lunes, 9 de septiembre de 2013

La ciudad de Abrahán

“A cualquier mujer le gustaría casarse con un arqueólogo, porque cuanto más vieja se hace, él más la apreciará”. Esas son las conocidas palabras de la célebre escritora británica Agatha Christie. Curiosamente, ella puede experimentar el amor de un arqueólogo en su vida. Después de un matrimonio conflictivo, la mencionada autora se casó con uno de los auxiliares de Sir Leonard Wooley, el responsable de las excavaciones arqueológicas en la ciudad de Ur de los Caldeos, el hogar del importante patriarca Abrahán. Incluso hasta participó de algunas excavaciones en el lugar junto a su marido, Max Mallowan.
Agatha Christie en las ruinas de Chagar Bazar, al norte de Siria, en 1935. Fuente: http://www.britishmuseum.org
Existe un cierto debate sobre la exacta localización de Ur, pero hasta el momento, todas las informaciones llevan a la conclusión de que Tell-el- Muqayyar, el sitio excavado por Wooley y su equipo entre 1922 y 1933, no demasiado lejos de la actual Bagdad, es la antigua Ur. Esa ciudad era un gran centro cultural, político, económico y religioso alrededor del año 2200 a.C, como demuestran las innumerables tablas cuneiformes que se encontraron en las ruinas de el-Muqayyar. Su grandeza fue alcanzada por el rey Ur-Nammu, y solidificada por su hijo y sucesor Shulgi, justamente en la época en la que Abrahán vivió, de acuerdo con las informaciones cronológicas del libro de Génesis.
piramides
Zigurat de Ur de los Caldeos dedicado a la diosa Nannar. Fonte: ancient.eu.com

Sin dudas, la construcción que mejor representa a Ur es el zigurat, una torre-templo dedicada a la diosa Nannar. Son aproximadamente 25 metros de altura, y por ser una región muy plana, todos podían ver la construcción desde varios metros de distancia. Algunos sugieren que Ur debe haber tenido de 25 a 30 mil habitantes. Para ellos, el sentimiento de protección de Nannar estaba garantizado solo con mirar al horizonte, en dirección a Ur.
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Excavación conducida por Wooley en Ur. Fuente: asorblog.org
Fue en ese medio en el que Abrahán vivió por varios años. El texto bíblico lo describe como alguien rico. Además de muchos animales, el patriarca bíblico tenía muchos siervos (según Génesis 12:5). De esta manera, Ur era ideal para la vida social y económica de Abrahán y su esposa Sara. Sin embargo, la orden divina que encontramos en Génesis 12:1 era explícita: “Vete de tu tierra”. En el idioma en el que originalmente se escribió ese texto, el hebreo, la orden se hace más dramática. La expresión lech-lechá puede traducirse como “vete” o “vete solo”.
De manera extraña, un Dios que no era Nannar, la patrona de Ur, le estaba pidiendo a Abrahán que abandonara la próspera ciudad y partiera a otra desconocida (“salió sin saber a dónde iba”, según Hebreos 11:8). ¿Cuál es fue motivo para semejante pedido? Podemos pensar en por lo menos tres: el primero, que tenía que ver con el conocimiento de Dios. Hasta aquel momento, ese conocimiento había sido transmitido por hombres como Set, Enós, Enoc, Noé y su hijo Sem. Ese mismo conocimiento debería ser transmitido a otras generaciones y Abrahán fue el elegido para llevar ese mensaje a todos los pueblos de la Tierra (Génesis 12:3).
El segundo motivo involucra la idolatría de Ur. Nannar era la principal diosa de la ciudad, pero no era la única. Los pueblos del Antiguo Medio Oriente eran conocidos por su idolatría. A causa de eso, la espiritualidad del patriarca podría haberse visto amenazada si él permanecía allí con su familia (según Josué 24:15). Finalmente, el último motivo tenía que ver con las bendiciones prometidas en Génesis 12: 2-3. En estos dos versículos, el sustantivo hebreo berak (bendición) aparece cinco veces.
No sólo Abrahán estaba recibiendo bendiciones, sino que todas las naciones de la Tierra serían benditas a través de él y sus descendientes. En otras palabras, la familia de Abrahán sería un conductor de bendiciones para toda la humanidad. Dicha responsabilidad involucraba dejar Ur. Solo así podrían cumplirse las promesas.

A pesar de estar hablando de una ciudad que estuvo en todo su apogeo hace más de cuatro mil años y de uno de sus habitantes, creo que existe una lección para nosotros que vivimos en el siglo XXI. Yo no me sorprendería si encontrara una “Ur de los Caldeos” en mi vida. Al examinar mi corazón, es probable que encuentre algo oscurezca el conocimiento de Dios en mi vida y que entorpezca mi relación con él, y que sin dudas impida que se derramen las bendiciones de Dios en mi vida. Por lo tanto, es necesario someterse diariamente a aquel que todo lo conoce, y permitir que nos revele el camino que debemos seguir.

FE RACIONALLUIZ GUSTAVO ASSIS

Arqueología bíblica y filosofía.
Luiz Gustavo Assis

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