viernes, 12 de enero de 2024

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TítuloAutor
Comentario del libro de ApocalipsisRanko Stefanovic
Un breve comentario sobre ApocalipsisGregory Beale
Comentario exegético del ApocalipsisGrant Osborne
Las siete claves del ApocalipsisJon Paulien
Las siete bienaventuranzas del ApocalipsisOscar S. Mendoza
El futuro del mundo reveladoMervyn Maxwell
El uso del Antiguo Testamento en el ApocalipsisSteve Moyise
Cristo vieneNorman Gulley
Comentario bíblico del Apocalipsis, volumen 1David Aune
Comentario bíblico del Apocalipsis, volumen 2David Aune
El libro de Apocalipsis: cuatro puntos de vistaKenneth Gentry
El Apocalipsis de Juan: Un comentarioGeorge E. Ladd
El uso de Daniel en la literatura apocalíptica judía y en el Apocalipsis de JuanGregory Beale
Comentario sobre el uso del Antiguo Testamento en el Nuevo TestamentoG. K. Beale y D. A. Carson
El ApocalipsisLeon Morris

Fuente: https://prmendoza.com/libro-de-apocalipsis/

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TítuloAutor
Daniel 11 DecodedJacques Doukhan
Secretos de DanielJacques Doukhan
Daniel: The Vision of the EndJacques Doukhan
Daniel: Una guía para el estudiosoWilliam Shea
Daniel: Wisdom to the WiseZdravko Stefanovic
Correlations between Old Aramic Inscriptions and the Aramic Section of Daniel (tesis doctoral)Zdravko Stefanovic
Daniel: “el varón muy amado de Dios” (vol. 1)Merling Alomía
Daniel, el profeta mesianico (vol. 2)Merling Alomía
Dios defiende a su pueblo: Comentario exegético de Daniel 10 al 12Carlos E. Mora
El porvenir del mundo revelado: El mensaje de DanielMervyn Maxwell
Diferenciación salvífica en el tiempo del fin: Un estudio exegético de la expresión “los entendidos” en Daniel 12 (tesis de Maestría)Ronald Aquije
Symposium on Daniel, DARCOMFrank Holbrook (ed.)
Simposio sobre Daniel, DARCOMFrank Holbrook (ed.)
A Study of the Language Shifts in the Book of Daniel: A Comparative Narrative Analysis of Daniel 1 and 2, 7 and 8 (tesis doctoral)Laura K. Morrow
The Book of Daniel in Light of the Ancient Near Eastern Literary and Material Finds: an Archaeological Perspective (tesis doctoral)Patrick Mazani

