miércoles, 14 de noviembre de 2012

LA "ORACIÓN DE GUERRA ESPIRITUAL" Y SU INFLUENCIA EN LA IGLESIA



La oración de “guerra espiritual” es una manera de entender y abordar, entre los  evangélicos, el conflicto con los seres espirituales malignos. La propuesta básicamente es actuar con agresividad ante el enemigo, no ser pasivo ante las “asechanzas del diablo”. La manera de ser agresivo es involucrarse en un estudio exhaustivo del enemigo, identificarlo con exactitud y desarrollar una estrategia para derrotarlo. Los propulsores de esta propuesta sustentan sus concepciones, más que pasajes bíblicos, en experiencias vividas. El presente estudio pretende mostrar la cosmovisión, la teología, y la influencia de este movimiento en la Iglesia Adventista.

Cosmovisión de la oración de guerra espiritual
Peter Wagner, uno de los más acuciosos exponentes de este énfasis[1], sostiene que el mundo de las tinieblas actúa en el marco de una organización jerárquica[2]. Existen tres categorías de demonios: los que operan “a ras del suelo”, los que operan en el ámbito del “ocultismo” y los que gobiernan territorios, localidades, culturas.  A estos demonios selectos se les asignan sectores topográficos como valles, ríos, montañas, barrios, ciudades, naciones[3]; se los llama “espíritus territoriales”, son los más poderosos y ejercen ese poder sobre jurisdicciones de tal manera que no permiten que la gente de su territorio responda al mensaje de Jesucristo.
Este accionar del mundo espiritual requiere de parte del pueblo de Dios una estrategia. Y la propuesta es “la oración de guerra a nivel estratégico”. Lo que caracteriza a este estilo de oración es la agresividad. Consideran que el cristiano tiene el derecho y la autoridad para tomar la iniciativa y ser agresivo contra los demonios selectos. Ser pasivo en esta cosmovisión de guerra es peligroso; por lo tanto es imprescindible optar una actitud de  ataque contra los espíritus territoriales. La metodología a seguir es, en primer lugar, identificar el territorio y nombrar al demonio que ejerce dominio sobre dicho territorio. De ser posible, es aconsejable descubrir el nombre propio del demonio. Si esto no se logra, se intenta identificar al demonio con un nombre funcional como “espíritu de duda”, “espíritu de engaño” etc. En segundo lugar, preparar espiritualmente a los ministros y dirigentes mediante la confesión, el arrepentimiento y la remisión de pecados de su jurisdicción, pues ellos son las “puertas de entrada de una ciudad, nación o territorio”. En tercer lugar, organizar equipos de intercesores especialmente dotados y llamados para la guerra espiritual. La característica de los intercesores es orar de dos a cinco horas diarias. Mucho de su tiempo lo pasan escuchando a Dios y profetizando victoria contra los demonios ya identificados. En breve, la oración de guerra a nivel estratégico allana el camino para que la evangelización de determinada localidad se pueda llevar a cabo con éxito.
Teología de la oración de guerra a nivel estratégico
Ante esta percepción del mundo de las tinieblas se levanta una pregunta ¿existe sustento bíblico para apoyar el concepto y práctica de la oración de guerra a nivel estratégico? Peter Wagner, admite que no hay en todo el Nuevo Testamento ni una prueba fehaciente, ni un incidente claramente indicador de que se lleva a cabo una “guerra espiritual estratégica”. Wagner admite que cada uno de los ejemplos que él ofrece puede interpretarse de otra manera. Por eso él dice ofrecer cierta evidencia, pero ninguna prueba[4].
Un pasaje que merece especial atención es el de Daniel 10:13-14,20-21:
El príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí que Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme; y quedé allí con los reyes de Persia. He venido, pues, para hacerte entender lo que ha de acontecer a tu pueblo en los últimos días; porque la visión es aún para días. Y dijo: -¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para combatir con el príncipe de Persia. Y cuando yo haya concluido, he aquí que viene el príncipe de Grecia. Pero te voy a declarar lo que está registrado en el libro de la verdad. Ninguno hay que me apoye contra éstos, sino sólo Miguel, vuestro príncipe” (RVA).
