confirman esto. Es más, en ambos textos existe un énfasis de “Creador, creación”, el mandato de “recordar” (Ex 20:8), “temed”, “dadle gloria” y “adorad” (Ap 14:7), que afirman, una vez más, que el autor estaba aludiendo a Éxodo. Kenneth Strand, al respecto, comentó:





El mensaje del primer ángel de Apocalipsis 14:6,7 enfatiza su referencia a la creación con un lenguaje similar al del mandamiento del sábado en el Decálogo; este mensaje también está ligado al salmo de alabanza ordenado por el rey David en el momento cuando el arca que contenía los Diez mandamientos fue traída a Jerusalén (ver 1 Cr 16:7-36).[47]





Este paralelismo, entre la “adoración al Creador” del primer ángel con el 4to mandamiento, genera una relación entre la adoración, el sábado y el Creador. Esto indica que adorar al Creador, implica guardar el día de reposo, día que lo instituyó santo y suyo a la vez. Como declara Ekkehardt Müeller: “Lo escrito en 14:7 especifica el cuarto mandamiento. Adorar a Dios como Creador también implica guardar su día santo, el día que Él instituyó en la creación como una conmemoración de la creación” (énfasis nuestro).[48] Por lo tanto, aquella persona que en la crisis venidera no desee adorar a la bestia ni a su imagen, obedecerá fielmente el 4to mandamiento.



En conclusión, Apocalipsis 14:7 es otra alusión al sábado y su propósito es invitar al mundo a adorar a Dios en su día. Por esta razón, las bestias de Apocalipsis 13 tratan de eliminar el 4to mandamiento implantando la marca de la bestia a los moradores de la tierra. No obstante, el remanente, a través del mensaje del primer ángel, contrarresta esta actitud e invita a adorar únicamente a Dios.







Conclusión





(1) Después de haber realizado este estudio, se comprobó que sí existen alusiones al sábado en Apocalipsis 12 al 14. Éstas se encuentran en Apocalipsis 12:17; 13:11-18 y 14:7, 12.



(2) Para interpretar correctamente estos textos, teniendo en cuenta su contexto, se requiere ir al AT; esto ayudará en gran manera para entender lo que Juan quiso decir.



(3) En Apocalipsis 12:17 y 14:12, el sábado está inmerso en “los mandamientos de Dios” que guarda el remanente. Estos mandamientos, por el uso tanto en el AT y NT y el marco de referencia del santuario, son los diez de Éxodo 20, incluyendo el sábado. Esto permite concluir que, en el tiempo del fin, el remanente será un grupo guardador y protector del día de reposo.



(4) Apocalipsis 13:11-18 registra que las bestias luchan en contra de los cuatro primeros mandamientos, especialmente el cuarto; puesto que las acciones (naturales y sobrenaturales), las “palabras arrogantes”, la marca de la bestia como señal, dentro del contexto de la adoración (que implica guardar los mandamientos), así lo corroboran.



(5) Las bestias de Apocalipsis 13 batallan principalmente contra el sábado. Mientras en este día Dios es adorado como Creador, estas bestias “hacen señales” para ser adoradas. Por un lado, Dios ordenó no hacer obra alguna en su día, y dedicarlo únicamente a Él; por otro lado, las bestias espantosas impiden “comprar y vender” a “todos, pequeños y grandes”, con el fin de adorar a la bestia del mar. Todas estas acciones indican que las bestias batallan contra el cuarto mandamiento, con el objetivo de que los moradores de la tierra no adoren a Dios en su día. Esto implica, por supuesto, que al imponer una falsa adoración, éstas impondrán un falso día de reposo,[49] a saber, el domingo.



(6) Juan, en el capítulo 14, versículo 7, alude Éxodo 20:11 y relaciona estrechamente los términos adoración y Creador, a la luz del 4to mandamiento. Esto implica que todo ser humano que desee adorar a Dios en el tiempo del fin, debe de hacerlo en el día que el Creador instituyó: el sábado.



(7) Las palabras adoración, Creador, sábado (cuarto mandamiento), mandamientos, en el contexto de Apocalipsis 12 al 14, en especial en el mensaje de los tres ángeles, no se los puede entender por separado. En la crisis final, guardar los mandamientos y reposar el día sábado, serán las acciones que distinguirán a los verdaderos adoradores de los falsos y las que decidirán quién recibirá el sello de Dios y quién recibirá la marca de la bestia.