Fuente: https://prmendoza.com/libros-y-articulos/libro-de-daniel/

miércoles, 22 de mayo de 2019

¿Predestinación? Una teología acerca del propósito divino


Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
"¿Usted cree en la predestinación?" Mi interlocutor sabía que no, pero de todas manera me lo preguntó.
Él pensaba que, al citar Romanos 8:29 y 30 o uno de los tres textos similares (Hech. 4:28; 1 Cor. 2:7; Efe. 1:5-12), podría obtener una victoria teológica fácil. No tan rápido...
Yo no creo en la doctrina de la predestinación por causas primariamente filosóficas. Si Dios, por medio de decisiones soberanas, predestina a algunos para la salvación y a otros para la perdición, entonces él, finalmente, es la fuente del pecado y del sufrimiento. Es más, si una persona también cree que el infierno consiste en un tormento eterno (cosa que no creo), el problema se agrava todavía más: Dios considera culpables a los que nunca tuvieron la oportunidad de decidir, y los condena con un castigo inconmensurablemente desproporcionado a los pecados que ellos cometieron y sobre los que no tuvieron elección.
Sin embargo, soy un erudito bíblico que se basa primariamente en el texto. Así que, cuando me veo confrontado por un texto como el de Romanos 8:29 y 30 tengo que poner a un lado mi perspectiva filosófica, concentrarme directamente en el texto, por medio de un estudio de aspectos tales como el vocabulario, la sintaxis y el contexto, y tratar de determinar su verdadero significado.
Su uso en el griego moderno
La palabra traducida como “predestinados” en Romanos 8:29 y 30, y en otros versículos relevantes, es el verbo griego proorizō, que está compuesto por la preposición pro (“antes”) y el verbo orizō (“señalar, decidir, determinar”). El sustantivo derivado proorismos no aparece en la Biblia, pero lo analizaremos brevemente, ya que este término es relevante. Etimológicamente, ninguna de las dos palabras denota predestinación de la manera en que fue entendida por Calvino, Agustín o sus seguidores. El significado es intención, más que resultado, tal como lo veremos.
Las dos palabras son muy comunes en el griego moderno. El verbo proorizō es utilizado, primariamente, para los padres que hacen planes para sus hijos.[1] Por ejemplo, una pareja puede desear que su hijo llegue a ser médico. Para facilitar este objetivo, ellos podrían enviarlo desde muy pequeño a las mejores escuelas, ahorrar dinero para su educación, contratar tutores privados para sesiones extracurriculares, limitar su tiempo libre o, incluso, controlar sus interacciones sociales. Cuando los padres hacen esto, los griegos dirían que ellos están proorizō a su hijo para que sea médico. Esta es su intención.
Por supuesto, no existen garantías de que su hijo llegue a ser médico. El hijo puede descubrir que no tiene la capacidad suficiente o la perseverancia para llegar a ser médico, o puede preferir llegar a ser profesor, ingeniero, jugador de fútbol o (incluso mejor) pastor. Proorizō enfatiza la intención, no el resultado.
La fuerza del sustantivo derivado proorismos es similar. Primariamente, esta palabra designa el destino de un viaje.[2] Si una persona decide viajar desde el punto A hasta el punto B, entonces B llega a ser su proorismos: su destino. Cuando se prepara para salir, la persona puede tener la intención de llegar a destino. Pero, una cantidad de razones (un cambio de planes a último minuto, una rueda pinchada, un accidente) pueden impedirle llegar al destino prefijado.
Ni el verbo proorizō ni el sustantivo proorismos comunican el significado propuesto por la doctrina calvinista de predestinación. En su lugar, ambas se centran en la intención. Esto puede explicar por qué hay tan pocos predestinacionistas en Grecia, incluso entre las denominaciones que tradicionalmente han creído en la predestinación.
Pero ¿hasta qué punto podemos usar el griego moderno para entender el griego bíblico? Primero, proorizō y proorismos son extremadamente raros en la literatura antigua. De esta manera, es útil recurrir a su uso moderno, tal como lo hemos hecho; después de todo, el griego contemporáneo está estrechamente relacionado con el griego bíblico. Segundo, si bien el griego ha evolucionado a lo largo de los siglos en cuestiones gramaticales y sintácticas, el vocabulario ha sido el aspecto del lenguaje menos afectado. El griego moderno emplea gran parte del mismo vocabulario que el griego bíblico, y prácticamente con el mismo significado.
Su uso en el griego Antiguo
Tan útil como pueda resultar, no necesitamos descansar solo en el griego moderno. El griego clásico coincide con su uso moderno. Tenemos un claro uso en el griego secular en los escritos de Hipócrates, el médico (siglo IV a.C.), que usa proorismos para describir un resultado deseado cuando es administrada la medicación.[3]
Los diferentes usos en los escritos de los padres de la iglesia también indican propósito o intención. Orígenes (siglo III d.C.) señala que el llamado del evangelio es el comienzo, no el destino (proorismos) de la travesía cristiana.[4] Anastasio (700 d.C.) lo utiliza de la misma manera, en su refutación de la predestinación. Él explica que, si existiera tal cosa como una predestinación absoluta (propepēgmenos kai ametathētos proorismos), las personas que se enferman no deberían pedir sanación o recurrir a los médicos.[5] El hecho de que Anastasio use las palabras propepēgmenos kai ametath tos proorismos, que significa “preestablecer/preendurecer e irrevocable”, para cali car la palabra proorismos, indica que, tanto para él como para sus lectores, la palabra proorismos por sí misma no transmite la esencia de predestinación.