De este texto ellos infieren que el “príncipe de Persia” y “el príncipe de Grecia” son “espíritus territoriales” que tienen dominio sobre un territorio específico y que la oración de Daniel, de tres semanas, era una actitud de guerra estratégica.
Algunos otros textos que usan para respaldar su tesis son:
Juec. 9:22-25. Habla de “un espíritu de discordia” entre Abimelec y los habitantes de Siquem.
1Sam. 16:14. Un espíritu malo estaba sobre Saúl.
1Rey 22:21-23. Un espíritu de mentira estaba sobre Acab.
Is 24:21-22. El Señor castigará al ejército de lo alto en lo alto.
Daniel 10:13-14,20-21. Los príncipes de Persia y de Grecia se oponen al ángel que vino a ayudar a Daniel.
Ez 28:12-19. El Rey de Tiro, encarna a un espíritu.
Hech. 19. Diana, diosa de los efesios.
Una revisión de la literatura de este movimiento evidencia que muchos de los pasajes que utilizan para buscar respaldo bíblico a “la oración de guerra a nivel estratégico” son sacados fuera de su contexto histórico, exegético y teológico. Por ejemplo el pasaje de Daniel 10:13-14,20-21, ya citado, ha sido tomada fuera de su contexto. Lo que el texto afirma de manera inequívoca es que sí existen seres espirituales que son enemigos de Dios, y que en el ámbito de lo invisible se libra un conflicto cósmico que afecta la realidad visible de la creación. Sin embargo, el texto no tiene interés alguno en proponer una clasificación jerárquica de seres espirituales ni establecer límites geográficos específicos para estos seres que se oponen a la voluntad de Dios. Daniel no intenta identificar ni nombrar a los demonios selectos, tampoco los menciona en su oración. Es evidente en este texto que la preocupación del profeta es el bienestar de Israel y la intervención de Dios en la realidad de Israel. Alomía[5], comentando estos pasajes admite que existe un conflicto cósmico real entre las huestes del bien y del mal señalando el liderazgo victorioso del Mesías. Daniel es partícipe en el conflicto pues había asuntos cruciales que debían cumplirse a favor del pueblo del pacto. El decreto liberador de Ciro cumplido en un inicio estaba siendo contrarrestado en Judea y los informes negativos de los gobernadores encarados de esa región se esforzaban por anular las facilidades con que fueron favorecidos los repatriados. La gravedad de la situación es puesta en su dimensión real revelando que los sucesos del pueblo de Dios estaban marchando en medio de un gran conflicto o savah gadol. El conflicto sin embargo no era simplemente humano pues Gabriel habla de una lucha de alcances cósmicos que involucra al mismo Mesías quien viene en auxilio de Gabriel para que las cosas pudieran prosperar a favor del pueblo de Dios.
Implicancias del movimiento de oración de guerra en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
La cosmovisión que la Iglesia Adventista tiene del conflicto cósmico está sostenida por una consistente hermenéutica bíblica. Por un lado, el texto bíblico es claro que Dios es el soberano absoluto y no hay nada ni nadie que pueda comprometer esa soberanía. Asimismo, nos plantea que Satanás, como enemigo de Dios y de la creación, ha sido categóricamente derrotado, que la batalla cósmica ha sido ganada por el Dios creador (Col 2:15, Ap 12:7-8). Sin embargo, el enemigo derrotado, se nos presenta como alguien que continúa destruyendo y causando desastres en todos los ámbitos de la vida. Satanás se nos presenta como el león rugiente listo para devorar (1 Pe 5:8) y como quien engaña con herejías y produce ceguera espiritual (1 Jn 4: 1-4). Es el dueño de reinos (Lu 4:5-6); controla el mundo (1 Jn 5:19) está detrás de los reinos de este mundo (Rm 15:15), es el dios de este siglo (1 Co 4:4), es el que gobierna las tinieblas y ejerce el poder en los que viven en desobediencia (Ef 2:2), entre otros rasgos.