(8) No hay duda que el sábado y los mandamientos, según las Escrituras, serán una señal y cumplirán un papel preponderante en el tiempo de la crisis final. Por lo tanto, tengamos más fe en nuestro Dios y en su Palabra, dependamos de Él y dejemos que el Espíritu Santo obre en nosotros para poder guardar la ley de Dios, con el único propósito de estar preparados para enfrentar aquella crisis que se avecina.





Por



Oscar Mendoza Orbegoso



ESTUDIANTE EN LA FACULTAD DE TEOLOGÍA – UPEU



the_osmo_17@hotmail.com







Referencias bibliográficas:













[1]Entre ellos está Dale Ratzlaff, quien rechaza al sábado como sello de Dios y como prueba de lealtad para el tiempo de la crisis final. Ver Dale Ratzlaff, The Sabbath in Crisis (Applegate, CA: Life Assurance Ministries, 1990), 304-5. En el siglo anterior, D.M. Canright criticó a la Iglesia Adventista por creer que el sábado tendrá relevancia en la crisis final. Para él, “la marca de la bestia, su imagen, el sello de Dios, el mensaje del tercer ángel, y toda su obra especial relacionado con el sábado” y la persecución final por causa del sábado, son especulaciones “colocada [s] entre las más alocadas”. D.M. Canright, Seventh-day Adventism Renounced (Nashville, TN: Gospel Advocate Company, 1914), 89.







[2]En adelante AT. Del Nuevo Testamento será NT.





[3]En este artículo, la parte “histórica” se refiere a los hechos ocurridos a lo largo de la era cristiana hasta el año en que comenzó el “tiempo del fin”, a saber, 1798 d.C.; y la parte “escatológica”, a los eventos finales iniciados en este mismo año hasta la instauración del reino eterno.







[4]Entre ellos está Aune, quien ha estructurado en base a la recapitulación (Revelation 1-5, Word Biblical Commentary 52a [Waco, TX: Thomas Nelson, 1997], xci-xcii); también Kenneth Strand, quien ha propuesto una estructura quiástica (“The Eight Basic Visions in the Book of Revelation”, Andrews University Semminary Studies 25.1 [1987]: 107-21; en adelante AUSS). De igual manera Richard Davidson, quien estructura el libro de Apocalipsis en base a las escenas introductorias del santuario (“Sanctuary Typology”, en Symposium on Revelation - Book 2; ed. Frank B. Holbrook [Silver Spring: Review and Herald Publishing Association, 1992], 7:112-5; en adelante SR).







[5]Por ejemplo William Shea, “The Parallel Literary Structure of Revelation 12 and 20”, AUSS 23 no 1 (1985): 37-54; Mervyn Maxwell, Apocalipsis: Sus revelaciones revelaciones (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1991), 54-62.







[6]Kenneth Strand, Interpreting the Book Revelation: Hermeneutical Guidlines, with Brief Introduction to Literary Analysis (Florida: Ann Arbor Publishers, 1979).







[7]Los textos serán citados de La Biblia de las Américas (La Habra, CA: The Lockman Foundation, 1997).







[8]Esto no quiere decir que en los once primeros capítulos no hay eventos escatológicos. Textos como Apocalipsis 1:7, que describe la 2da venida de Cristo; el capítulo 7, el cual es el paréntesis entre el 6to y 7mo sello (2da venida), y trata acerca del sellamiento de los 144 000; indican que en éstos capítulos registran eventos escatológicos; no obstante, lo que más predomina es el factor histórico.







[9]Es importante entender los capítulos 12-14 en base a un contexto “histórico” y “escatológico” para interpretarlos correctamente. Para un mayor estudio, ver Edwin Reynolds, “Ten Keys for Interpreting the Book of Revelation”, Journal of the Adventist Theological Society 11/1-2 (2000): 265, en adelante JATS; Carlos Olivares, “Un análisis en la determinación de una estructura para el Apocalipsis: Implicaciones”, Theologika 22 no 2 (2007): 258; en adelante Theo.







[10]Esta unidad, en lo “histórico y escatológico”, es reflejado en los tres capítulos. En el cap. 12, los versículos 1-16 son eventos históricos y el versículo 17 es escatológico. En el cap. 13, del v. 1 al 8 son históricos y los versículos 9-18 son escatológicos. En el caso del capítulo 14, todos los eventos descritos allí, son eventos finales. Ver Oscar Mendoza Orbegoso, “Los 144 000 y la gran multitud”, Berit Olam 6, 1-2 (2009): 43-5.