Juan Damasceno (siglos VII-VIII d.C.) vincula proorismos con la voluntad de Dios y el preconocimiento,[6] y señala específicamente que Dios “no desea que suceda mal ni fuerza la virtud o el bien”.[7] Esto implica que el proorismos divino no es absoluto, sino que permite la decisión humana. Metodius I (siglo IX d.C.) usa proorizō junto con la frase proairese ōs anthrōpinēs, que significa “voluntad/ deseo/elección humana”. El hecho de que la voluntad, el deseo o la elección humana estén incluidas en el proorismos divino indica que no tenía en mente la predestinación absoluta.
En este sentido, podemos ver que el significado de proorizō y proorismos ha permanecido constante desde los tiempos del griego clásico hasta los tiempos del griego moderno, y que el énfasis está en la intención, y no en un resultado irrevocable. Ahora veremos que el análisis sintáctico va en la misma dirección.
La sintaxis de la intención
La sintaxis es igual de importante. En el griego bíblico, cuando los verbos para las acciones cognitivas y volitivas, tales como proorizō, aparecen en los tiempos aoristo o perfecto, generalmente están acompañados por un infinitivo (por ejemplo, Mat. 13:17; Luc. 15:16; Hech. 4:28; 21:25; 25:25; 27:1; 1 Cor. 7:31; 2 Cor. 2:1; Tito 3:12). Este también es el caso de proorizō en, al menos, tres casos (Hech. 4:28; Rom. 8:29; Efe. 1:11, 12).
Tanto en el griego clásico como en el bíblico, el infinitivo se usa habitualmente para indicar intención o resultado.[8] A pesar de que la noción de resultado podría sugerir que se está re riendo a la predestinación, no es así. Cuando la acción en vista todavía está en el futuro, el infinitivo designa resultado previsto.[9] Es más, en el desarrollo del idioma griego, el uso del infinitivo fue perdiendo fuerza, y los verbos volitivos comenzaron a expresarse en subjuntivo. El modo subjuntivo expresa posibilidad, en contraste con el indicativo, que establece más sólidamente la realidad. Esto es evidente en la traducción al castellano de verbos volitivos tales como “decidir”, “determinar” y “desear”.
Que posibilidad es el acompañamiento más natural para los verbos volitivos, es auto evidente. Cuando digo que he decidido hacer algo, o que quiero hacer algo, la implicación es que la decisión o el deseo, si bien están firmemente establecidos en mi mente, sin embargo, deben esperar para que sean una realidad. Yo he decidido hacer algo, ya sea que lo lleve a cabo o permanezca como una posibilidad.
En la transición del griego clásico al bíblico, el infinitivo, a veces, fue reemplazado por una frase preposicional. Con respecto al uso de proorizō en el Nuevo Testamento, vemos que este verbo aparece acompañado cuatro veces por una frase preposicional. En Romanos 8:20, proorizō es seguido por eis to einai autoni (“para que él sea”); en 1 Corintios 2:7: eis doxan ēmōn (“para nuestra gloria”); en Efesios 1:5: eis huiothesian (“para adopción”); en Efesios 1:11 y 12: eis to einai ēmas (“para que seamos”). La preposición eis puede indicar movimiento, o intención geográfica o cronológica.[10] Dado que proorizō no se re ere a una acción temporal ni espacial, hay que desechar las dos primeras opciones. El único uso apropiado para la preposición eis es “intención”. Es más, en dos de los cuatro versículos (Rom. 8:29; Efe. 1:11, 12) donde aparece la frase preposicional, también aparece el infinitivo einai (“ser” o “estar”). Como ya se ha señalado, los in nitivos indican intención o resultado previstos.[11]
Concluimos que la sintaxis del verbo proorizō en el Nuevo Testamento indica clara e inequívocamente intencionalidad divina, ya sea mediante el uso del infinitivo con proorizō o a través de frases preposicionales que indican intención.
El contexto de la intención
Finalmente, pero no menos importante, está la evidencia del contexto. El espacio no nos permite un análisis contextual completo de los textos acerca de la predestinación, pero es necesario mencionar unos pocos aspectos.
Hechos 4:28 registra las palabras de los creyentes a Pedro y a Juan, después de que fueran liberados. A primera vista, pareciera que los sufrimientos de Jesús en manos de judíos y gentiles estaban predestinados: “para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado [proōrisen] que sucediera”. Pero, inmediatamente después, los creyentes continuaron con una súplica al Señor por su protección: “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” (vers. 29).
¿Por qué suplicar protección al Señor, si todas las cosas ya han sido predestinadas desde el comienzo? Una súplica así tiene sentido solo en el contexto de la batalla entre el bien y el mal. Los discípulos sabían que podían obtener la victoria solo si el Señor intervenía en su favor, y por eso le suplicaron que él lo hiciera. En 1 Corintios 2:1 al 10, Pablo explica que, cuando llegó por primera vez a Corinto, estuvo entre ellos con debilidad, y mucho temblor y temor (vers. 3); posiblemente, por causa de la relativa falta de éxito en Atenas, que había sido su anterior destino, o quizá por la notoria reputación de Corinto. En este contexto, Pablo “decidió” (ekrina) no saber cosa alguna excepto a Jesucristo, y a este crucificado (vers. 2). ¿Por qué temer y temblar, si todo estaba predestinado? ¿Y en qué contexto Pablo “decidió” qué predicar, si todo estaba determinado?