Esta paradoja es característica en la Biblia. Por un lado es claro que el enemigo ha sido derrotado y no tiene posibilidad de imponer su reino eternamente. Por otro, el derrotado sigue ejerciendo poder sobre la creación (hasta su final destrucción luego del milenio). Estas dos realidades mantienen el conflicto cósmico. La actitud del creyente, en este conflicto, es darle mayor relevancia a lo que Cristo logró en la Cruz en términos de redención. Asimilar para sí la victoria y los méritos logrados por Cristo en el calvario. La guerra se debe librar en el marco de la oración que nos enseñó Jesús: “Hágase tu voluntad y no la nuestra”. Al orar “hágase tu voluntad” uno clama que se haga presente en forma real y concreta el reino de Dios. A través de la oración de fe, el dominio de Satanás es invadido por el dominio de Dios. Sin embargo, cuando el creyente orienta su accionar a “una guerra espiritual estratégica” magnificando el poder de Satanás, está retornando a una cosmovisión animista peligrosa. El modelo de “guerra espiritual estratégica” ha inaugurado, pues, un cristianismo animista que tan sólo representa otro extremo de la fe. Esta perspectiva hace que los creyentes teman cruzar por zonas de la ciudad supuestamente tomadas por espíritus malignos; adquirir reliquias antiguas, cultivar ciertas plantas tradicionales, etc. Vuelven a vivir en esclavitud de los denominados “espíritus territoriales”.
A pesar de una concepción bíblica de la IASD, hay un influencia tangencial del movimiento “guerra espiritual estratégico” en algunos programas que la Iglesia Adventista está impulsando en estos últimos años, a nivel latinoamericano. Aunque no ha sido absorbida la filosofía ni la cosmovisión de esta propuesta sí se ha recogido algunos elementos de la nomenclatura propia del accionar de este movimiento. Entre ellos podemos mencionar: “La ventana 10/40”,  “Intercesores”,  “Las caminatas de oración”, “cuarenta madrugadas de oración”. Una contrastación de estos programas utilizados por el movimiento de guerra espiritual y la Iglesia adventista permite advertir sus semejanzas y diferencias.
La ventana 10/40
El concepto de “la ventana 10/40”, en el movimiento de guerra espiritual, es parte de una estrategia denominada “cartografía espiritual” consistente en identificar en el mundo los territorios donde Satanás tiene mayor dominio. David Barrett, editó la Word Christian Enciclopedia  y posee la base de datos estadísticos más amplia del cristianismo mundial. Allí identifica un área que abarcaba desde el Norte de África, pasando por el Oriente Medio y algunos sectores de Asia, hasta Japón. Sus cálculos asistidos por el ordenador, mostraban que por lo menos el 95% de la población sin alcanzar y el número mayor de no cristianos residen en esta área. Luis Bush, por su parte, observó que esta zona estaba situada entre las latitudes 10° y 40° norte, y trazó un rectángulo en el mapa que llamó “Ventana 10/40”. Ellos creen que esta zona es un área donde el enemigo tiene mayor dominio, prueba de ello es la presencia de los centros del budismo, confucionismo, hinduismo, Islam, sintoísmo y taoísmo. Y que los epicentros de esta ventana lo constituyen los países de Irán e Irak, donde Satanás posee sus más grandes fortalezas. Esta información les ayuda orientar su esfuerzo intercesor a fin de preparar dicho territorio para una acción evangelística agresiva.
Al parecer los Adventistas del Séptimo Día recogen el concepto de “La ventana 10/40” limitándolo al contexto geográfico y estadístico pero no toma la carga animista que conlleva este concepto. Además identifican esta zona como prioritaria para desplegar sus esfuerzos evangelísticos, utilizando una variedad de estrategias, generalmente, tradicionales. Y en una aplicación para la iglesia local, consideran la ventana 10/40 a zonas, barrios o pueblos no evangelizados, donde se deben direccionar los esfuerzos misioneros.
La oración intercesora
El concepto de intercesores, como un don espiritual, surge en los años setenta pero se afianza la década del ochenta y se consolida en la década de los noventa. Charles Spurgeon fue pionero en implementar en su iglesia un sótano lleno de intercesores debajo de la plataforma como su “sala motor”[6]. “El don de intercesión -en este contexto- es la capacidad especial que Dios concede a ciertos miembros del cuerpo de Cristo para que oren durante largos períodos de tiempo en forma regular y vean contestaciones frecuentes y específicas a sus oraciones en un grado mucho mayor que el que se espera del cristiano medio”[7]. El concepto de cartografía espiritual alimenta la actividad de los intercesores, éstos desarrollan el don espiritual de discernimiento de espíritus que le permiten identificar espíritus malignos y atarlos espiritualmente.
