miércoles, 20 de julio de 2011

Cuando dos es igual a uno: Las matemáticas del matrimonio


Juan y María son dos personas completamente diferentes: diferentes en crianza, personalidad y antecedentes. Después de un tiempo y de mucha oración y consejos, marchan hacia el altar y toman el voto de llegar a ser una carne bajo la bendición de Dios. ¿Qué significa llegar a ser uno? ¿Es posible que dos personas diferentes lleguen a ser "uno"? Algunos dirían que no. Sin embargo, la Biblia dice que sí.

Pero, ¿cómo comprendemos la declaración de que los dos "serán una sola carne" (Gen. 2:24) ¿Será un misterio matemático? ¿O hay algo más en ello?

La matemática de la anulación

Algunos argumentarían que el matrimonio cristiano es un milagro que trasciende la sencilla regla matemática y que nos da la ecuación 1+1=1. Tal argumento no refleja el verdadero significado de Génesis 2:24 o el principio bíblico subyacente de la unidad en el matrimonio. Si 1+1=1 es correcto, se deduce que uno de los dos debe renunciar a sí mismo y llegar a ser 0. Tal renunciamiento propio permite una posibilidad matemática (1+0=1), pero crea una dificultad teológica.

Consideremos a Elisa. Ella era una de esas personas que parecen tener una visión muy clara de su futuro. Tenía el potencial para llegar a tener éxito profesional. Siempre alegre, siempre alerta, tenía una personalidad que la hubiera hecho avanzar hacia arriba. Sin embargo, cuando Elisa se casó, comenzó a experimentar pequeños cambios en sus actitudes. La inseguridad y dudas acerca de sí misma lentamente comenzaron a entrar en su vida. Llegó a ser una profesional, pero el alto nivel de éxito parecía eludirla. Llegó a ser muy tranquila y sonreía o reía sólo cuando su esposo no estaba cerca. Vivía una vida rutinaria, a veces dolorosamente solitaria y rara vez se expresaba aun sobre asuntos como la educación de su hijo, la decoración del hogar, o las ropas que vestía. Su esposo decidía todo.

Ustedes se han encontrado con Elisa muchas veces en todo lugar imaginable. Ella lleva la vida como una rutina, aun presentando una imagen placentera por afuera. Pero dentro de ella hay escondidos una multitud de problemas que no los detectan ni siquiera los amigos más íntimos o los miembros de su familia. Los sicólogos llaman a esto el Síndrome de la Identidad Anulada, que se observa más en las mujeres que en los hombres.

Dos características muy significativas identifican a este síndrome: la pérdida de la capacidad de tomar decisiones y la lenta transferencia del control de todas las cosas a su cónyuge, incluyendo los gustos más personales. ¿El resultado? Un gran sentido de frustración, no expresado verbalmente, pero guardado internamente hasta que un día estalla en forma de trauma emocional. Y surgen a la superficie sentimientos de temor, angustia y dolor emocional.

Elena White aconseja que la esposa "no debería sacrificar sus fuerzas y permitir que sus capacidades queden dormidas, apoyándose totalmente sobre su esposo. Su individualidad no debe ser absorbida por la de él. Ella debería sentir que es igual a su esposo, para estar a su lado, fielmente en el puesto del deber de ella, y él en el de él".1

También escribió: "Dios le ha dado conciencia [a la esposa], la que ella no puede violar con impunidad. Su individualidad no puede ser absorbida en la del esposo... Es un error imaginarse que con devoción ciega ella ha de hacer exactamente lo que su esposo dice en todas las cosas, cuando ella sabe que al hacerlo, su cuerpo y su espíritu sufrirían daños".2

En otra ocasión, hablando a una pareja de recién casados, Elena White dijo: "Pero mientras deben combinarse como uno, ninguno de ustedes ha de perder su individualidad en el otro. Dios es el dueño de la individualidad de ustedes. A él deben preguntarle: ¿Qué es lo correcto? ¿Qué está mal? ¿Cómo puedo cumplir mejor el propósito de mi creación?"3

