lunes, 16 de septiembre de 2013

Los principios eternos de la Ley de Dios


Para muchos de los creyentes guardar los Diez Mandamientos consiste en respetar ligeramente dos o tres preceptos. “Yo nunca he asesinado a nadie —dicen— por lo tanto, cumplo con ese mandamiento”. De hecho, a veces se consideran los preceptos del Decálogo desde una perspectiva muy superficial; por eso, ciertas ramas del cristianismo los han desdeñado y considerado inoperantes.
Según la Biblia, los Diez Mandamientos son la aplicación humana de los principios eternos de la Ley de Dios. En el cielo, donde habitan los ángeles, así como en los mundos no caídos, se respetan los mismos principios, aunque la forma en que se aplican estos principios puede ser distinta. ¿Eso quiere decir que ellos no guardan la Ley exactamente como lo hacemos nosotros? Así es. “Los principios enunciados por los Diez Mandamientos son eternos, porque se basan en el carácter de Dios, pero la forma de estos principios dados en el Sinaí estaba adaptada a la comprensión e instrucción de los hombres en su estado de pecaminosidad y natural inconformidad a la voluntad divina”.1
(La cursiva fue añadida). Lo fundamental de los Diez Mandamientos son los principios, eso es lo eterno, lo inmutable y lo perfecto de ellos. ¿Principios, qué es eso?
Un principio es la “norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta” (Diccionario de la Real Academia Española), un precepto inmutable, inalterable e incambiable. El tiempo no lo transforma. No es una costumbre ni una adaptación a determinada época. Sencillamente pervive en todo momento. En el caso de nuestros Diez Mandamientos estos principios reciben una aplicación humana. O sea, detrás de cada mandamiento de la Ley de Dios, aplicado a la experiencia humana, existe un principio que es eterno, un precepto que obedecen los ángeles en el cielo y los mundos no caídos, que ha sido así en todo momento. Es decir, los principios son los mismos, pero su redacción cambia. Y lo importante de los preceptos divinos son los principios y no tanto las formas humanas. Aquí es prudente citas las palabras del ex presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt (1882-1945): “Las reglas no son necesariamente sagradas, pero los principios sí lo son”.2
En el recuadro podemos ver cómo se aplican tales principios en la Ley de Dios.
MandamientoPrincipio eterno
I. No tener dioses ajenos
  • Exclusividad
II. No ídolos
  • Fidelidad
III. No tomar el nombre de Dios en vano
  • Reverencia
IV. Sábado
  • Adoración
V. Honrar a los padres
  • Respeto a la autoridad
VI. No matar
  • Preservación de la vida
VII. No fornicar
  • Pureza de vida
VIII. No hurtar
  • Integridad
IX. No mentir
  • Veracidad
X. No codiciar
  • Satisfacción con lo que se posee
  • De acuerdo con este cuadro, cada mandamiento entraña un principio. El primer precepto dice que Dios debe ocupar un lugar exclusivo, único, preferente y especial en la vida. Nada debe ubicarse antes que el amoroso Señor, nadie puede ocupar su sitio. Él es la razón por la cual usted y yo podemos existir. Si deseamos encontrarnos a nosotros mismos es necesario buscarlo a él primero; al descubrir las profundidades de su Ser, aprendemos a conocer nuestra naturaleza pecaminosa.

  • Por su parte, el segundo mandamiento dice que debemos rendirle fidelidad a Dios. Pero no se puede ser fiel a alguien que no se ama. Por lo tanto, este precepto implica amar al Señor para practicar la fidelidad hacia él. Asimismo, la fidelidad se extiende a las relaciones humanas. Si usted no es fiel a su cónyuge a quien prometió fidelidad y con quien convive todos los días, ¿cree que será honesto para con un Dios invisible? ¡Los Mandamientos son mucho más abarcantes de lo que imagina!

  • Por otro lado, el tercer precepto dice que la reverencia es un mandamiento, no una opción. “La verdadera reverencia hacia Dios es inspirada por el sentimiento de su infinita grandeza y la comprensión de su presencia”.3 Las profundas muestras de respeto y consideración hacia el Padre celestial, y todo lo que él representa (su templo, sus autoridades, su Palabra), deben ser parte de la vida de un hijo de Dios.