[11]William Shea, “The Controversy over the Commandments in the Central Chiasm of Revelation”, JATS 11/1-2 (2000): 216. Con el fin de darle un mejor desarrollo, Shea usa Apocalipsis 11:19 y 15:5-8.





[12]Para un mayor estudio sobre el Mensaje de los tres ángeles, ver Oscar Mendoza Orbegoso, “El mensaje del remanente en el tiempo del fin: el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14: 6-12 – Parte I y II”, Estrategias 6.2 (2009): 77-86 y 7.1 (2010).







[13]Se han escogido estos textos por dos razones: (1) referencian escenas del santuario celestial y del arca del pacto en un contexto de adoración y juicio y (2) sirven como introducción (11:19) y conclusión (15:5-8) de los capítulos 12 al 14. Estos textos son de gran ayuda para tener una mejor comprensión de estos capítulos, especialmente en el significado de la palabra mandamientos registrado en 12:17 y 14:12.







[14]William Shea, “The Controversy over the Commandments”, 217.







[15]Ibíd.; ver también Ranko Stefanovic, “Finding Meaning in the Literary Patterns of Revelation”, JATS 13/1 (2002): 28.





[16]Cuando se menciona que Juan alude al AT para escribir Apocalipsis, no quiere decir que el autor copió exactamente lo registrado. Él tan sólo “alude con una palabra aquí, una frase allá, un nombre en algún lado”. Jon Paulien, “Revisiting the Sabbath in the Book of Revelation”, JATS 9/1-2 (1998): 180.







[17]Gran número de eruditos han llegado a esta conclusión, entre ellos Gregory Beale, The Use of Daniel in Jewish Apocalyptic Literature and in the Revelation of John (U.P. of America: Lanham, 1984); Ibíd., “The Influence of Daniel upon the Structure and Theology of John’s Apocalypse”, Journal of the Evangelical Theological Society 27/4 (December 1984): 413-23; Jon Paulien, “Dreading the Whirlwind Interxtuality and the Use of the Old Testament in Revelation”, AUSS 39.1 (2001): 5-22; Ibíd. “Interpreting Revelation´s Symbolism”, SR – Book 1, 6:83-92; Steve Moyise, “Does the Autor of Revelation Misapropiate the Scriptures?”, AUSS 40.1 (2002): 3-21; Ibíd, “The Language of the Old Testament in the Apocalypse”, Journal for the Study of the New Testament 76 (1999): 97-113; Edwin Reynolds, “Ten Keys for Interpreting the Book of Revelation”, 266-7.







[18]Varios han concluido en lo mismo. Como por ejemplo, Gregory Beale, “The Danielic Background for Revelation 13:18 and 17:9”, Tyndale Bulletin 31 (1980): 165; Norman Gulley, “The Good News about Last Day Events”, JATS 9/1-2 (1998): 35-7; Marvin Moore, ¿Podría ocurrir?: Apocalipsis 13 a la luz de la historia y los sucesos actuales; trads. Ricardo Bentancur, Miguel Valdivia y Edwin López (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 33.





[19]Daniel K. K. Wong, respecto a la bestia del mar, se pregunta y se responde “¿Quién es, entonces, este hombre, y sobre qué imperio reina? Él es el ‘cuerno pequeño’ (el Anticristo) de Daniel 7, como indicado por muchas líneas de correspondencia entre las dos figuras”. Daniel K. K. Wong, “The Beast from the Sea in Revelation 13”, Bibliotheca Sacra 160 (July-September 2003): 338-9. Marvin Moore llega a la misma conclusión: “Las similitudes entre el cuerno pequeño de Daniel 7 y la bestia del mar de Apocalipsis 13 muestran increíblemente que ambos simbolizan la misma entidad terrenal”. Marvin Moore, 33.







[20]En el caso del capítulo 14, entre ellos está Jacques Doukhan, quien declara “Por lo tanto, parece que el texto de Daniel 7 está más en la mente del autor que cualquier otro texto de Apocalipsis 14”. Jacques Doukhan, Daniel: The Vision of the End (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1987), 133; ver también, Ibíd., Secretos de Apocalipsis: El Apocalipsis visto a través de los ojos hebreos, trad. Claudia Blath (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 134.