De este modo, el ideal de la unidad bíblica no permite la anulación o la renuncia del uno hacia el otro. Un cónyuge no ha de controlar la conciencia del otro. En realidad, la actividad creadora de Dios que involucró una costilla es un símbolo poderoso de que Eva "no habría de controlarlo como la cabeza, ni ser pisoteada bajo sus pies como inferior, sino estar a su lado como igual".4 "Nadie se casa para que su personalidad sea destruida o ignorada por su cónyuge".5

La matemática de la mutilación

Si la anulación de una persona no es la respuesta al problema de la unidad, ¿podremos pensar en la mutilación de ambos como una manera de comprender el concepto? Por mutilación quiero decir que cada persona renuncia al 50 por ciento de su yo. Esto permitiría que la fórmula se cumpliera: 0,5+0,5=1. Algunas parejas cristianas caminan por este sendero por razones sociales y financieras, por el bien de los hijos o para evitar el fracaso. En el proceso, se ven forzadas a renunciar a muchas de sus metas y de sus sueños personales.

Aquellos que siguen esta ruta, muchas veces no se dan cuenta cuándo dejaron de ser ellos mismos y llegaron a ser otros. "Ambos decidieron que su 'vida' sería una 'forma de vida'. Pero con el transcurso del tiempo, ambos deben examinar si su vida diaria es una vida real, una agonía... o una muerte".6 En realidad, ambos están "medio muertos" porque han dejado el 50 por ciento de sus vidas fuera de la relación.

Si el porcentaje es diferente, digamos que uno renuncie al 40 por ciento y el otro al 60, el resultado podría ser aún más desastroso. No, la respuesta al problema de la unidad en el matrimonio no reside en la matemática de la mutilación, sino en el misterio del amor. Pero primero, consideremos una pregunta fundamental.

En busca de una solución

Si sientes que cualquiera de los acertijos matemáticos descritos arriba calzan en tu caso, detente un momento. ¿Qué deberías hacer para vencer la tentación de la negación propia?

1. Pide ayuda. Es relativamente fácil no percibir que tu personalidad está sufriendo lentamente un proceso de anulación. Busca la ayuda de un profesional cristiano, preferentemente con antecedentes pastorales. Tal ayuda puede permitirte redescubrir y reforzar tu personalidad peculiar.

2. Desaprende. La conducta es aprendida, y como tal, puede ser desaprendida. Las personas tienen muchas razones para entregar sus vidas para ser administradas por otros. Cada vez que las personas permiten que otros las controlen hasta el punto de no saber quiénes son deberían tratar de encontrar la causa. Pueden ser situaciones familiares, traumas de la niñez que no se han resuelto, o alguna crisis que forzó a un miembro de la pareja a hacerse cargo de todo.

3. Expresa tus sentimientos. Si sientes que no se te está escuchando, o que tu cónyuge tiende a despreciarte y a tomar ventajas, es tiempo de hablar. Comunícate y hazte oír. Ayuda a tu cónyuge a apreciar y a afirmar el principio de mutualidad en el matrimonio.

4. Estudia el propósito del matrimonio. Dios dio al esposo y a la esposa la responsabilidad de cuidar el uno del otro. Tanto el esposo como la esposa han de complementarse mutuamente. Aunque ninguno debe ser conciencia para el otro, ambos pueden ser una fuente de fortaleza mutua.

5. Trátense el uno al otro con respeto mutuo. El esposo y la esposa deben comprender que son socios iguales en una relación ordenada por Dios. Ambos tienen responsabilidades para conservar esta relación de amor y cuidado mutuos.

El misterio del amor

Volvamos a nuestra pregunta. ¿Qué significa "serán una sola carne"?

Cuando Mary y yo comenzamos nuestra vida de casados, tuvimos que afrontar muchos conflictos que surgieron de nuestras diferencias culturales y de la manera en que hacíamos las cosas. Los primeros años fueron difíciles. Después de tratar de "convencer" e imponer nuestro punto de vista al otro, finalmente pudimos tomar el camino del acuerdo. Comenzamos con cosas pequeñas, como nuestras comidas. Personalmente no me gusta el aceite de ninguna clase. Mi esposa, por otro lado, goza poniendo aceite a todo. Al comienzo fue una lucha, tratando de hacer desaparecer el aceite de la comida y de la despensa. Pero, un día, ella descubrió que era posible cocinar sin aceite, añadiéndolo después. Durante 14 años hemos estado cocinando sin aceite en casa, pero los que están interesados en comer con aceite, sencillamente lo añaden en su plato más tarde. Problema resuelto.