La Iglesia Adventista, concibe la oración de intercesión, como parte de un ministerio promovido por el Departamento de los Ministerios de la Mujer. En este contexto la oración intercesora “Es un tipo especial de oración. Es cuando oramos por los otros. A través de ella pedimos cosas específicas a Dios, basados en sus promesas[8]. Esto puede realizarse en momentos específicos, como después o antes de los servicios sabáticos, en los grupos pequeños o em lugares y momentos predeterminados por conceso. Los motivos de oración son necesidades de la feligresía, entre las que se destacan la oración por la conservación de los recién convertidos, por las familias, por enfermedades, por el cumplimiento de la misión, etc.
Las caminatas de oración
Las caminatas de oración fueron ideadas, entre otros, por John Huffman para el programa Misión Latinoamericana “Cristo para la Ciudad”.[9] Entre otras acciones, los intercesores, organizados en equipos, oran caminando por el vecindario, por lo menos, en un período de dos semanas, luego de cual evalúan sus impresiones espirituales sobre el lugar, esto les provee los temas de oración para direccionar su intercesión.
En el contexto adventista, las caminatas de oración, han sido incluidas en el programa de oración intercesora de los Ministerios de la Mujer. La caminata de oración consiste en “Orar mientras se camina. La caminata de oración es simplemente orar con entendimiento[10]. Esto se puede realizar los viernes de noche, los sábados de tarde o los fines de semana.
Conclusión
            Luego de un análisis mesurado del tema podemos concluir con las siguientes reflexiones:
a.      El movimiento “Oración de guerra espiritual a nivel estratégico” liga la misiología a la demonología. Para cumplir la misión se requiere hacer una expulsión de demonios de los territorios elegidos. Esta conducta explicaría, en parte, las manifestaciones sobrenaturales en sus servicios. Y se me ha mostrado también que no debemos entrar en controversias con las teorías espiritistas, porque tal controversia tan sólo confundirá las mentes. Estas cosas no debieran ser introducidas en nuestras reuniones. No debiéramos esforzarnos por refutarlas. Si nuestros ministros y maestros se dedican al estudio de esas teorías erróneas, algunos se apartarán de la fe al prestar oídos a espíritus seductores y a doctrinas de los demonios. No es la obra del ministro evangélico proclamar las teorías de Satanás (Ev 453).
b.      La Palabra de Dios evidencia el desarrollo de un conflicto cósmico entre las fuerzas del bien y del mal donde el hombre se ve involucrado: Las huestes de Satanás son numerosas, y por eso el pueblo de Dios debe extenderse por todo el mundo para plantar el estandarte de a verdad en los lugares oscuros del planeta, y para realizar sus esfuerzos más fervorosos a fin de destruir el reino de Satanás (Carta 91, 1900). (Ev.17:5).
c.       La atención del cristiano en este conflicto, en lugar de direccionarlo hacia el enemigo derrotado, debe ser orientada hacia Cristo el vencedor El mejor ataque al enemigo es una dependencia de Dios La oración sincera mueve el brazo del Omnipotente: La oración mueve el brazo de la Omnipotencia. por la oración, los hombres "sojuzgaron reinos, obraron justicia, obtuvieron promesas, cerraron las bocas de los leones, apagaron la violencia del fuego" -y llegamos a saber lo que esto significa cuando oímos acerca de los mártires que murieron por su fe-, "pusieron en fuga a ejércitos de gente extranjera" (Heb. 11: 33, 34). (Palabras de vida del gran maestro, pp. 135, 136).
d.      Ser creativos al diseñar estrategias de trabajo para el cumplimiento de la misión. Aunque la creatividad incluye la adaptación es mucho mejor ser originales.