  • Enseguida viene el cuarto mandamiento, referente al día sábado, el cual nos dice que es necesario adorar a Dios. En otras palabras, el día santo existe para rendir adoración al Señor, por lo tanto, si no adoramos a Dios no estamos guardando el precepto divino. Ese es el mandato que observan los seres celestiales: adoran a Dios en la hermosura de la santidad. Así lo han hecho por la eternidad.

  • El quinto mandamiento nos asegura que es necesario tener respeto a las autoridades, ya sean padres, maestros, ministros, gobernantes, etcétera. No dice que debemos estar de acuerdo con ellos en todo momento, pero sí nos pide que les tengamos respeto. Ellos representan la autoridad divina; si lo hacen mal, Dios los juzgará cuando lo considere prudente. Aquí, el razonamiento se repite un poco: si no se tiene respeto hacia los padres, a los cuales uno ve cotidianamente, ¿cómo se tendrá devoción por un Dios invisible?

  • El sexto mandamiento es muy pertinente. Afirma que nosotros no debemos acabar con la vida, sino preservarla. De modo que es un imperativo divino cuidar la salud mediante un estilo de vida adecuado para mantener sano el organismo. Además, en las palabras, los actos y la forma en que nos relacionamos con los demás debiera manifestarse el deseo de ayudar a otros a ser mejores a través de nuestra influencia.

  • Los hijos de Dios no destruimos, más bien, edificamos y construimos caracteres dignos del reino de los cielos. Y para ello, el séptimo mandamiento nos da un excelente método: la pureza de vida. Es decir, mantener limpia la conciencia sabiendo que las acciones nacen de los pensamientos. Por lo tanto, cuanto más basura visual o auditiva se introduzca en la mente, mayores posibilidades existirán de que los pensamientos destructivos se cristalicen en la existencia.

  • El octavo mandamiento nos exhorta a vivir una vida caracterizada por la integridad, la honradez y la decencia. Nos pide tener respeto por las posesiones materiales o morales ajenas, y mantenernos leales a la ética del cristianismo.

  • De manera relacionada, el noveno mandamiento promueve el respeto a lo ajeno por medio de la adherencia y conformidad a la verdad. Y si Dios es la fuente de toda verdad, todo conocimiento verdadero nace de él. Por lo tanto, los hijos de Dios apartan de su vida la corrupción, el fraude y las artimañas del error.

  • Finalmente, el décimo mandamiento nos exhorta a vivir felices con lo que tenemos. ¡Qué interesante perspectiva! Disfrutar la vida es un imperativo divino y no una opción individual.
Por lo tanto, los hijos de Dios son personas dichosas, satisfechas y agradecidas con todo lo que el Señor les ha dado. Son el objeto de sus abundantes bendiciones y de su cariño constante. Ello se refleja en sus rostros, sus palabras, sus actitudes y su visión del futuro. El Señor es la razón de su alegría, su esperanza y su gozo ante cualquier tipo de circunstancia. Como alguna vez dijera el apóstol Pablo: “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4: 11-13).
La ley de Dios da sentido a la existencia de los seres humanos y a todos los habitantes del universo celestial. Al obedecerla, los hijos de Dios aprenden a disfrutar la vida de la mano de Dios. Por esa razón, ella es la base y el reflejo del carácter del Señor. ¡A quién se le ocurre afirmar que la santa Ley de Dios está abolida! ¡Quién se atreve a aseverar semejante disparate! Solo a Satanás y a aquellos que se dejan influir por sus dichos.
Por 
Alejandro Medina Villarreal
1Diccionario bíblico adventista, p. 323.
2The Columbia Dictionary of Quotations.
3Elena G. de White, Conducción del niño (Buenos Aires: Asociación Editora Sudamericana, 1974), p. 510.


El autor es licenciado en Teología y es director editorial de GEMA, con sede en México.