Para mí, descansar significa recostarme en un sofá para leer un buen libro o escuchar algo de música. Para mi esposa, descansar significa salir a caminar. Al comienzo traté de convencerla de la ventaja de quedar en casa para leer un poco. Ella, por otro lado, quería que yo entendiera la importancia de salir al aire libre. Finalmente, optamos por decidir por turno qué actividad haríamos, aunque al otro no le gustara demasiado la elección. Estamos contentos con este arreglo. A través de los años, yo aprendí a apreciar un día al aire libre, y mi esposa pasa más tiempo leyendo. Lo que aparece como un problema puede resolverse con respeto y consideración mutuos.

La unidad, por lo tanto, no significa eclipsar la personalidad del otro. Significa renunciar al deseo de dominio sobre el otro, y en cambio, llegar a un alto nivel de amor y de respeto mutuo, y crear la unidad que es el fundamento del éxito en el matrimonio. El ingrediente básico de esta unidad debería ser, por supuesto, el amor.

El amor es la solución

El amor no es egoísta, no busca lo suyo. Nacido del libre albedrío, el amor busca dar y no recibir. Sólo los que no aman demandan sumisión y anulación.

Ninguno se une con otro en matrimonio para perder su propia individualidad. Por el contrario, nos unimos con una persona que aprecia nuestra singularidad y dignidad. La relación de una pareja es una dedicación recíproca de cooperación mutua. Ambos son felices al ver que el otro alcanza su máximo potencial.

Cada persona es única. El dicho de que "Dios quebró el molde después de haberte hecho a tí" no sólo es cierto, sino debería ser repetido más a menudo. Nunca hubo ni nunca habrá otra persona exactamente como tú o como yo. Por lo tanto, en el matrimonio, al establecer una relación de amor, lo estamos haciendo con una persona muy singular. El amor y el respeto por esa singularidad conserva la unidad de la relación.

Un proverbio chino dice: "No camines delante de mí, no puedo seguirte. No camines detrás de mí, no te puedo guiar. Camina a mi lado y seré tu amigo". Allí reside el secreto de un amor perdurable y unido. Dos seres diferentes, caminando lado a lado, tomados de la mano, con los corazones unidos, afirmando que ellos son uno en la misteriosa relación del matrimonio.

Miguel Ángel Núñez era director de educación y de ministerio juvenil de la Unión Chilena cuando escribió esto. Las ideas de este artículo han sido desarrolladas más ampliamente en uno de sus libros, Amar es todo. Su dirección es: Universidad Adventista del Plata; 25 de Mayo 99; 3103 Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina. Email: miguelanp@hotmail.com

Notas y referencias

1. Ellen G. White, El hogar cristiano (Mountain View, Calif: Pacific Press Publ. Assn., 1979), p. 206.

2. Id., p. 101.

3. White, Joyas de los Testimonies (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1970)t. 3, p.95.

4. White, El hogar cristiano, p. 27.

5. Alfredo Altamira: "En el matrimonio 1+1 no es 1 ni 2", Vida Feliz 29 (Julio 1992) 7:8.

6. Id., p. 9.

jueves, 14 de julio de 2011

¿Dónde se libró la gran batalla de Apocalipsis 12:7 al 12?


Por

Dr. Ángel Manuel Rodríguez

Describe Apocalipsis 12:7 al 12 una batalla que tuvo lugar en el cielo o que se realizó en la cruz, cuando Jesús derrotó, por medio de su muerte, a Satanás y sus ángeles?

Mi lectura de los textos me conduce a concluir que es posible una tercera alternativa a su pregunta. Comencemos con algunas observaciones generales. Una lectura de Apocalipsis 12:1 al 6 y 12:13 al 17 fácilmente podría sugerir que los versículos 7 al 12 constituyen un paréntesis. El versículo 13 retoma la narración dejada en el versículo 6. Más aún, la oración de transición: "Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra", en el versículo 13, indica que los versículos 7 al 12 fueron sutilmente integrados en el flujo de ideas del capítulo. Hay un desarrollo de los versículos 4 y 5, donde el dragón es descrito como tratando de destruir al Mesías tan pronto como naciera. La idea del conflicto está planteada allí.