El verbo proōrisen, aquí, se refiere a “sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta” (vers. 7), el plan de salvación tal y como llegó a ser una realidad en Cristo y por medio de su muerte en la cruz. El sacrificio de Cristo, ¿estaba predestinado? Deberíamos pensarlo con cuidado, antes de responder afirmativamente. Si el sacrificio de Jesús estaba predestinado, entonces no tendría sentido la tentación de Satanás: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mat. 4:9); o la burla de los ladrones en la cruz: “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros” (Luc. 23:39). Es más, incluso el ruego de Jesús en Getsemaní: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mat. 26:39), parecería vacío de sentido.
Si todo ha sido predestinado desde el comienzo, entonces el ruego no tendría sentido. En contraste, si entendemos que proorizō se re ere a una intención, al plan de Dios para la salvación de la humanidad, entonces las palabras de Jesús cobran una profundidad maravillosa, reflejando su propio compromiso invariable de salvar a la humanidad. Jesús, primero, estuvo de acuerdo con el plan cuando fue trazado antes de la fundación del mundo (Apoc. 13:8). Y nuevamente, en Getsemaní, en forma humana y en el momento de su mayor debilidad, se sometió voluntariamente para avanzar con el plan de salvación. Cristo no estaba obligado a morir por la humanidad como esclavo de una predestinación soberana, sino que se ofreció total y voluntariamente para ser crucificado.
En Romanos 8:29, Dios proōrisen a los creyentes “para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. Las palabras “fuesen hechos conformes” conlleva el elemento de probabilidad. Las palabras “para que él sea” son traducidas del griego eis to einai, una construcción que, tal como se señaló antes, habitualmente indica intención o propósito.
Es más, las intenciones de Dios están centradas en “los que antes conoció” (Rom. 8:29); lo que indica que sus planes no están basados sobre una decisión arbitraria y soberana, sino sobre el conocimiento íntimo de los seres humanos y de su respuesta al evangelio. Toda la construcción habla, primariamente, de las intenciones y los planes de Dios. Si bien existe una robusta garantía en Romanos 8:30 de que el plan de Dios se hará realidad en los creyentes comprometidos, el lenguaje de intención y probabilidad señalado aquí indica que no se tiene en vista la predestinación en el sentido calvinista, sino solamente la obra de la voluntad de Dios en el corazón de aquellos que responden.
Finalmente, en Efesios 1:5 al 12, Pablo explica cómo, en Cristo, Dios proorisas a los creyentes para recibir el don de la salvación. Este don es ofrecido kata prothesin, “conforme al propósito [de Dios]”, no de acuerdo con una decisión arbitraria y soberana. El pasaje está lleno de infinitivos y frases preposicionales, cosa que subraya una intencionalidad (eis huiothesian, eis epainon doxēs, eis oikonomian, anakefalaiôsasthai, eis to einai). Nuevamente, la orientación está en las intenciones y los propósitos de Dios, no en un resultado predestinado.
Síntesis
Hemos analizado el vocabulario, la sintaxis y el contexto de los versículos que son citados en apoyo de la predestinación. El vocabulario subraya intención/propósito, y no resultado predestinado. La sintaxis enfatiza la intención/propósito, y no un resultado fijado por anticipado. El contexto está saturado de palabras y de construcciones sintácticas que subrayan intención/propósito, y no un resultado predestinado. Nada en estos textos requiere que sean interpretados como si enseñaran la idea de la predestinación.
Los que adhieren a la teoría de la predestinación pueden contraargumentar que, en la esfera divina, intención/propósito es lo mismo que resultado, dado que Dios es soberano y todopoderoso, y que su voluntad siempre se hará realidad. Pero, esta perspectiva es teológica/ losó ca, no exegética. En lo que concierne a la exégesis, el vocabulario, la sintaxis y el contexto, enfatizan la intención. Si los escritores del Nuevo Testamento hubieran querido enfatizar la absoluta irrevocabilidad de las intenciones de Dios, fácilmente podrían haberlo expresado con otras palabras.
La visión que me queda después de haber estudiado los textos que contienen las palabras proorizō y proorismos es que Dios, como un padre amante, hizo todas las provisiones para la salvación de los seres humanos que él creó. Nos busca con su gracia, nos reprende para restaurarnos, nos visita incluso cuando le volvemos la espalda, y nos capacita para caminar en la fe. Y él ha hecho y hace todo lo necesario para la salvación.
Pero, más allá de todos sus mejores esfuerzos, debemos prestar nuestro consentimiento para que el plan de salvación sea una realidad en nuestra vida en particular. Él nunca fuerza sus propósitos en nuestra vida. Esto puede llevarnos a la dolorosa realidad de que, si bien Dios anhela que todos sean salvos (2 Ped. 3:9) y Cristo murió por todos (Juan 1:29), no todos serán salvos. Algunos se perderán por causa de sus propias decisiones realizadas libremente. Este es nuestro Dios; un Dios que podemos entender tanto losó ca como exegéticamente.
Autor: Kim Papaioannou | Doctor en Teología y, al momento de escribir este artículo, enseñaba Nuevo Testamento en el Adventist International Institute of Advanced Studies, Silang, Cavite, Filipinas.