Fuente: el Centinela

lunes, 9 de septiembre de 2013

La ciudad de Abrahán

“A cualquier mujer le gustaría casarse con un arqueólogo, porque cuanto más vieja se hace, él más la apreciará”. Esas son las conocidas palabras de la célebre escritora británica Agatha Christie. Curiosamente, ella puede experimentar el amor de un arqueólogo en su vida. Después de un matrimonio conflictivo, la mencionada autora se casó con uno de los auxiliares de Sir Leonard Wooley, el responsable de las excavaciones arqueológicas en la ciudad de Ur de los Caldeos, el hogar del importante patriarca Abrahán. Incluso hasta participó de algunas excavaciones en el lugar junto a su marido, Max Mallowan.
Agatha Christie en las ruinas de Chagar Bazar, al norte de Siria, en 1935. Fuente: http://www.britishmuseum.org
Existe un cierto debate sobre la exacta localización de Ur, pero hasta el momento, todas las informaciones llevan a la conclusión de que Tell-el- Muqayyar, el sitio excavado por Wooley y su equipo entre 1922 y 1933, no demasiado lejos de la actual Bagdad, es la antigua Ur. Esa ciudad era un gran centro cultural, político, económico y religioso alrededor del año 2200 a.C, como demuestran las innumerables tablas cuneiformes que se encontraron en las ruinas de el-Muqayyar. Su grandeza fue alcanzada por el rey Ur-Nammu, y solidificada por su hijo y sucesor Shulgi, justamente en la época en la que Abrahán vivió, de acuerdo con las informaciones cronológicas del libro de Génesis.
piramides
Zigurat de Ur de los Caldeos dedicado a la diosa Nannar. Fonte: ancient.eu.com

Sin dudas, la construcción que mejor representa a Ur es el zigurat, una torre-templo dedicada a la diosa Nannar. Son aproximadamente 25 metros de altura, y por ser una región muy plana, todos podían ver la construcción desde varios metros de distancia. Algunos sugieren que Ur debe haber tenido de 25 a 30 mil habitantes. Para ellos, el sentimiento de protección de Nannar estaba garantizado solo con mirar al horizonte, en dirección a Ur.
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Excavación conducida por Wooley en Ur. Fuente: asorblog.org
Fue en ese medio en el que Abrahán vivió por varios años. El texto bíblico lo describe como alguien rico. Además de muchos animales, el patriarca bíblico tenía muchos siervos (según Génesis 12:5). De esta manera, Ur era ideal para la vida social y económica de Abrahán y su esposa Sara. Sin embargo, la orden divina que encontramos en Génesis 12:1 era explícita: “Vete de tu tierra”. En el idioma en el que originalmente se escribió ese texto, el hebreo, la orden se hace más dramática. La expresión lech-lechá puede traducirse como “vete” o “vete solo”.
De manera extraña, un Dios que no era Nannar, la patrona de Ur, le estaba pidiendo a Abrahán que abandonara la próspera ciudad y partiera a otra desconocida (“salió sin saber a dónde iba”, según Hebreos 11:8). ¿Cuál es fue motivo para semejante pedido? Podemos pensar en por lo menos tres: el primero, que tenía que ver con el conocimiento de Dios. Hasta aquel momento, ese conocimiento había sido transmitido por hombres como Set, Enós, Enoc, Noé y su hijo Sem. Ese mismo conocimiento debería ser transmitido a otras generaciones y Abrahán fue el elegido para llevar ese mensaje a todos los pueblos de la Tierra (Génesis 12:3).
El segundo motivo involucra la idolatría de Ur. Nannar era la principal diosa de la ciudad, pero no era la única. Los pueblos del Antiguo Medio Oriente eran conocidos por su idolatría. A causa de eso, la espiritualidad del patriarca podría haberse visto amenazada si él permanecía allí con su familia (según Josué 24:15). Finalmente, el último motivo tenía que ver con las bendiciones prometidas en Génesis 12: 2-3. En estos dos versículos, el sustantivo hebreo berak (bendición) aparece cinco veces.
No sólo Abrahán estaba recibiendo bendiciones, sino que todas las naciones de la Tierra serían benditas a través de él y sus descendientes. En otras palabras, la familia de Abrahán sería un conductor de bendiciones para toda la humanidad. Dicha responsabilidad involucraba dejar Ur. Solo así podrían cumplirse las promesas.

A pesar de estar hablando de una ciudad que estuvo en todo su apogeo hace más de cuatro mil años y de uno de sus habitantes, creo que existe una lección para nosotros que vivimos en el siglo XXI. Yo no me sorprendería si encontrara una “Ur de los Caldeos” en mi vida. Al examinar mi corazón, es probable que encuentre algo oscurezca el conocimiento de Dios en mi vida y que entorpezca mi relación con él, y que sin dudas impida que se derramen las bendiciones de Dios en mi vida. Por lo tanto, es necesario someterse diariamente a aquel que todo lo conoce, y permitir que nos revele el camino que debemos seguir.