BIBLIOGRAFÍA

Alomía Merling: Daniel, el profeta mesiánico vol. 2. Lima: Ediciones Theológica, 2007.

Campos Bernardo. La guerra espiritual, un desafío a la misiología actual.Lima: Vida Nueva, 2006.

Departamento de los Ministerios de la Mujer de la División Sudamericana, Sugerencias de Actividades de oración para los viernes de noche. Sábados de  tarde, o fines de semana. (Presentación de Microsoft Oficce Power Point, 2003).

Departamento de los Ministerios de la Mujer de la División Sudamericana, Cómo el Ministerio de la Mujer puede trabajar en la iglesia local (Presentación de Microsoft Oficce Power Point, 2003).
Orme John H. “Arrepentimiento identificacional y guerra espiritual estratégica: Un estudio hermenéutico”, Kairós. 26 (Enero-Junio 2000).
Voth Esteban. “La guerra espiritual: ¿Realidad o ciencia-ficción” Kairós, 30 (enero-junio 2002).

Wagner C. Peter. Oración de guerra. Nashville: Editorial Caribe, 1993.
Wagner C. Peter. Siete principios poderosos que no aprendí en el seminario. Miamai, Florida: Editorial Vida, 2003.

Yonggi Cho. Mi compañero el Espíritu Santo. Deerfield, Florida: Editorial Vida, 1970.


[1] C. Peter Wagner, Oración de guerra (Nashville: Editorial Caribe, 1993), 12.

[2] Bernardo Campos. La guerra espiritual, un desafío a la misiología actual. Sostiene que Ef 6:12 refiere un tipo de jerarquización: Principados (gr.archai), Potestades (exousia), gobernadores (dunamis) y huestes espirituales (kosmokratoras).  Los archai son príncipes satánicos de alto rango que están sobre naciones y regiones de la tierra. La palabra exousía tiene una connotación tanto de gobierno natural como de gobierno sobrenatural. Según entendía el apóstol, había fuerzas sobrenaturales que "estaban detrás" de las estructuras humanas.

[3] Esteban Voth. “La guerra espiritual: ¿Realidad o ciencia-ficción” Kairós, 30 (enero-junio 2002) 18, 19.
[4] Esteban Voth. “La guerra espiritual: ¿Realidad o ciencia-ficción” Kairós.  20, 21.
[5] Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico vol. 2 (Lima: Ediciones Theológica, 2007), 381-398.
[6] C. Peter Wagner, Siete principios poderosos que no aprendí en el seminario (Miamai, Florida: Editorial Vida, 2003), 80.

[7] C. Peter Wagner, Oración de guerra (Nashville: Editorial Caribe, 1993), 212, 213.

[8] Departamento de los Ministerios de la Mujer de la División Sudamericana, Cómo el Ministerio de la Mujer puede trabajar en la iglesia local (Presentación de Microsoft Oficce Power Point, 2003).

[9] C. Peter Wagner, Oración de guerra (Nashville: Editorial Caribe, 1993) 202.

[10] Departamento de los Ministerios de la Mujer de la División Sudamericana, Sugerencias de Actividades de oración para los viernes de noche. Sábados de  tarde, o fines de semana. (Presentación de
Microsoft Oficce Power Point, 2003).

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