Referencias

  1. Greek Dictionary, s.v. “destine” and “ordain” http://www.greek-dictionary.org/translate-english/des-tinehttp://www.greekdictionary.org/translate-english/ordain y también el léxico en http://www.kypros.org/cgi-bin/lexicon, los dos accedidos el 2 de septiembre de 2013. ↩︎
  2. WordReference.com, www.wordreference.com/ gren/, accedido el 2 de septiembre de 2013. ↩︎
  3. E.g., Hipócrates, Praeceptiones 3.2. ↩︎
  4. Orígenes, Philocaliasive Ecloga de operibus Origenis a Basilio et Gregorio Nazianzeno facta 25.2.5. ↩︎
  5. Anastasio, Questiones et responsiones 16.2.12; cf. 16.4.32. ↩︎
  6. Juan Damasceno, Expositio dei 9.19. ↩︎
  7. Ibíd., 44.3.4. ↩︎
  8. Ver A. B. Moumtzakis, Syntaktikotes Archaias
    Ellenikes [Sintaxis del griego antiguo] (Athens, Greece: Organismos Ekdoseon Didaktikon Vivlion, 2007), p. 84. ↩︎
  9. Ver F. Blass and A. Debrunner, A Greek Grammar of the New Testament and Other Early Christian Literature, trans. and rev. Robert W. Funk (Cambridge, United Kingdom: University Press, 1961), p. 196. ↩︎
  10. Moumtzakis, p. 185. ↩︎
  11. Ver Rom. 3:26; 4:11; 4:16; 15:16; 1 Cor. 10:6; Efe. 1:12; Sant. 1:18, para los usos de eis to einai. Todos ellos indican intención o resultado buscado, no resultado predeterminado. ↩︎

¿Cuándo se escribió el libro de Deuteronomio?