FE RACIONALLUIZ GUSTAVO ASSIS

Arqueología bíblica y filosofía.
Luiz Gustavo Assis

jueves, 5 de septiembre de 2013

Seis detalles sobre la segunda venida de Jesús



Mi esposa les puede decir que cuando ella va a ausentarse por varias horas, yo comienzo a preocuparme cuando no regresa a casa a la hora predicha. Afortunadamente, casi siempre tiene consigo su teléfono celular, y si no me llama, yo la llamo para saber cómo está.
El problema es que en algunas ocasiones, cuando sale de casa se olvida llevar su teléfono. Cuando sucede esto, y yo pensaba que regresaría a casa a las 8:00 p.m., si aún no ha regresado a las 9:00, comienzo a preocuparme, y cuando llegan las 10:00, ya estoy pensando si debo llamar a la policía para ver si ha habido un accidente en el área. Nunca he tenido que hacer esa llamada, pero he estado a punto de hacerla un par de veces.
No me importa tanto si mi esposa tiene que salir y regresa tarde, pero sí me interesa saber lo esencial: dónde está, la causa de cualquier retraso en regresar a casa, a qué hora puedo esperarla en casa, etc. Mi esposa ha aprendido que yo me preocupo bastante por su seguridad, así que si es posible, me llama para avisarme qué está pasando. Y por supuesto, se lo agradezco.
De una manera limitada, esto ilustra la preocupación que los cristianos a veces sentimos respecto del regreso de Cristo a este mundo. Así como mi preocupación por mi esposa, conocer los hechos puede ayudarnos a tranquilizar nuestra mente. A continuación encontrará seis detalles importantes que le serán útiles al considerar la segunda venida de Cristo.

Cuándo vendrá Jesús

Los discípulos de Jesús le preguntaron un día: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (S. Mateo 24:3). Jesús respondió esta pregunta de dos maneras.
Detalle 1: No sabemos cuándo Jesús vendrá. Durante el último siglo, varios grupos e individuos han fijado fechas para la segunda venida de Jesús, incluyendo fechas en 1914, 1964, 1988 y 1994. Durante la década de 1990, muchas personas predijeron que Jesús vendría en o alrededor del año 2000. Pero Jesús dijo: “Del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre” (vers. 36).
No hay sentido en que nosotros pongamos fechas para la segunda venida de Jesús o nos emocionemos cuando otros lo hacen. Muchas personas se han cansado de ver fechas ir y venir sin que pase nada, y pierden toda esperanza en el regreso de Jesús.
Detalle 2: Podemos saber cuándo su venida está cerca. Jesús sí dijo que podemos saber cuándo su venida está cerca, así como sabemos que el verano está cerca cuando las hojas comienzan a brotar en los arboles (vers. 32, 33). También nos dio varias señales para poder saber cuándo se aproxima su venida.
Una de estas señales es la predicación global del evangelio. “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones —dijo él— y entonces vendrá el fin” (vers. 14).
Nosotros los humanos nunca sabremos cuándo cada persona en esta tierra habrá tenido la oportunidad de escuchar las buenas nuevas de Jesús y su propuesta de vida eterna a todo aquel que cree en él. Pero un punto es muy evidente: hoy es más fácil que en cualquier otro momento de la historia humana compartir las buenas nuevas con cada ser humano. Piénselo. Por varias décadas hemos tenido la televisión, la radio, los libros, revistas y periódicos; ahora tenemos la Internet y la telefonía moderna. Dadas las circunstancias apropiadas, el mundo entero podría enterarse del evangelio de un día para otro.
La Biblia también dice que, poco antes que Jesús regrese, el mundo se verá fascinado por el espiritismo y la comunicación con espíritus demoniacos. Por ejemplo, Jesús dijo que antes de su regreso “se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (vers. 24). En un pasaje similar en Apocalipsis, Juan dice que “espíritus de demonios, que hacen señales”, reunirán a los reyes de la tierra en todo el mundo, para la batalla de Armagedón (Apocalipsis 16:14-16). Además, Pablo dice que en el tiempo de la venida de Jesús, Satanás se revelará “con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2 Tesalonicenses 2:9).
Yo creo que no es casualidad que hoy día estamos viendo un aumento rápido en la “canalización” practicada por la Nueva Era y otras formas de comunicación con los muertos. Esta es una señal del pronto regreso de Jesús, y además es una advertencia de que no debemos aceptar a los obradores de milagros simplemente porque aparentan tener poderes sobrenaturales. Satanás puede obrar milagros, y obra sus milagros para engañar a la gente.