[21]Al ver las características del remanente de 12:17, los santos de 13:10 y los santos perseverantes de 14:12, se puede notar que prácticamente son las mismas; por tanto, el remanente y los santos perseverantes, por el contexto escatológico en el que aparecen, son el mismo grupo de personas. Además, los santos perseverantes (14:12) están en el contexto del Mensaje de los tres ángeles, y son vistos como victoriosos a través del símbolo de “los 144 000 en el Monte Sión” (14:1). De esta manera, “es aceptable creer que este mismo remanente (12:17) predica el MTA [Mensaje de los tres ángeles], porque aparecen en el mismo contexto”. Mendoza, “El mensaje del remanente – Parte I”, 79.







[22]W.E. Vine, “mandamiento”, Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo (Nashville: Caribe, 2000), 301.







[23]A pesar de que el énfasis de Pablo en Romanos 13:9-10 es dirigido a los mandamientos que estaban en la segunda tabla de la ley (del 6to al 10mo), esto no descarta el hecho de que él tenía en mente Éxodo 20. Al escribir “no cometerás adulterio, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio […]” (Ro 13:9), así lo indican.







[24]En el caso del AT, entolé no es exclusivamente los diez, sino todas las leyes dadas al pueblo de Israel. No obstante, estas leyes tenían como base los mandamientos de Éxodo 20. Para el judaísmo, las dos tablas de la ley eran de suma importancia, a tal punto que éstas por orden divina fueron guardadas en el arca del pacto del santuario terrenal.







[25]Esta conclusión es más explícita en el NT que en el AT.







[26]William Shea, “The Controversy over the Commandments”, 218.







[27]Enrique Treiyer estructuró quiásticamente Apocalipsis 13:11-15 indicando que el centro de los versículos 11 al 15 es la “seducción” y el “engaño” por parte de la bestia que sube de la tierra hacia los moradores de la tierra (v. 13). “Fuego del cielo y la marca de la bestia: un estudio exegético de Ap 13:11-18”, Theo 19/1 (2004): 83.







[28]Para una mayor comprensión de la adoración en Apocalipsis y en la escatología bíblica, ver C. Raymond Holmes, “Worship in the Book of Revelation”, JATS 8/1–2 (1997): 1–18; Edwin Reynolds, “The True and the False in the Ecclesiology of Revelation”, JATS, 17/2 (2006): 18–35; Daniel Oscar Plenc, “O significado Protológico e Escatológico da Adoração”, O Futuro: A visao adventista dos últimos acontecimentos, artigos teológicos apresentados no V Simposio Bíblico-Teológico Sul-Americano, Alberto Timm, et al. (Sao Paulo: Casa Publicadora Brasileira, 2004), 167-76.







[29]La marca de la bestia, en Apocalipsis, siempre va acompañada de la adoración a la imagen de la bestia; y su contexto, está en un contexto escatológico de adoración mundial. Esto permite concluir que la marca guarda relación con la adoración.







[30]Para un estudio más detallado acerca de la marca de la bestia, ver Carlos Olivares, “Elementos para descifrar el 666: una propuesta”, DavarLogos 8.1 (2009): 31-58.







[31]Treiyer, al realizar un estudio filológico, da estos sinónimos. Treiyer, 95.







[32]Éste término literalmente significa lo que es pinchado o marca. Esta marca, que iba sobre el cuerpo de un esclavo, soldado, devoto religioso, etc., indicaba propiedad sobre el cuerpo de estas personas, e implicaba servicio e identidad con el amo. Ver Barbara Friberg, Timothy Friberg y Neva F. Miller, “stigma”, Analytical Lexicon of the Greek New Testament, Baker´s Greek New Testament Library (Grand Rapids: Baker Books, 2000), 320.







[33]En el NT es usado como una “exacta representación”, “precisa reproducción”, “impresión” (ver Heb 1:3). Ibíd., “jarakter”, 230.







[34]O. Betz, “stigma”, en Theological Dictionary of the New Testament; ed. G. Kittel et.al. (Grand Rapids: Eerdmans, 1978), 7:658-9.







[35]Treiyer, 95-8.







[36]Anthony MacPherson, “The Mark of the Beast as a ‘Sign Commandment’ and ‘Anti-Sabbath’ in the Worship Crisis of Revelation 12-14”, AUSS 43 no. 2 (2005): 277.







[37]Se ha visto anteriormente que adoración guarda relación con el cumplimiento de la ley. Que cuando uno desea adorar a Dios con su vida, lo hace guardando sus mandamientos. Por tanto, si adoración tiene que ver con obediencia a los diez mandamientos, y la marca de la bestia está en un contexto de adoración, la marca de la bestia está en oposición a los mandamientos de Dios.