Introducción

A lo largo de la historia surgieron diferentes teorías e ideologías que atacaban la integridad y fidelidad de la Biblia. En el siglo XVII varios teólogos protestantes comenzaron a reconsiderar la autoría del Pentateuco. Poco a poco Moisés dejó de ser considerado el autor de los primeros cinco libros de la Biblia, a medida que la “crítica de las fuentes” comenzaba a dominar la interpretación bíblica. Según esta metodología, el Pentateuco es una recopilación de diferentes tradiciones que fueron compuestas y editadas a lo largo de varios siglos.

En el año 1883, un teólogo alemán llamado Julius Wellhausen publicó su libro Prolegomena zur Geschichte Israels [Prólogo a la historia de Israel], en el cuál postuló que el Pentateuco fue compuesto por cuatro fuentes diferentes. Esta teoría se llamó la “Hipótesis documentaria” y dominó el pensamiento teológico durante el siglo XX. Hasta hoy día es la base de la comprensión actual de la composición del Pentateuco.
Según la hipótesis documentaria, el Pentateuco no fue escrita por Moisés, sino que es el resultado de la recopilación de las siguientes fuentes[1]:
Fuente yahvista: es representada por la letra J. Se supone que fue escrita alrededor del siglo X durante el reinado de Salomón y refleja las creencias del Reino del Sur. Se cree que es la fuente de parte de Génesis, Éxodo y Números.
Fuente elohista: es representada por la letra E. Se supone que fue escrita a principios del siglo VIII en el Reino del Norte. Se cree que es la fuente de parte de Génesis, Éxodo y Números.
Fuente sacerdotal: es representada por la letra P (de “priestly” que significa “sacerdotal” en inglés). Se supone que fue escrita durante el exilio de Babilonia durante el siglo VI. Se cree que es la fuente de la mayor parte de Levíticos.
Fuente deuteronomista: es representada por la letra D. Se supone que fue escrita en el Reino del Norte durante el siglo VIII, alcanzando su forma final en el siglo VI. Se cree que es la fuente de todo el libro de Deuteronomio.
Deuteronomio y los pactos orientales

Actualmente la mayoría de los comentadores liberales acepta la hipótesis documentaria (o alguna forma modificada de ésta) como la explicación de la composición del Pentateuco. Esto significa que ellos creen que el libro de Deuteronomio fue compuesto en el primer milenio antes de Cristo, entre los años 850 al 600 a.C.