Cómo vendrá Jesús

Jesús predijo que antes que él regrese, impostores aparecerán en varios lugares de la tierra diciendo ser el Cristo. ¡Ten cuidado! —declaró—, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”. Por eso él advierte, “Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis” (S. Mateo 24:4, 5, 26).
Afortunadamente, nadie tiene que ser engañado. Hay tres maneras en que podemos reconocer al Jesús real cuando venga.
Detalle 3: Su venida será un evento público. El hecho es que la venida de Jesús será el evento más público en la historia del mundo. La Biblia dice: “Todo ojo le verá” (Apocalipsis 1:7), y Jesús mismo dijo: “Como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre” (S. Mateo 24:27).
No solo la venida de Jesús será visible, también será sumamente audible. Pablo dice: “El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo” (1 Tesalonicenses 4:16). Además, le dijo a la iglesia de Corintios que “se tocará la trompeta” en la venida de Jesús (1 Corintios 15:52).
Detalle 4: Vendrá en las nubes. Jesús también dijo que vendrá “sobre las nubes del cielo” (S. Mateo 24:30), un detalle que se repite varias veces en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, en Apocalipsis, Juan escribió: “He aquí que viene con las nubes” (Apocalipsis 1:7). Luego, al describir una visión de la segunda venida de Jesús, Juan dijo: “Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre” (Apocalipsis 14:14).v
Detalle 5: Los muertos serán resucitados. Jesús dijo, “Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz” (S. Juan 5:28). “Los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida” (vers. 29). Jesús no dijo cuándo esto sucederá, pero Pablo explicó que sucederá en la segunda venida de Jesús: “el Señor mismo… descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Tesalonicenses 4:16).
A raíz de lo anterior, sabemos que cualquier persona que asegure ser Jesús es un impostor, a menos que aparezca en las nubes de los cielos con el sonido de una poderosa trompeta y resucite a los muertos.

Cómo estar listos

La pregunta más importante es: ¿Cómo podemos estar tú y yo listos para el regreso de Jesús? La respuesta es el sexto detalle importante sobre su segunda venida.
Señal 6: Puedes estar listo. Algunas personas que piensan que están listas para la segunda venida de Jesús descubrirán que no lo están. Él advirtió: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos” (S. Mateo 7:21).
¿Qué debemos hacer tú y yo para estar listos para la venida de Jesús?
Primero, debemos reconocer los errores que hemos cometido y corregirlos. Si hemos perjudicado a alguien, debemos enmendarlo. Y aunque Dios no requiere de nosotros que venzamos todos nuestros malos hábitos antes que él nos acepte, sí quiere que los reconozcamos y nos dispongamos a vencerlos. La Biblia llama a este proceso “arrepentimiento” y “confesión”. Además, debemos aceptar la muerte de Jesús en la cruz por nuestros pecados y pedirle que perdone tales pecados.
Cuando hemos cumplido todas estas condiciones, Dios hace dos cosas por nosotros. Primero, nos perdona. Y segundo, transforma nuestras mentes y emociones para que ahora odiemos las cosas malas que antes amábamos, y amemos las cosas buenas que antes odiábamos. A esto se lo conoce como “nuevo nacimiento”.

La esperanza de la venida de Jesús

¿Te estás cansando del dolor, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte? Dios promete que en el nuevo hogar que Jesús está preparando, él “enjugará… toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4).
Cuando Jesús venga, aquellos amigos y seres queridos que eran creyentes y han muerto serán resucitados. Se reunirán con el pueblo de Dios que todavía vive sobre la tierra, “y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:17). Con razón la Biblia nos dice: “Alentaos los unos a los otros con estas palabras” (vers. 18).
¿No te gustaría estar listo(a) para encontrarte con Jesús cuando venga? Todo lo que tienes que hacer es pedirle que entre en tu vida. ¡Y el mejor detalle de todos es que puedes hacer esta oración ahora mismo!

Por
Dr. Marvin Moore

El autor es el director de Signs of the Times. Ha escrito decenas de libros y artículos sobre temas proféticos y de autoayuda.

FUENTE: el Centinela
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