Algunos aspectos de la información encontrada en estos textos parecen sugerir que la batalla descrita tuvo lugar durante los episodios de la muerte y la resurrección de Cristo. Esto es lo que sugiere la cronología de los hechos planteados en este capítulo. El dragón es descrito como esperando el nacimiento del Mesías con el propósito de "devorar a su hijo" (vers. 4). Pero el niño es quitado de la esfera de acción del dragón y entronizado como Rey junto a Dios. Luego, la iglesia es descrita como necesitada de la protección divina durante un período de 1.260 días/años.


En una especie de escena retrospectiva, se da al lector una descripción más detallada del conflicto entre el dragón y Cristo. Esto es seguido por su furioso ataque contra la mujer (vers. 13). Esta secuencia muestra que la batalla tuvo lugar después que la mujer dio a luz y antes de que el dragón persiga a la mujer. Además, deberíamos también decir que como resultado de la derrota de Satanás "ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo" (vers. 10, comparar con Mat. 28:18). El mejor momento histórico para que estos hechos ocurrieran fue en la cruz. La idea de que en el madero Cristo derrotó el poder del mal es común en el Nuevo Testamento (p. ej.: Col. 2:15; Heb. 2:14), y Cristo mismo afirmó que como resultado de su muerte Satanás sería arrojado fuera del cielo (Luc. 10:18; Juan 12:31).

No obstante, si examinamos el lenguaje y las imágenes usadas por Juan, resulta claro que él está utilizando la descripción del primitivo conflicto entre el preencarnado Cristo y Satanás como referencia de la guerra que tuvo lugar en la cruz. Los eruditos generalmente reconocen que Juan recurre a imágenes de la literatura judía que describen cierto conflicto que tuvo lugar en el cielo como resultado del intento de Satanás de colocar su solio en el lugar donde está el trono de Dios. El conflicto resultó en la derrota de Satanás y en una limitación de su acceso al cielo. Esta creencia judía tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, y es el Antiguo Testamento mismo el que provee el trasfondo de los textos que estamos comentando.


En Isaías 14:12 un ser celestial es arrojado a la Tierra después de fracasar en el intento de hacerse a sí mismo como Dios. Juan usa la misma expresión en griego que se encuentra en el texto de la traducción griega del Antiguo Testamento. Esto sugiere que él pudo haber tenido este pasaje en mente. Las Escrituras indican que aun después que Satanás fue arrojado del cielo todavía tuvo limitado acceso, oportunidad que aprovechó para acusar a los siervos de Dios (Job 1:6; Zac. 3:1). Apocalipsis 12:7 al 12 nos informa que aquel acceso, aunque limitado, llegó a su fin cuando Cristo dio su vida en la cruz.


Deberíamos notar también que el pasaje hace una conexión entre el dragón y el jardín del Edén, al identificarlo con "la serpiente antigua" (vers. 9). Después de la guerra originaria en el cielo y la caída de Satanás, él atacó a la mujer (Eva) en el jardín. Ahora, después de ser derrotado por Cristo, Satanás ataca a la mujer (la iglesia). El paralelismo es fascinante.


Juan está usando el lenguaje y las imágenes de la primigenia guerra en el cielo entre Cristo y Lucifer al describir la batalla entre ambos en la cruz. Su propósito es demostrar que Cristo ha derrotado siempre a las fuerzas del mal, que nosotros también podemos vencerlas por medio de la sangre del Cordero y que el dragón tiene ahora un tiempo limitado de actividad antes de que sea finalmente destruido. Aunque la referencia primaria de este pasaje es el conflicto en la cruz, al describirlo en los términos de la guerra originaria en el cielo Juan provee una información significativa acerca del origen de la gran controversia.

Fuente:http://www.adventistbiblicalresearch.org/preguntasbiblicas/batallaapocalipsis.htm


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