No obstante, en el año 1954 un teólogo de la Universidad de Michigan llamado George Mendenhall puso en duda esta creencia.[2] En su libro Law and Covenant in Israel and the Ancient Near East[3], Mendenhall mostró las similitudes entre los pactos hititas y la estructura de Deuteronomio.
Los pactos y alianzas del Imperio Hitita con otros reinos vasallos usualmente contenían seis elementos[4]:
  1. Preámbulo: Se menciona al autor del pacto, sus atributos, títulos y genealogía.
  2. Prólogo histórico: Aquí se describe las relaciones pasadas entre las partes firmantes del pacto. Se hace énfasis en los actos de bondad del Imperio Hitita y sus intervenciones en favor del vasallo.
  3. Estipulaciones: Consiste en las obligaciones del vasallo y sus deberes hacia su señor. Se mencionan especialmente la prohibición de relacionarse con enemigos de los hititas, de cometer cualquier acto de traición y de aceptar migrantes o refugiados de naciones enemigas. También se espera “confianza ilimitada” en el Rey, obediencia inmediata en caso de un llamado a las armas, y la obligación de presentarse una vez por año ante su señor para llevarle tributos. Aunque se mencionan las obligaciones de los vasallos, no se establecen las obligaciones del Rey hitita pues se da por sentado que protegerá a sus súbditos.
  4. Cláusula de lectura y preservación: El pacto debe ser guardado cuidadosamente en el templo principal del reino vasallo y debe ser leído regularmente ante la población general.
  5. Testigos del pacto: se mencionan a los dioses de los hititas y sus vasallos como testigos del pacto. También se mencionan como testigos a elementos naturales, como las montañas, los ríos, los cielos, la tierra, etc.
  6. Fórmula de bendiciones y maldiciones: El texto del pacto termina con una enumeración de las bendiciones (beneficios) que se recibirán al cumplir con este pacto, y las maldiciones (sanciones y castigos) que sobrevendrán si se lo incumple.
La estructura del libro de Deuteronomio sigue de cerca este modelo:
  1. Preámbulo: Esta sección no aparece en Deuteronomio. Esto no debe extrañarse, porque en los pactos hititas no siempre aparecen todos los elementos. No era raro que faltara una o dos secciones.
  2. Prólogo histórico: Esto concuerda con Deuteronomio 1-11. Aquí se menciona la guía divina a través del viaje en el desierto y los actos divinos en favor del pueblo de Israel
  3. Estipulaciones: Aquí entran todas las leyes y normas que Dios les manda a los israelitas y que se encuentran en Deuteronomio 12:1-26:15. Es notable que las instrucciones que se dan en esta sección del libro sean similares en tono y estilo a las de los pactos hititas. Se prohíbe la idolatría (e.g. Deu. 13) y el relacionamiento con adivinos (e.g. 18:9-13), y se regula el trato con extranjeros (e.g. Deu. 21:10-14). Se espera que el pueblo confié plenamente en las instrucciones de Dios (e.g. Deu. 13:4; 20:4), se dan instrucciones acerca de la guerra (e.g. Deu. 20) y se establecen fiestas anuales en las que el pueblo debía presentarse ante Dios con diezmos y ofrendas (e.g. Deu. 16). Es interesante que, aunque aparecen numerosas obligaciones para los israelitas, no se mencionan las obligaciones de Dios, pues se da por sentado que protegerá a su pueblo.
  4. Cláusula de lectura y preservación: En Deuteronomio 31:9-13 se ordena explícitamente que la “ley” debía guardarse en el Santuario y leído en voz alta ante todo el pueblo.
  5. Testigos del pacto: Dado que Israel era monoteísta y que Dios mismo era el autor del pacto no era posible llamar a deidades como testigos. Pero “los cielos y a la tierra” fueron llamados “por testigos” del pacto (Deu. 31:28; cf. 32:1).
  6. Fórmula de bendiciones y maldiciones: Consiste en Deuteronomio 28, donde se mencionan las bendiciones que vendrían como resultado de la obediencia, y las maldiciones y castigos como consecuencia de la infidelidad.
Como podemos ver, el libro de Deuteronomio sigue de cerca la estructura de los pactos hititas, lo cuál ha sido reconocido por la gran mayoría de comentadores actuales[5]. ¿Por qué esto es importante? Pues el Imperio Hitita surgió alrededor del año 1500 a.C. y cayó poco después del 1200 a.C. Aunque los pactos continuaron existiendo luego de la caída del Imperio Hitita, su formato y contenido cambió considerablemente. Por ejemplo, en ningún pacto conocido del primer milenio a.C. aparece un prólogo histórico, el cual funcionaba como la base de los pactos hititas[6]. La evidencia reciente ha mostrado que los prólogos históricos eran una característica de los pactos del segundo milenio a.C., pero que desaparecieron por completo en el primer milenio a.C.[7]
El descubrimiento de Mendenhall presenta un desafío a la hipótesis documentaria. Si el libro de Deuteronomio comenzó a escribirse alrededor del año 850 a.C., más de cuatrocientos años después de la desaparición del Imperio Hitita, ¿cómo pudo haber utilizado como modelo la estructura de los pactos hititas? Recordemos que el modelo hitita desapareció luego del 1200 a.C. y no fue utilizado por ninguna nación del primer siglo a.C. No hay manera, por lo tanto, que Deuteronomio pueda utilizar el formato de los pactos hititas si es que fue escrito en el primer milenio a.C.
La mejor manera de explicar esta dificultad es aceptar que el libro fue compuesto cuando el Imperio Hitita aun existía, lo cual nos deja con un rango de tiempo que va desde el 1500 a.C. hasta el 1200 a.C. Es interesante que el apogeo del Imperio Hitita fue en el 1450 a.C., misma época en la que se estima que sucedió el Éxodo y Moisés vivió.
Conclusión