[38]Carmelo Martínez, “Doctrina y teología del remanente - Parte II”, DavarLogos 6.2 (2007): 119.







[39]MacPherson realizó un interesante paralelismo entre los cuatro primeros mandamientos de la ley de Dios con las acciones de las bestias de Apocalipsis 13, y concluye que las bestias van en contra de los cuatro primeros mandamientos (MacPherson, 277). Jon Paulien, concordando con MacPherson, declara: “[…] Pero el problema aquí no es sólo algunos mandamientos de Dios. El problema central es dirigido sobre la “adoración” (Ap 13:4, 8, 12, 15; 14:7, 9, 11). La adoración en particular, dirige su atención sobre la primera tabla de los mandamientos (los primeros cuatro), los que tienen que ver con nuestra relación con Dios”. Jon Paulien, “Revisiting the Sabbath in the Book of Revelation”, 184.







[40]Los diez mandamientos tienen dos dimensiones: (1) la vertical (1ero al 4to): “Dios – hombre (varón y mujer)” y (2) la horizontal (5to al 10mo): “hombre - hombre”. En las Escrituras, algunos han dado un mayor énfasis a cada una de estas dimensiones; como por ejemplo el Señor Jesucristo. Él enfatizó, cuando conversó con el joven rico (Mt 19:16-26), los mandamientos que estaban en la segunda tabla (5to al 10mo), y no los que estaban en la primera (1ero al 4to). En este caso, el énfasis de Cristo fue la dimensión horizontal y no la vertical. En Romanos 13:9-10, Pablo también se dedica a la “dimensión horizontal”, y no a la vertical. Quizás la razón de este énfasis, es que en aquella época no se discutía ni la adoración al único Dios, ni el día de reposo (Nota: Este énfasis en las respectivas tablas de la ley no abolía ni desvalorizaba ni una ni la otra, puesto que “cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos” [Stg 2:10].Tan sólo se dedicaba a una de ellas de acuerdo al contexto y la necesidad de exhortación).



En Apocalipsis 12 al 14 cambia el panorama. El énfasis en estos capítulos no son los mandamientos de la segunda tabla sino los de la primera (aunque hay teólogos [entre ellos David Aune, 709] que creen que los mandamientos tan sólo son los seis de la segunda tabla). Según lo registrado, Satanás y sus instrumentos tratarán de abolir los cuatro primeros mandamientos; especialmente el cuarto.





[41]Actos como la creación y sustentación de “los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay”; la realización de actos milagrosos en favor de sus hijos aquí en la tierra. Por sobretodo, el haber enviado a su Hijo para la salvación del ser humano. Todas estas acciones conmemoran a Dios tanto como un Ser trascendente e inmanente, digno de ser adorado.







[42]En esta parte no se detallará la relación que existe entre adoración, Creador y marca de la bestia, puesto que ya se estudió en la parte anterior. Aquí tan sólo se estudiará brevemente el paralelismo entre Éxodo 20:11 y Apocalipsis 14:7.







[43]Ranko Stefanovic, Revelation of Jesus Christ Revelation of Jesus Christ, Commentary on the Book of Revelation (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2002), 416.







[44]J. Massyngberde Ford, Revelation, de The Anchor Bible, eds. I. Howard Marshall y Donald A. Hagner (Nueva York: The Anchor Bible Doubleday, 1975), 38:248.







[45]William Shea, “Literary and Theological Parallels between Revelation 14-15 and Exodus 19-24”, JATS 12/2 (2001): 178.







[46]Recordemos que Juan usó el AT para escribir Apocalipsis. Precisamente Éxodo 20:11 es otro ejemplo de ello.







[47]Kenneth Strand, “La doctrina del sábado”, en Teología: Fundamentos Bíblicos de nuestra fe, ed. Roul Dederen, trad. David Gullón (Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 2007), 5:139.







[48]Ekkehardt Müeller, “The End Time Remnant in Revelation”, JATS 11/1-2 (2000): 194.







[49]En la crisis venidera, el plan de Satanás será doble: (1) él incitará a los seres humanos para que adoren al dragón, a la bestia que sube del mar y a la bestia que sube de la tierra, y no a Dios; para ello, fomentará una falsa adoración y (2) abolirá o reemplazará el día de reposo.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...