La mayoría de los comentadores actuales cree en la hipótesis documentaria, según la cual el libro de Deuteronomio fue escrito entre los años 850 a.C. y 600 a.C. No obstante, George Mendenhall ha mostrado que este libro se basa en el formato de los pactos hititas, que solo se utilizó hasta el 1200 a.C. Esto nos muestra que el libro de Deuteronomio no pudo escribirse en el primer milenio a.C., sino durante la existencia del Imperio Hitita. La cronología bíblica nos muestra que el Éxodo sucedió justamente durante el apogeo del Imperio Hitita, lo cual coloca a Moisés como el autor más probable.

Referencias

  1. Basado en Jacques Briend, El pentateuco. Cuadernos Bíblicos 13 (Estella: Verbo Divino, 1980): 2-5. ↩︎
  2. Mis agradecimientos al Prof. Karl Boskamp por llamarme la atención acerca de este autor y su obra. ↩︎
  3. George E. Mendenhall, Law and Covenant in Israel and the Ancient Near East (Pittsburgh, PA: Biblical Colloquium of the Presbyterian Board of Colportage of Western Pennsylvania, 1955). Este libro es una reedición de dos artículos del mismo autor. Véase, ídem, “Ancient Oriental and Biblical Law”, Bible Archaeologist 17, n. 2 (1954): 26-46; “Covenant Forms in Israelite Tradition”, Bible Archaeologist 17, n. 3 (1954): 50-76. ↩︎
  4. Tomado de Mendenhall, “Covenant Forms in Israelite Tradition”, 58-60. ↩︎
  5. Véase, Briend, El pentateuco, 37; Olivier Artus, El pentateuco: historia y teología. Cuadernos Bíblicos 156 (Estella: Verbo Divino, 2012), 47; J. A. Thompson, Deuteronomy: An Introduction and Commentary. The Tyndale Old Testament Commentaries 5 (Downers Grove, IL. Inter-Varsity Press, 1974), 16-21; Raymond E. Brown, Deuteronomio (Santander: Sal Terrae, 1970), 168-174; Juan Luis de León Azcárate, Deuteronomio. Comentarios a la nueva Biblia de Jerusalén (Bilbao: Desclée de Brouwer, 2009), 15-16; Félix García López, El Deuteronomio: una ley predicada. Cuadernos Bíblicos 63 (Estella: Verbo Divino, 1989), 15; ídem, El Pentateuco: Introducción a la lectura de los cinco primeros libros de la Biblia (Estella: Verbo Divino, 2003), 278-279; Joel S. Baden, The Composition of the Pentateuch: Renewing the Documentary Hypothesis (New Haven, CT: Yale University Press, 2012), 130; y Edward J. Woods, Deuteronomy: An Introduction and Commentary. Tyndale Old Testament Commentaries 5 (Downers Grove, IL: Inter-Varsity Press, 2011), 30. Entre quienes niegan una relación entre los pactos hititas y Deuteronomio se encuentran Joseph Blenkinsopp, El pentateuco (Estella: Verbo Divino, 2001), 37-38; y John Barton y John Muddiman. The Pentateuch. The Oxford Bible Commentary (New York: Oxford University Press, 2001), 189. ↩︎
  6. William L. Moran, reseña de Law and Covenant in Israel and the Ancient Near East, por Mendenhall, Biblica 41, nº 3 (1960) 297-299. ↩︎
  7. Ibid. ↩︎
Autor:

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